VALÈNCIA. Este jueves se hicieron públicas las renuncias de Sonia Sancho y José Pascual Hernández como directora general de Personal docente y Subdirector de Personal Docente, respectivamente, dentro de la Conselleria de Educación que dirige el popular José Antonio Rovira.
Unos abandonos que el responsable autonómico atribuía a los "sinsabores" que han experimentado en el último año por "la herencia" que "dejó el Botánico", lo que provocó, según sus propias palabras, un inicio de curso "caótico".
No obstante, estas bajas en la conselleria coinciden prácticamente de forma paralela con un refuerzo en este departamento del personal eventual. Esta misma semana, se ha publicado en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) la incorporación de dos nuevos asesores: Elvira María Leach Simo y Alejandro Saldaña Reis. El pasado mes de agosto se designó también para estas funciones de asuntos generales a Elena Cabrera Muñoz, que hasta el mes anterior había sido la jefa de Prensa en la Conselleria de Agricultura, dirigida por Vox hasta la ruptura del pacto de gobierno en julio.
De esta manera, la cartera de Educación, según los datos públicos que ofrece la web GVA Oberta, pasa a convertirse en que más asesores tiene -siete- del Gobierno valenciano, sólo superada por Presidencia de la Generalitat, donde se concentran 18, si bien tres de ellos están asignados tal y como permite la ley al exjefe del Consell, Ximo Puig.
Este incremento de asesores pone de manifiesto una de las quejas que más se repiten, aunque sea en voz baja, en las distintas áreas del Gobierno valenciano: la escasez de personal eventual. Cabe recordar que el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ya prometió reiteradamente en campaña electoral que si gobernaba reduciría "la grasa de la Administración". En esta línea, aseguró que reduciría a 10 el número de consellerias -en el último Botànic eran 12- y recortaría a la mitad el número de asesores.
Dicho y hecho, ambas promesas se cumplieron al comenzar la nueva legislatura. En octubre del año pasado el jefe del Consell anunciaba que el límite de asesores en su Ejecutivo sería de 61 personas, por los 116 que ostentaba el Botànic en la recta final de su mandato. Una decisión que, aunque cumplía el compromiso electoral del presidente, provocaba cierto malestar en diversos departamentos al considerar que era un volumen insuficiente de personal para garantizar una gestión eficiente. Es más, inicialmente el número de nombramientos quedó lejos del máximo total impuesto por Mazón.
No obstante, la cifra de personal eventual ha ido aumentando -aunque con cuentagotas- especialmente en los últimos dos meses para ir reforzando algunos departamentos, además de producirse el aterrizaje de caras nuevas tras la salida de Vox del Consell en julio, lo que obligó al PP a cubrir vacantes. Así, actualmente el número de asesores se eleva a 58, a tres del límite establecido por Mazón, seis si no se cuentan los que se encuentran al servicio del expresidente Puig, si bien entran dentro del gasto en este apartado.
El movimiento en Educación, con un aumento de tres asesores, pone de manifiesto la necesidad de más personal en la misma área en la que dos cargos decían adiós ayer; siendo una de las causas -así lo señalan fuentes de la conselleria- la alta carga de trabajo, especialmente tras el aumento de competencias por haber asumido Cultura tras la salida de Vox del Ejecutivo. La segunda conselleria con más trabajadores en este régimen es la de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda que lidera la también vicepresidenta del Ejecutivo, Susana Camarero, que cuenta con seis asesores. El resto de áreas se mueven entre cuatro y cinco empleados de libre designación, algo que llama la atención en áreas tan amplias y complejas como Sanidad o Hacienda.