CASTELLÓ. La empresa Construcciones y Desmontes Ribera Navarra S.A. ha iniciado este martes los trabajos pesados de demolición del edificio 167 de la avenida José Ortiz de Almassora. La maquinaria reducirá a escombros el último bloque del Grupo B tras el derribo de las 38 viviendas 22 años después de la última demolición.
La alcaldesa de Almassora, Merche Galí, y la concejala de Territorio, Carmina Martinavarro, se han desplazado hasta la zona para supervisar el inicio de la actuación tras la llegada de la maquinaria a las ocho de la mañana. La Policía Local ha acompañado a los operarios desde el acceso al municipio hasta el Grupo B ante la dificultad para maniobrar por las dimensiones de grúas y el resto de vehículos desplazados.
La mercantil adjudicataria de las obras comenzó el pasado 22 de diciembre los trabajos previos al derribo: el desmontaje de estructuras internas, la retirada de los sanitarios, la red eléctrica y las canalizaciones o la limpieza de basura, voluminosos y la tabiquería interior. El objetivo de priorizar estos trabajos manuales pasó por evitar las mayores molestias posibles al vecindario de la finca colindante.
La Policía Local de Almassora ha recibido a los conductores de las grúas con la maquinaria específica para el derribo en la entrada del municipio. Así, los agentes han guiado esta mañana a los trabajadores hasta el grupo B para facilitarles la conducción. Además, la empresa, responsable del dispositivo preparado para el derribo, ha restringido el paso de peatones de la avenida José Ortiz, limitado únicamente a la acera norte para evitar riesgo en los transeúntes. A su vez, los operarios disponen de un espacio más amplio para realizar las tareas de demolición.
Las obras tienen un presupuesto de 269.047,05 euros de la Conselleria de Vivienda y cumplen así el acuerdo alcanzado entre el departamento municipal y autonómico, como se comprometió el conseller Rubén Martínez Dalmau en sus dos visitas a Almassora en 2020. Para la alcaldesa, “el inicio del grueso de los trabajos de demolición es el cumplimiento de la palabra que dimos a a Almassora y, en concreto, al barrio de Fátima y que, pese a las dificultades que hemos encontrado, hoy se materializa a la vista de todos”.
La desaparición del bloque comenzó en 1998 con el derribo de 56 viviendas. Los 38 pisos restantes acumulan un historial vinculado a la delincuencia y la marginalidad que incluso registró el fallecimiento de una mujer en un incendio en 2013 y que posteriormente motivó los trabajos para desalojar y tapiar el bloque.