La nave de los locos / OPINIÓN

¿Dónde estabais en los malos tiempos?

Vuelven los viejos rockeros de la izquierda cultural, ahora en agitación permanente contra Ayuso. Cualquier excusa es buena para erosionar a la derechina. Son cobardes y callan sobre las trapacerías del Gobierno.

21/11/2022 - 

La bendita casualidad quiso que el día de la manifestación contra la gestión sanitaria de doña Ayuso escuchase, después de muchos años y sin pretenderlo, la canción ¿Dónde estabais? de La Unión. A veces las casualidades existen y nos descubren lo que buscábamos a tientas.

Escuché la canción en la radio después de ver que las televisiones del Régimen abrían sus informativos destacando la afluencia “masiva” a la manifestación contra la presidenta madrileña. La cadena rosa habló de 200.000 manifestantes. En parecidos términos se expresó la prensa afín al Gobierno aterrador, con el antaño diario independiente de la mañana a la cabeza.

En ese momento, mi cabecita loca, por esos caprichos de la memoria —ese pozo de dolor, escribió Cela— me trajo recuerdos que creía olvidados. Me condujo a otras manifestaciones orquestadas por la izquierda política y sindical para erosionar a gobiernos conservadores. ¿Os acordáis del No a la guerra, de ¿Quién ha sido?, de Pásalo, del entrañable Nunca máis? Los dirigentes progresistas, en aquel inicio de siglo, chapoteaban, igual que ahora, entre mensajes de agitación y propaganda, que es lo que mejor saben haber: construir el Relato para ocultar la realidad.

La doble moral del progresismo

A la cabeza de aquellas marchas, plenas de alegría y salud democráticas, estaban los artistas e intelectuales de la izquierda patria. ¡Como los echábamos de menos! Han vuelto los de la ceja; han vuelto más viejos, más gordos, más envilecidos y sobre todo más ricos. Volvió el clown multipropietario del Gran Wyoming; volvió el declinante Pedro Almodóvar, que amenaza con otro de sus truños; volvió Luis Tosar, el actor que se repite a sí mismo pero sin la gracia de un Antonio Resines y que, cuando su mujer va a parir, la lleva a la clínica Ruber Internacional. Han regresado la doble moral del progresismo, la hipocresía envuelta en el papel Albal de las palabras hueras, la incoherencia entre el discurso y la conducta. Han pasado veinte años y seguimos en las mismas.

No seré yo quien rompa una lanza en favor de doña Ayuso porque sus apelaciones cansinas a la libertad y a un liberalismo de papel cuché me aburren, cuando no me espantan. Yo soy de todo menos liberal. Pero el colapso de la sanidad pública en Madrid, de haberlo, que lo habrá en según qué hospitales y centros de salud, es el mismo o quizá sea peor en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Baleares, gobernadas por los peones de Dorian Gray.

¿Por qué Duato y Huerta no se manifiestan para denunciar las listas de espera en los hospitales valencianos?

¿Por qué Nacho Duato y Máximo Huerta no se manifiestan para denunciar las listas de espera en los hospitales valencianos? Si estuviera el morenazo de Carlos Mazón al frente de la nave, otro gallo picudo nos cantaría. Seguro que la muchachada izquierdista habría tomado ya las calles. No pasarán, no pasarán, etc., etc.

Soy un escéptico gracias al paso del tiempo. No creo en la derecha finolis que tiene a doña Ayuso como verso suelto y calculado, pero mucho menos en esta izquierda cínica y sobrecogedora (lo de sobrecogedora va por los dos sindicatos verticales del Régimen y por muchos artistas tan pendientes de la pela, pela).

La dictadura de la primavera de 2020

Quienes se manifiestan contra la presidenta madrileña callaron cuando en España se implantó de facto una dictadura en la primavera de 2020, cuando nuestros derechos y libertades fueron pisoteados, cuando mucha gente enloqueció o se suicidó en sus casas durante aquel encierro ilegal. ¿Quién protestó contra aquel secuestro de todo un país? ¿Quién censuró que el Gobierno mandase espiar nuestros teléfonos y ordenase detener a más de 10.000 personas e impusiese un millón de multas de manera ilegal?

¿Qué almodóvares y tosares han levantado la voz para denunciar el empobrecimiento de la población, el cierre masivo de pequeñas empresas a raíz de la pandemia, el abandono de ancianos que mueren en sus casas, la explotación que ha consolidado la reforma laboral de Yolanda Gucci y la excarcelación de violadores gracias a una ley bastarda?

Y sigo preguntando: ¿por qué la izquierda cultural, representada por los garcías montero y los millás, enmudeció cuando se conocieron las muertes de más de veinte inmigrantes a manos de la policía marroquí, calificadas como un trabajo “bien resuelto” por el execrable líder socialista? ¡Ay, si estas muertes se hubiesen producido en el mandato del adusto Aznar! ¡Ardería el colchón presidencial  de la Moncloa!

A la izquierda, que controla los medios y la industria cultural, se le perdona todo; a la derecha no se le tolera el más mínimo desliz. En el año que queda para las elecciones generales veremos más manifestaciones allí donde gobiernan los pupilos del discreto Alberto. Que se prepare porque vienen curvas.

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