CASTELLÓ. El efecto revitalizador que supuso la llegada de Juan Carlos Garrido al banquillo del Castellón se ha diluido con la misma rapidez con que emergió cuando se incorporó al cargo, hace un mes. El técnico valenciano, que tomó el mando del equipo albinegro con la misión de corregir su rumbo tras una mala primera vuelta, ejerció de revulsivo en su estreno ganando al Sporting de Gijón, pero no ha podido evitar una tendencia perdedora en los tres partidos siguientes.
De este modo, el conjunto orellut ha sumado tres puntos de doce posibles en la nueva era de Garrido. Esta racha ha dejado al Castellón peor de lo que estaba cuando despidió a Óscar Cano, ya que se ha situado colista por primera vez en la temporada y se ha distanciado a cuatro puntos de los puestos de salvación.
Más allá de esos números, preocupa la imagen que ha dejado el equipo de la Plana en los últimos partidos y la tendencia descendente de sus prestaciones. Después de dos partidos bien competidos ante Sporting y Almería, el Castellón ha flojeado considerablemente en los dos siguientes frente a Mirandés y Fuenlabrada. En esos encuentros, los albinegros fueron superados de forma apabullante durante muchas fases y solo encontraron resistencia con las intervenciones de su guardameta Álvaro Campos, que fue el elemento que les mantuvo con vida hasta los últimos minutos.
En ataque, las cosas no han ido mejor, ya que la falta de claridad de ideas en campo contrario ha sido una constante en los orelluts. Así las cosas, el debate sobre la poca solidez en las dos áreas, tan recurrente en los tiempos de Cano, se repite con Garrido. De hecho, algunos de estos males se han agudizado en los últimos partidos. Y es que las concesiones defensivas han ido en aumento en este arranque de segunda vuelta. Si en tiempos de Cano el Castellón perdía muchas veces por errores puntuales cuando el rival no dominaba, ahora está cayendo por la facilidad con que los adversarios llegan al área albinegra.
Garrido no ha encontrado la tecla para corregir la situación, si es que la hay. Ha mostrado preferencias diferentes a las de su antecesor en la composición del once y en el estilo de juego, pero sin lograr mejorar el rendimiento del equipo.
Más allá de que los arbitrajes tampoco le están sonriendo, el Castellón transmite la sensación de equipo muy superado por los rivales y sin soluciones para remediar las adversidades. Los albinegros aún disponen de margen para reconducir la nave. El gran interrogante es si hay capacidad en la plantilla y cuerpo técnico para lograrlo.