CASTELLÓN. La calamitosa planificación de la temporada por parte la dirección deportiva del Castellón ha quedado de manifiesto sobradamente en este primer trimestre de competición con unos resultados muy reveladores.
Los rectores del club, que apostaron en verano por cambiar casi por completo la composición de la plantilla para subir, decían, a Segunda División, han dejado un equipo descompensado en el que destaca la escasez de efectivos en algunas posiciones y el exceso en otras.
Donde más se nota ese desequilibrio es en la medular, que cuenta con muchos mediocentros defensivos y pocos creativos. Este detalle explica las dificultades que tiene el equipo para elaborar un fútbol con criterio y encontrar situaciones claras en el área rival.
Otro aspecto a tener en cuenta es la desproporción en la línea de retaguardia, con tres laterales derechos y solo tres centrales. Cualquier contratiempo en el eje de la zaga deja al técnico sin relevos, o incluso con déficit, como ocurrió en Olot, donde el mediocentro Marc Castells tuvo que retrasar su posición habitual para acompañar a Eneko Satrústegui. El Castellón no cuenta con Paco Regalón desde hace varias semanas y posiblemente siga sin contar con él hasta que empiece 2019. Hasta entonces, David Gutiérrez tendrá que mantener los dedos cruzados para que no se lesione nadie más en esa posición, pues Carlos Delgado y Satrústegui son los únicos que tiene a su disposición.