CASTELLÓ. ¿Por qué el arte abstracto empapó una provincia como Castellón en los años 60 y 80? ¿Y por qué no perduró con el tiempo? "El encaje de la abstracción fue complicadísima, porque la sociedad no la entendía, no estaba preparada para tal estallido. Sin embargo, existía entre algunos creadores un anhelo por despegarse de lo que había", cuenta Silvia Tena Beltrán. La doctora en Historia de Arte impartió este jueves en el Museu de Belles Arts una conferencia donde recordó, precisamente, cómo esta corriente artística se instaló en Castellón gracias al deseo de diferentes creadores que, sin hablarlo, coincidieron en el hecho de incorporar la abstracción a sus obras.
Al igual que sucedía en Valencia, por entonces predominaba el postimpresionismo de Sorolla. Y en la escena de Castelló tuvo también mucho impacto la pintura de Joan Bautista Porcar. No obstante, tras la guerra civil, hubo una serie de artistas que decidieron apartar la mirada de lo conocido y buscar en Europa otras inspiraciones. "Aunque no se puede hablar de una generación, porque no se configuraron como grupo, sí confluyeron en un mismo momento".
Fue el caso de José Gumbau (Vila-real), quien se marchó de viaje a París y trajo de vuelta el cubismo. O Peiró Coronado (Alaquàs), que aprovechaba sus visitas a Barcelona para ir a la Sala Gaspar, donde Picasso exponía. También Rosendo Esteller (Aín) acabó incorporando el cubismo muy influido tras una visita a Alemania en el 63. Del mismo modo, Wences Rambla (Castelló) también fue cautivado por este arte en sus viajes a Alemania y gracias a conocer a creadores como Oskar Kokoschka. Como ellos también formaron parte de este movimiento, Joaquín Michavila (Alcora), Ripollés (Castelló), Pepe Agost (Castelló) y Manuel Martí Fandos (Borrriana).
En resumen, hubo una serie de artistas que -como explica Tena- "sin tener vinculación entre ellos ni acordarlo, prefirieron huir del paisajismo y costumbrismo que dominaba las artes plásticas, para acogerse a la abstracción". A esto se suma que, también, intelectuales de la época como Vicent Aguilera Cerni (fundador del Museu d'Art Contemporani de Vilafamés), intentaron acompañarlos en esta búsqueda de nuevas influencias.
Pero que la abstracción se consolidara con tanta fuerza, no solo en Castellón, sino en toda España y Europa, no es fruto de la casualidad ni del deseo de unos pocos artistas de revelarse contra lo establecido. Cree la doctora en arte que los horrores de la Segunda Guerra Mundial fueron determinantes. "Que la abstracción y el informalismo estallara por todo el mundo no es casualidad. Después de una guerra que trajo imágenes tan horribles como la de los campos de exterminio judío o la bomba atómica, los artistas necesitaban trascender de alguna manera la realidad. La guerra había sacudido sus conciencias. Y tenían dos formas de superarse: o recurrir al subconsciente y dirigirse al surrealismo o prescindir de la realidad y dirigirse directamente a la abstracción".
Con todo, otro factor que aceleró su implantación fue que el franquismo en sus últimos años de vida anhelaba "limpiar" la imagen que proyectaba a Europa. Por eso arropó determinadas expresiones artísticas. "Cuando el mundo empieza a reconstruirse, España sigue fuera de la OTAM y de la ONU. Ante esto, los ministros franquistas empiezan a trabajar para que se les vuelva a reconocer fuera. Tenían la necesidad de hacerlo. Y una buena forma era potenciar el abstraccionismo americano. Un arte, además, apolítico, que no tenía connotaciones ni era susceptible de ser utilizado, lo que el régimen buscaba. De ahí que en la Bienal Hispanoamericana de 1955 triunfaran las tendencias abstractas y que se publicaran estudios, en busca de ese acercamiento con Estados Unidos", expone Tena.
Muchos artistas decidieron sumarse, ante ello, a esta forma de creación que tantos reconocimientos recibía, si bien, como recalca la castellonense, el régimen franquista ni ayudó ni financió esta corriente. "Simplemente querían desprender normalidad y el arte abstracto les hacía asemejarse en cierta manera a América.
Por lo que hace a Castellón la corriente llegó, eso sí, tarde, pero lo hizo con personalidad propia. "La vanguardia llegó de manera indirecta y con un desfase cronológico. Además, se caracterizó en ocasiones por una paleta cromática muy oscura, como podía verse en la obra de Peiró Coronado. Y, por otro lado, debido a la influencia del Mediterráneo, muchas composiciones miraban al mar. Había una fuerte raíz paisajística".
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