CASTELLÓ. La actual crisis sanitaria está teniendo repercusiones muy duras en la economía, pero hay actividades que las están evitando. Entre los sectores estratégicos que no se han visto obligados a parar está, lógicamente, el primario. No en vano, como señala el presidente de Martinavarro, Joaquín Ballester, "quien está salvando la situación es la rama sanitaria, pero la población tenemos que comer".
De hecho, debido al confinamiento, hay subsectores que se han visto beneficiados y están aumentando ventas. Uno de ellos es el citrícola. En la recta final de una campaña positiva en cuanto a precios pero no en lo que se refiere al tonelaje, el confinamiento de la población ha elevado la facturación de las empresas citrícolas, ya que este es un producto consumido fundamentalmente en los hogares.
Tal ha sido el incremento de la demanda de naranjas y clementinas que hay empresas en las que las ventas han crecido en el pasado mes de marzo "un 25%, cuando en febrero el incremento fue del 8%", apuntan desde una compañía castellonense que prefiere mantener el anonimato. Y es que, además de la estancia obligatoria en casa, "los cítricos son un producto saludable que además se considera apropiado para luchar contra el virus", indican las fuentes como las causas del crecimiento.
Eso sí, en contraprestación, las firmas también han aumentado los gastos. Desde esta misma compañía citan, por ejemplo, que entre las trabajadoras de almacén han habido "muchas bajas para permitir la conciliación familiar" y esto dificulta la manipulación de la fruta. Asimismo, en sus naves han tenido que instalar mamparas separadoras entre las manipuladoras, ya que entre ellas no guardan la distancia de seguridad; o han tenido que escalonar los turnos de almuerzo y comida en el comedor "porque no hay espacio suficiente" para mantener esta misma separación.
Desde la patronal castellonense Asociex señalan además que hay empresas que no han instalado estos paneles y han tenido que aumentar la separación entre las empleadas, que se han reducido en número, "con lo que la confección tarda más e incrementa los costes". Asimismo, las fuentes de la asociación de exportadores provincial resaltan que las firmas también han procedido a la compra de dispensadores de gel para todas las secciones y a la búsqueda de mascarillas homologadas, prácticamente inexistentes, con el consiguiente gasto.
En cuanto a los collidors, cuya actividad en las comarcas castellonense se ha reducido ya en su mayor parte, destacan que una cuadrilla de 15 personas, "tienen que ir en coche máximo de dos en dos, con lo que antes gastaban cuatro coches y ahora ocho".
A pesar de todo ello, Ballester destaca la importancia de que el sector "pueda seguir dando trabajo" a todas las familias que dependen de él, en un momento en que la mayor parte de las ramas económicas han tenido que cesar su actividad y aplicar expedientes de regulación temporal de empleo. Todo un aspecto a valorar para una actividad que no hace demasiado era un pilar fundamental de la economía de la Comunitat y que había perdido cierto reconocimiento en los últimos años.