CASTELLÓ. El seísmo político en Benicàssim por la marcha del concejal Domingo Lorenzo al grupo de no adscritos augura unas semanas complicadas para la coalición que conforman el Partido Popular y Ciudadanos. La vaguedad del PP a la hora de pronunciarse respecto al nuevo rol del edil tránsfuga aumenta el malestar en la dirección de la formación naranja a medida que avanzan los días.
Cs insiste en rechazar cualquier gobierno que implique tener el apoyo del regidor díscolo, que este lunes presentó su baja como afiliado naranja por discrepancias con las decisiones tomadas en Madrid. Sin embargo, la suma de ocho munícipes (seis y dos) deja al borde del abismo a la alianza de derechas, teniendo en cuenta que, por un lado, el bloque progresista contabiliza siete concejales (cuatro del PSPV, dos de Compromís y uno de Podem) y que, por otro, Vox camina en la ambigüedad.
Esta situación de incertidumbre provoca que la segunda fuerza más votada empiece a valorar posibles escenarios a medio plazo, sin descartar una moción de censura, según reconoce su portavoz, Miguel Alcalde. "No estamos cerrados a ninguna opción. Si hay una posibilidad por bien del municipio, lo intentaremos. Primero, que cada uno se sitúe en su casilla y lo haga en serio. A partir de ahí, veremos qué alternativas hay encima de la mesa. Desde luego, lo que necesita Benicàssim es firmar un pacto de gobierno, algo que en estos momentos no existe", subraya el concejal socialista.
Alcalde asegura que el giro político de Lorenzo en la corporación provoca que "se viva una nueva situación de tensión, ya que Ciudadanos es el partido que sustenta el equipo de gobierno de la alcaldesa del Partido Popular, Susana Marqués. Es una dimisión que pone en desequilibrio el ejecutivo", añade.
En este contexto, el líder del PSPV en Benicàssim recuerda que el acuerdo entre populares y naranjas "fue una compra económica del apoyo de Cs para asegurar un sueldo de alcaldesa, sin serlo, a su cabeza de lista, Cristina Fernández".
Hasta ahora, Ciudadanos garantizaba una mayoría absoluta al equipo de gobierno con sus tres concejales (Javier Alonso completaba el trío). La salida de Lorenzo abre una fisura, pero no por la merma numérica, sino por la posición del propio tránsfuga, dispuesto a seguir respaldando a sus excompañeros y al PP. Esa actitud choca frontalmente con los postulados de su exformación, que sigue reclamándose el acta de edil, como así le obligan los estatutos.