CASTELLÓ. El presidente de la Diputación de Castellón, el socialista José Martí, siente auténtica pasión por la enseñanza. No lo oculta. Al contrario, presume de ello cada vez que tiene ocasión. El apego a su faceta docente, tras 38 años como profesor, trasciende lo vocacional para convertirse en amor platónico. Sin embargo, su vertiente política le impide explayarse como le gustaría en las aulas, aunque ante la mínima oportunidad desempolva algún disfraz para mostrar su devoción por la filosofía.
Es lo que hizo este pasado lunes al ofrecer una clase magistral en el IES Penyagolosa, "mi instituto", como aseveró posteriormente en un tuit. En esta ocasión, se reencarnó en Platón para cautivar al estudiantado, repitiendo el éxito de su conferencia dramatizada de enero, impartida en la UNED. Entonces, se sumergió en Kant, con un atuendo del siglo XVIII, para defender la visión ética formal del filósofo alemán, según la cual, "hay que hacer el bien porque lo ético es hacerlo, no para recibir algún premio a cambio".
En su prolífica etapa como profesor, Martí se caracterizó de los clásicos de la metafísica para deleitar a su alumnado con recursos didácticos insólitos en la enseñanza. De una manera amena, marcó la adolescencia de incontables estudiantes. Entre ellos, su antecesor en la Diputación, Javier Moliner (PP), o el actual portavoz de Compromís, Ignasi Garcia, socio de gobierno del PSPV en la institución.
El presidente provincial no solo es un enamorado de la filosofía. También se divierte participando en recreaciones históricas, místicas o tradicionales. En el pueblo donde es alcalde, en Suera, todavía recuerdan su disfraz de sereno en las pasadas navidades. Una imagen que difícilmente se repetirá este año a consecuencia de la covid-19.