El ejercicio físico mitiga los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos

14/01/2019 - 

CASTELLÓN. El cuidado y bienestar de los pacientes oncológicos es fundamental para la unidad de oncología del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime, según han señalado fuentes del propio centro a través de un comunicado, en el que se especifica que científicamente está demostrado que el ejercicio físico es una pieza clave para mitigar los efectos secundarios de la medicación y ayuda al paciente a sobrellevar mejor el tratamiento.

Por ello, el centro hospitalario va a inaugurar en breve una nueva unidad de ejercicio físico oncológico para complementar el tratamiento de estos pacientes. Tal como explica Elena García, coordinadora de la unidad, “no hay motivo alguno para que una persona con cáncer no deba cumplir las recomendaciones mínimas de actividad física pautadas para la población. La propia OMS fija en 150 minutos a la semana el tiempo recomendado para obtener los beneficios que el ejercicio conlleva”.

Ahora bien, ¿cuál es el ejercicio idóneo para estos pacientes? Según Elena García, “no hay una sola práctica deportiva que dé en los pacientes el 100% de los cambios que necesita, cada paciente es distinto según el cáncer que tenga, su gravedad, cómo responde su organismo, si se ha sometido a cirugía o tratamientos diversos, por ello es importante la individualización para lograr los objetivos propuestos” 

De ahí la necesidad de una unidad de ejercicio físico con un programa individualizado y con una serie de pautas a seguir de acorde al estado de cada persona.

Beneficios del ejercicio físico

A grandes rasgos, se puede hablar de dos importantes beneficios del ejercicio físico cuando se está recibiendo tratamiento contra el cáncer.: Por un lado, mitiga los efectos secundarios de la medicación; por otro, ayuda a evitar la pérdida de masa muscular. 

“Hacer ejercicio durante el tratamiento, -afirma Elena García-, atenúa sus efectos secundarios e incluso del propio cáncer como la fatiga, la sensación de debilidad, la pérdida de masa muscular o el estado de ánimo y ayuda a sobrellevar mejor el tratamiento”.

Programa personalizado, clave

Este programa conlleva un trabajo multidisciplinar que se inicia con la recomendación de hacer ejercicio físico por parte del médico. Posteriormente, se evalúa al paciente oncológico para conocer su capacidad cardiovascular, composición corporal y fuerza máxima. “Estas mediciones nos sirven para definir qué efectos secundarios tienen, qué le limita el día a día y para establecer el tipo de ejercicio físico y la cantidad que necesita cada persona”, explica la coordinadora de la unidad de ejercicio físico oncológico. 

A partir de ahí, se inicia un programa personalizado, supervisado e individualizado. “Al finalizar se hace otra medición para ver la evolución del paciente y le ayudamos a mejorar su bienestar con protocolos de comportamiento basados en hábitos de vida saludables para que posteriormente se pueda incorporar a otro centro y sepa lo que debe o no hacer”.

A quién va dirigido 

Los pacientes susceptibles de participar en este programa son aquellos que están en tratamiento o lo han terminado y presentan unos efectos secundarios agudos. Los objetivos durante las sesiones es recuperar la masa muscular, la capacidad cardiovascular, prevenir la cardiotoxicidad y mejorar la movilidad articular, según apuntan las mismas fuentes.

Todo este trabajo lo realiza un equipo multidisciplinar en el que están los diferentes médicos, especialistas en ciencias de la actividad física y deporte, fisioterapeutas y psicooncólogos. El funcionamiento de la unidad, la responsabilidad y trabajo del día a día será llevado a cabo por los médicos especialistas de la unidad de oncología y el especialista en ciencias de la actividad física y deporte.


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