según el doctor arques de vithas castellón

El distanciamiento puede hacer crecer el síndrome del caracol adolescente

1/03/2021 - 

CASTELLÓ (EFE). El malestar psicológico que ha aumentado en todos los grupos de la sociedad tras un año de crisis sanitaria por el coronavirus preocupa especialmente en adolescentes y jóvenes ya que la situación de confinamiento y la restricción de actividades y ocio incrementa sus sentimientos de irritabilidad y enfado, lo que puede derivar en aislamiento patológico, denominado "síndrome del caracol".

Así lo explica el doctor Sergio Arques, psiquiatra del Hospital Vithas Castellón, que reflexiona sobre la covid-19 en la salud mental, y sobre la generación en la sociedad "no solo del miedo a un virus invisible, con la lógica incertidumbre de padecer una enfermedad grave y/o la preocupación por perder a los seres queridos debido a ella, sino también el malestar y la tristeza por el distanciamiento social debido a las restricciones sanitarias".

Este malestar psicológico ha aumentado en todos los grupos de la sociedad y preocupa muy especialmente en adolescentes y jóvenes. La situación de estrés ocasionada por el confinamiento, las medidas restrictivas, el cese de sus actividades deportivas, el cierre del ocio nocturno y, en definitiva, la falta de socialización habitual en estas edades, puede incrementar los sentimientos de irritabilidad y enfado, además de un uso excesivo de nuevas tecnologías e incluso una falta de interés generalizada (familia, estudios, etc.).

Tal como explica Arques, "las vidas de muchos adolescentes se han visto afectadas por la pandemia en un momento clave de su desarrollo, aquel en el que están comenzando a establecer su propia identidad, reivindicando su individualidad y su independencia".

"Las restricciones afectan, sin duda, a su libertad y a sus relaciones con su entorno, pudiendo las secuelas pasar factura a nivel psicológico en unos más que en otros, llegando en casos extremos a padecer el llamado "síndrome del caracol", que consiste en un aislamiento personal que "se convierte en patológico, es decir, en una enfermedad", ha agregado.

El síndrome del caracol genera aislamiento

El "síndrome del caracol" genera una burbuja en la que el joven se aísla (en su habitación, en su casa…) e interactúa únicamente con el mundo que le rodea a través del móvil, la tableta o el ordenador. Viven rodeados de tecnología y se acomodan de tal manera a esa nueva vida que poco a poco dejan de socializar incluso con el núcleo familiar, su carácter se vuelve violento y pueden llegar hasta a abandonar los estudios.

Según el especialista, "cuando esta situación se prolonga en el tiempo se considera ya algo patológico y, evidentemente, la situación actual puede llegar a provocar un crecimiento exponencial de estos casos".

Arques aboga por "no olvidar otros factores que afectan psicológicamente a los jóvenes, como el miedo o inseguridad al ver que algún familiar ha pasado la enfermedad o el haber sufrido alguna pérdida y no haber podido elaborar el duelo (un ser querido, un trabajo, una relación, etc.)". El profesional ha añadido además que la "infodemia", o sobreinformación sobre el coronavirus a través de redes sociales, "va a aumentar de forma significativa la prevalencia de depresión y ansiedad".

Más consumo de Tv y RRSS

"En cuanto a hábitos y conductas de consumo, durante el confinamiento se ha producido un aumento en del uso de redes sociales y videojuegos, pasando un mayor tiempo viendo la TV, a lo que habría que unir un mayor consumo de alimentos hipercalóricos y una disminución en la realización de ejercicio físico", ha subrayado Arques.

El doctor ha dicho que la empatía, el diálogo y la comprensión con los adolescentes es "muy importante en esta etapa, especialmente en un momento tan delicado en el que sus vidas, hábitos y actividades, se han visto totalmente alterados"

"Establecer vínculos con sus compañeros es una de las tareas esenciales de desarrollo de los adolescentes ya que su mundo gira en torno a sus iguales, por eso el estar más tiempo en casa por 'obligación' puede generarles frustración y mal humor".

"Los padres deben entenderlos y reconocer esa frustración que representa el estar separados de sus amigos. Hay que escucharlos, y tenderles la mano para trabajar juntos y hacer esta situación más soportable", ha añadido.

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