CRONOLOGÍA

El día que el FIB quedó en manos de los "sounders"

1/01/2020 - 

CASTELLÓ. Nunca es igual. Podemos ver una misma película dos o tres veces que nuestra forma de interpretar los diálogos y lo que sucede en esos “120” minutos de metraje no será igual. Lo sé porque precisamente eso es lo que me sucede cuando voy a escribir una y otra vez sobre la compraventa del FIB. Aquí no hay spoilers: el Festival Internacional de Benicàssim ahora pertenece a los dueños del Arenal Sound, es decir, a los hermanos Sánchez y a la empresa The Music Republic. Fue el día después de dar por concluida su 25 edición, el 22 de julio, que la noticia corría como la pólvora entre los medios de comunicación.

¿Y ahora qué?, se preguntaban entonces muchos de sus fans. Vale que la edición terminó por cobrarse a casi 50.000 espectadores en un año y lo que es más importante, la sensación de desapego entre ellos ya estaba sembrada desde hace tiempo. Pero el macrofestival más british siempre había levantado cabeza para continuar trabajando con su mismo equipo de gente, los Maraworld. Muchos, músicos que llevaban con él desde sus inicios, cuando el FIB era solo una cita para “raritos” y no la leyenda para toda una ciudad.

Pero vayamos al principio, ¿cómo ha llegado el FIB de nuevo a la casilla de salida? Más en un momento en que los macrofestivales tienen una magnitud muchísimo mayor que a finales de los 90. Repasando las declaraciones que hizo su director Melvin Benn horas antes de dar por comenzada su celebración, podemos interpretar que la puesta en venta del festival sonaba más fuerte en la mente del empresario inglés que el poder sacar a flote la presente edición. Decía Benn, once días antes de que comenzará la fiesta, que la propia estructura del macroevento urgía “apretar un botón de refrescar” para convertirlo en rentable y aspirar a otro cuarto de siglo más. Lo que nunca dijo fue que no sería él quien daría ese vuelco a su identidad. Ni si quiera los trabajadores lo supieron hasta el día siguiente de que saliera la información en prensa.

Durante su 25 aniversario el FIB estuvo frío. Parte del público se mostró enfadado meses antes por forjar un cártel que muchos decían no entender. El directo de Alien Tango, The Blinders, Novio Caballo o incluso Lana del Rey eran de los pocos alicientes que respiraba el encuentro, pero no acudir a la cita era la forma más directa de mostrar su rechazo a una edición que este año iba colmada de mucha menos expectación. Esto quedó reflejado en algo tan sintómatico como es el simple hecho de que no hubiera casi gente en las colas o que fuera relativamente sencillo aparcar. Quizá, echando la vista atrás el problema estaba –como dice el ex director creativo Joan Vich- en la “falta de atención” que Melvin Benn tuvo por el FIB. “Sí supo escuchar y seguir el criterio de su equipo”, aseguran desde el equipo. Pero esta no podía ser su despedida y la despedida de todo un equipo que ayudó a cristalizar el tejido musical de los 90 y a crear ejemplo y camino entre el basto mercado de festivales que se ha creado con los años.

Ahora bien, también toca mencionar los obstáculos a los que la organización se enfrentó por su empeño de seguir en Benicàssim. No solo ellos, también otros proyectos como el SanSan o el Rototom Sunsplash que se ubican cada año junto a la N-340. La parcela en la que se sitúan los escenarios y el camping ha permanecido, hasta la fecha, a 20 propietarios diferentes. Un hecho que ha obstaculizado cada año la negociación de los terrenos y que ha impedido a los organizadores tener una partida fija reservada solo para las instalaciones. Algunos propietarios variaban el precio a pagar de año en año llegando a alcanzar el caché de cualquier cabeza de cartel. Si bien el Ayuntamiento ya ha puesto fin al problema porque ha adquirido los terrenos, la solución llega tarde para el anterior FIB que también veía como el no tener un aeropuerto cerca o un tejido hotelero “a la altura” han lastrado su andadura.

El FIB y el Arenal: ¿Quién es quién?

La agridulce despedida, que ni siquiera llegó a ser despedida, nos lleva ahora a hablar del presente y futuro del festival. The Music Republic que aglutina otras marcas en el estrado estatal -como el Festival de les Arts de València o el Viña Rock- creaba en pleno verano una encuesta con la que preguntaba a sus seguidores qué artistas no deberían faltar en la próxima edición del FIB. Su fórmula no era habitual en la puesta en marcha de un macro evento de tales características, básicamente porque para contratar a muchos de los nombres sondeados hace falta mucho más antelación. Entre otros, resonaban Billie Eilish, Rosalía, Green Day, Charlie Puth, Disclosure, Steve Aoki o Los Planetas. 

“Los últimos tiempos del FIB fueron todo el rato cuesta arriba. Hacíamos ver de puertas hacia afuera que el festival era de primera división, pero en realidad no lo era”, confesaba Joan Vich pasada la tormenta. Y aquí puede estar el salvavidas del festival: hacer un proyecto que no se exceda en sus posibilidades económicas y que recupere aquellos inicios en los que su trabajo era hacerse eco de artistas que soñaban con dedicarse verdaderamente a la música. Los nombres grandes deberán continuar, es evidente, esta no es solo una cita sobre sonidos emergentes. Pero el FIB ha de sonar como él sabe. Como lo hizo sonar con una Amy Winehouse que empezaba a despegar en 2007.

De momento, la vigésima sexta edición ya ha confirmado los primeros nombres que iluminarán su nuevo cartel. Rita OraMartin Garrix, Crystal Fighters, The Libertines, Don Diablo, Foals, The Lumineers, Steve Aoki, Kaiser Chiefs, The Hives, Digitalism, Khalid, Vampire Weekend, Armin Van Buuren, The Kooks, o Liam Gallagher -que traerá al FIB su último trabajo Why Me? Why Not?- forman su contenido más internacional. En cuanto a los grupos españoles, ya se habla de Manel, León Benavente, La Habitación Roja, Triángulo de Amor Bizarro, Hinds, Los Planetas + Niño de Elche, Sidonie, Viva Suecia, Cariño o Meduza.

Además, el festival de Benicàssim repite recinto y fecha: del 16 al 19 de julio. Eso sí, en los primeros pasos de su nueva andadura ya ha bajado precios. La organización anunció en noviembre unos primeros abonos que salieron a la venta a mitad de precio. 49 euros por cuatro días. Un movimiento infalible, especialmente para captar a un público joven y sin cash, que les permitió vender 25 mil abonos. Esta cifra ya supera la cantidad de entradas vendidas, por esas fechas, en la pasada edición. Y así, haciéndose eco de los deseos de sus nuevos seguidores, ha sido como el FIB ha cambiado de año y de vida. Queda claro también que los fiber/sounders mantienen su mirada fija en seguir siendo una cita obligada, no solo para el longevo verano, sino a título emocional. 

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