el interior de las cosas / OPINIÓN

El año de la rata

16/12/2019 - 

El 25 de enero del 2020 comenzará el año de la rata de metal en el calendario chino. Abrirá una nueva era (la rata es el primer signo de todo el ciclo) que durará 60 años. La rata, que rechazamos y nos repugna, está asociada en la cultura asiática a la inteligencia, persistencia, prosperidad y supervivencia. El calendario chino propone en este nuevo ciclo una vuelta a lo humano, a los encuentros. Dicen que el próximo año será tiempo para compartir, dialogar y socializar. Me envías estas palabras, y otras, querida Minerva, y reconozco que empezaré a creer en los pronósticos chinos que tanto gustan en tu país. Nosotras somos ratas por año de nacimiento. Y, al parecer, nos espera un buen año. 

Acá, querida amiga, la rata es un bicho que nos provoca aversión, la rata inmunda es una especie de connotaciones pésimas que define la miseria humana. Hay superpoblación de roedores inmundos, además de las casi sesenta especies del género Rattus. Ratas pardas y ratas negras cosmopolitas, una plaga que azota constantemente, reproduciéndose y multiplicándose sin freno. Hay ratas de laboratorio y de alcantarilla que se nutren de los bajos fondos hasta ascender a ratas reinas en la corte de los roedores. Cómo proliferan estas especies indignas que, al igual que sus homólogos animales, son muy ágiles, trepan hábilmente y se orientan perfectamente en la oscuridad. 

Que sean los jóvenes quienes encabecen las mejores reivindicaciones frente al cambio climático es una innegable señal de futuro y esperanza. Greta Thumberg se ha convertido en el símbolo de este movimiento mundial. 

Pero el zodíaco chino nos señala como personas triunfadoras, honestas, creativas y solidarias. El 25 de enero se inicia el Běn Mìng Nián 本 命 年 de todas las ratas y advierten las predicciones que nos esperan tremendos saltos de malabarista. Somos lideresas de la tríada que formamos con el dragón y el mono. Greta Thunberg es caballo y agua, nació en 2003 el mismo día que tú, y a su signo le atribuyen optimismo, comunicación, astucia e independencia. Javier Alfonso, director de Valencia Plaza y de la revista Plaza reflexionaba este domingo sobre los insultos y vejaciones que han dedicado a la adolescente sueca a su paso por Madrid. Desde la rancia caverna mediática a representantes casposos y peligrosos de la derecha. Thumberg ha sido elegida Persona del año por la revista Time, y con razón porque ser joven, mujer, ecologista y revolucionaria es una mezcla explosiva para el patriarcado que gobierna el mundo desde las instituciones hasta el poder económico de varias empresas multinacionales que, por cierto, ha desfilado en Madrid izando las banderas de la sostenibilidad mientras siguen contaminando el planeta.  

Coincido con Javier Alfonso sobre la organización global y vertiginosa del ecologismo y los jóvenes, igual que el feminismo. Tras décadas de luchas y movimientos sociales dispersos, ahora todo cobra sentido gracias a las redes sociales y la globalización. Que sean los jóvenes quienes encabecen las mejores reivindicaciones es una innegable señal de futuro y esperanza. Greta Thumberg se ha convertido en el símbolo de este movimiento mundial. Ya es el icono de una lucha tan necesaria como urgente, y de una generación que serán quienes construyan y gobiernen el futuro. 

Hay mujeres valiosas como Susana Gisbert que ha propuesto que el negacionismo de la violencia de género pueda considerarse un delito. 

Pero los liderazgos sociales no suelen gustar ni a la clase política ni a los poderes económicos. No gusta que se hable con claridad y contundencia. La verdad no es bien recibida en los despachos presidenciales de personajes como Trump, Bolsonaro, ni en los primeros despachos madrileños de Vox y del PP que se han mofado del cambio climático y de la joven Thumberg. Estos dirigentes de la derecha nacional e internacional son los mismos que niegan la violencia de género sin poder mirar a los ojos de las mujeres víctimas. 

A pesar de la definición del zodiaco chino protegiendo y empoderando a las ratas, aquí, querida amiga, va a ser el año de la rata española, la rata autóctona que siempre ha vivido en las cloacas institucionales. Malos augurios para una sociedad que cualquier día  de estos tomará masivamente la calle para romper los silencios y para combatir la cruda realidad que están viviendo entre injusticias y desigualdades. Pero las ratas, las nuestras, acomodadas en flamantes escritorios con crucifijos de oro, ya atacan inoculando diversos tipos de veneno, contaminando a una sociedad que no necesita más odios ni venganzas. Estas ratas han trepado y reptado hasta llegar al poder, han arrastrado miles de votos que les permiten profanar los derechos fundamentales de las personas. Pervertir la convivencia es un ejercicio insolente y maquiavélico. 

Tiempos de charlatanes y embaucadores que predicen el fin del mundo, el Apocalipsis que azotará a quienes pecan de todos los pecados que ellos decretan, como pecamos nosotras querida Minerva. Menos mal que contamos con valiosas mujeres que encienden las luces como la fiscal valenciana contra los Delitos de Odio, Susana Gisbert. En recientes declaraciones a la agencia Efe, la fiscal, también especializada en Violencia de Género, propone que el negacionismo de la violencia de género pueda ser considerado delito de odio “del mismo modo en que lo es la negación del holocausto, un tipo penal al que se aproxima mucho pues, si el segundo niega el genocidio, el primero pretende hacer invisible la muerte de más de mil mujeres en los últimos años en nuestro país”.

Las ratas ya atacan inoculando diversos tipos de veneno, contaminando a una sociedad que no necesita más odios ni venganzas.

Susana Gisbert, además, ha señalado en una entrevista en El Plural, que el discurso de Vox “se basa, en gran parte, en justificar la discriminación a determinados colectivos como los inmigrantes”. En el mismo contexto recuerda su paso como fiscal en Castellón con un caso que le marcó profundamente. Sucedió el mismo mes en que tomó posesión, cuando se juzgó el asesinato de Guillem Agulló. Veinte años después, en su primer juicio como fiscal delegada de delitos de odio, se encontró con un caso donde los acusados gritaban consignas del tipo "os pasará como a Guillem”. 

Estimada amiga, qué tiempos tan decisivos va a dejarnos el próximo año. Ojalá se cumplieran los pronósticos de los sabios asiáticos. Porque, cada vez más, parecemos seres que buscan desesperadamente respuestas, acciones y el preciso aire limpio para respirar. Pero, quienes mueven los hilos globales, y también los cercanos, nos están pintando un futuro de grises que se mueven entre el autoritarismo, la catástrofe y la desesperanza, monopolizando todas las emociones y los sueños. 

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