CASTELLÓN. El temporal que durante el final de la semana pasada sacudió la provincia ha barrido, de un plumazo, los problemas hídricos que existían en ella. Hasta el punto de que va a significar que los embalses van a quedar llenos, o prácticamente, en todos los casos. Quizás la mejor muestra está en el pantano de Ulldecona, en situación de emergencia por la sequía durante muchos meses y vacío hasta el jueves; y que en solo tres días ha recibido cuatro hectómetros cúbicos de agua. El caudal que sigue llenándolo es elevado, aunque parece ralentizarse.
Otra muestra destacable está en el embalse de María Cristina, que se encuentra lleno a rebosar. Los datos de la Confederación Hidrográfica del Júcar reflejan que, con 18,9 hectómetros cúbicos de agua, se encuentra a más del 102% de su capacidad. Por ello quienes se acercan hasta allí pueden ver cómo parte de su contenido continúa rambla abajo. Esta es de la poca agua que se ha vertido de momento al mar, como destaca el presidente del Sindicat central d'aigües del Millars, Enrique Font, quien señala que la reapertura de las goles del río en su confluencia con el Mediterráneo se debe al líquido que ha recogido el río en la parte que es inferior a los embalses.
Y es que actualmente el pantano de Arenós está "a tope", destaca Font. Aunque esto es debido a los resguardos que se fijan para estas fechas en base a posibles precipitaciones, que señalan que el mayor pantano castellonense no puede ir mucho más allá de los casi 57 hectómetros cúbicos que almacena a día de hoy. Con ello, durante los próximos días se tendrá que abrir su aliviadero "para comenzar a desembalsar y ese agua servirá para llenar Sitjar". Este embalse, el segundo en capacidad en la provincia, ha recibido más de 12 hectómetros cúbicos en solo tres días y ya está al 75%.
Estas reservas garantizan el agua para el riego a buena parte de la provincia durante muchos meses. Las precipitaciones han servido también para recargar los acuíferos, algunos de los cuales, sobre todo en la zona del Maestrat, se encontraban en una situación muy complicada. Esta es precisamente la labor del embalse de María Cristina, que está cumpliendo a la perfección durante estos días.
Asimismo, el agua ha sido, en general, positiva para los cultivos castellonenses. A excepción de determinadas parcelas del Baix Maestrat, donde se registraron las mayores precipitaciones en cortos espacios de tiempo, no hay prácticamente huertos dañados. El gerente de la cooperativa Benihort, Guillermo Edo, sí reconoce que en la zona se ha perdido "entre el 5 y el 7%" de la cosecha de alcachofa y también hay cítricos afectados. Asimismo, los daños a infraestructuras agrarias como caminos, e incluso explotaciones ganaderas, han sido relevantes.
Pero en el resto de la provincia el agua ha caído, por lo general, "muy bien", apunta Font. Y es que la mayor parte de la naranja "aún no ha madurado" y la lluvia servirá para mejorar los calibres y la calidad de la fruta. También la mayoría de los huertos de aceituna de las comarcas castellonenses se beneficiarán de las precipitaciones, en algunos lugares, muy esperadas.