CASTELLÓ. La eliminación de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en las tascas de Castelló se complica cada vez más. El último informe de la Conselleria de Transición Ecológica eleva las exigencias para que el Ayuntamiento acuerde el cese sin correr el riesgo de verse implicado en un Contencioso-administrativo. La dirección general de Calidad y Educación Ambiental no solo rechaza las alegaciones formalizadas por el Acord de Fadrell, sino que además advierte que cambiar el marco jurídico de las calles Barracas e Isaac Peral (y su entorno) requiere "el desarrollo normativo adicional".
Lo que viene a señalar la administración autonómica es que las medidas cautelares que se apliquen con la supresión de la ZAS deben aparecer en algún texto legal. Por ejemplo, en la ordenanza municipal de ruidos. Sin embargo, modificar en estos momentos dicha ordenanza supone un recorrido demasiado largo. Al menos, si se pretende aprobar en esta legislatura, ya que la farragosa tramitación administrativa contempla el rediseño del reglamento, una exposición pública, periodo de reclamaciones y aprobación en pleno.
Otra posibilidad a la que el Acord de Fadrell se aferra corresponde al Plan General. En concreto, al Plan de Ordenación Pormenorizado, uno de los dos documentos del planeamiento urbano y que se aprobó el pasado viernes. Al entrar más al detalle sobre los usos del suelo, permite introducir cambios en función del nuevo contexto o las necesidades.
Ocurrió, por ejemplo, con el nuevo conservatorio de música y danza. Su emplazamiento en los terrenos de Taxida desapareció en el Plan Estructural, la otra herramienta del PG. Sin embargo, las alegaciones presentadas con posterioridad permitieron modificar el Pormenorizado para asegurar la ubicación.
Las acciones correctoras asociadas a la eliminación de la Zona Acústicamente Saturada en las tascas van desde permitir el consumo de bebida y comida en vía pública hasta las 22.00 horas (ahora, es hasta las 22.30 h.), pasando por mantener la suspensión de nuevas licencias de actividad, hasta la instalación de un semáforo acústico con el fin de concienciar a la ciudadanía. Los empresarios no están de acuerdos con algunas de esas medidas. De ahí que durante la consulta pública presentaran varios escritos.
Según insiste la Conselleria de Transición Ecológica, el estudio realizado por el Ayuntamiento sigue acreditando valores ZAS, sobre todo en el sonómetro que se instaló en la calle Vera, enfrente del Casino Antiguo. Por otro lado, cuestiona la validez de la monitorización, toda vez que "las mediciones se realizaron durante distintos periodos entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, por lo que los niveles de ruido podría no ser representativos de la situación actual", subraya. En cualquier caso, la dirección general de Calidad y Educación Ambiental aclara que la competencia de varias el marco jurídico de las tascas es exclusivamente municipal.
Ante esta situación, el equipo de gobierno tiene que analizar en profundidad su estrategia. Cualquier decisión que finalmente adopte generará polémica, ya que beneficiará a unos y perjudicará a otros.