VALÈNCIA. “Quiero salir de aquí, pero no puedo”, es probablemente uno de los pensamientos más recurrentes en un momento pico de ansiedad. El “aquí” puede referirse a muchas cosas: al lugar en el que se encuentra la persona, el momento, o a veces incluso a la propia mente. Eixida busca ese escape del momento horror, en el que parece que la vida pende de un solo hilo. En unos siete minutos y medio se cuenta un relato estremecedor: Olivia tiene que salir de casa y no puede, o al menos eso parece, busca la manera de salir a hacer un recado simple sin morir ahogada en el intento. En la calle cientos de peligros aguardan a Olivia, iterpretada por la actriz valenciana Inma Sancho (L’Alquería Blanca, Tarde para la ira, Visitante), y hacen de su salida un infierno mental, que le lleva a una espiral de ansiedad constante a causa de su agorafobia.
Los límites de la ansiedad
Para la ansiedad no hay una edad determinada, en cualquier momento una persona la puede sufrir por situaciones adversas. Hasta los que no se lo esperaban tuvieron que enfrentarse al "monstruo mental" durante el confinamiento. Este fue el caso del director del documental, Llorenç G Estellés, quien en mitad de la pandemia tuvo un pico grave, que le inspiró a crear este guión. Él mismo fue quien contactó con la actriz Inma Sancho, a quien se imaginaba en el papel de Olivia. Cuando Sancho recibió el guión no se sintió del todo identificada, ya que su ansiedad “se expresa de otra manera”, pero sí que supo ver el tema subyacente a todo: “Yo soy un personaje público, y el tema del exterior lo llevo diferente, sin embargo cuando conocí a Llorenç pude ver que la ansiedad que vive un chaval de 30 estaba transformada en una mujer de 60”.
Sobrepasando ese límite el corto revisiona por completo el tema de la salud mental en la tercera edad, cuando muchas veces no se valora que pueda existir un tipo de ansiedad, ya que a día de hoy se relaciona más con los jóvenes: “Al llevar este tema a una persona mayor el corto te hace que contemples el mundo de otra manera, hasta la ciudad que te rodea como sucede en este caso concreto”, comenta Sancho, “la ciudad no siempre recibe a todo el mundo con las puertas abiertas, a veces es como una yincana infinita y no siempre está adaptada para los mayores”. Todo ello se expresa, principalmente, a través del trabajo de sonido. Para Sancho el reto real estuvo en aprender a respirar como una persona en pánico, llegando incluso a doblar varias escenas sobre el metraje original: "Al final la respiración es lo que más te conecta con la verdad, en el caso de Eixida era clave que fuera muy acorde con la imagen y el momento".
Apoyo local
El cortometraje cuenta con un tinte totalmente valenciano, no solo está grabado enteramente en Emili Baró sino que además el equipo es todo local. Desde la dirección de fotografía, a cargo de María Bustos, hasta la edición a manos de Teresa Lluch. Un equipo más de cincuenta valencianos que sacaron a flote el proyecto. La financiación corrió también en mano de los ciudadanos, ya que se hizo a través de una plataforma de crowfunding, en suma a lo aportado por el productor Carlos López: "Es un proyecto en el que merece la pena invertir, estamos muy felices con la acogida que tuvo, tanto en el día del estreno como en el proceso de realización. Merece la pena por la calidad de la historia y por el cariño que se ha puesto en el corto".
Además del equipo humano se encuentra el escenario, todos los comercios que aparecen en el cortometraje no pidieron nada a cambio tras el rodaje: "Agradecemos la implicación que tuvieron todos aquellos que colaboraron con el documental. No hay dinero para las subvenciones y los equipos de trabajo están muy petados, cualquier detalle de este tipo se agradece mucho". Al final tanto por cercanía como por implicación en el proyecto el equipo acaba conformando una "familia", por tópico que suene, en la que cuando todo encaja el proceso de posproducción es tan solo un trámite más, ya que el resto del trabajo ya está hecho.