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El valor estratégico de los Data Center

Los data center se han convertido en una infraestructura crítica para la soberanía tecnológica de cualquier país, además de ser una industria que crece de manera exponencial con la difusión masiva de tecnologías como la IA, el IoT o la blockchain, y en la que España gana terreno

18/07/2023 - 

VALÈNCIA. Cuando estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania una de las prioridades del Gobierno ucraniano fue acelerar la migración de la información alojada en sus data center a otros ubicados en terceros países. Estaba en juego no solo la conexión a internet de todos los ciudadanos y sus datos más sensibles, sino también la información de sus organizaciones empresariales y, más grave aún, la del Gobierno ucraniano, incluido su Ministerio de Defensa. 

Había que poner a salvo toda la información almacenada antes de que los bombardeos acabasen con las infraestructuras digitales.«Los servicios en la nube se convirtieron en un salvavidas para nuestros registros estatales y el funcionamiento de la economía. No se puede destruir la nube con un misil. @awscloud se comprometió a ayudar a Ucrania con 75 millones de dólares en servicios y esfuerzos humanitarios», expresaba en un tuit Mykailo Fedorov, ministro de Transformación Digital de Ucrania, su agradecimiento a Amazon Web Service (AWS) por el apoyo prestado.

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AWS es la unidad de servicios en la nube del gigante estadounidense Amazon. Además de brindar capacidades de almacenamiento y procesamiento de datos a Ucrania, trabajó con algunos de sus funcionarios para mantener en funcionamiento los servicios básicos gubernamentales y preservar la historia digital del país. Este fue motivo más que suficiente para que, meses después, el presidente Zelensky reconociese a AWS con el Premio de la Paz de Ucrania.

El petróleo del siglo XXI

Valga el caso de Ucrania para hacerse una idea del valor estratégico que cobra la industria de los data center (DC) conforme avanza la digitalización global. No es nada nuevo. Como recuerda Daniel Rodríguez, director de operaciones en Occentus Network, «los DC surgen con la informática», pero, de la misma forma que hoy pocos recuerdan que los primeros ordenadores ocupaban casi una habitación, tampoco se concibe ya limitar el ámbito laboral exclusivamente a la oficina. 

El nacimiento del cloud es un paso más dentro de la evolución natural de la progresiva informatización. De los servidores alojados in-house para almacenar la información generada, se pasó a la computación en la nube mediante servidores remotos conectados a internet. 

Las primeras empresas interesadas en almacenar toda esa información fueron las grandes tecnológicas, con el data como principal activo de la compañía. Es el caso de Google, Microsoft o Amazon. Luego, se dieron cuenta de que esa misma necesidad la compartían otras organizaciones y se precipitaron a abrir una nueva línea de negocio basada en construir grandes centros de datos desde los que ofrecer servicios que permitiesen a las empresas trasladar la información de sus propios servidores a la nube que ellos mismos custodiaban y almacenaban.

Surgen así AWS (Amazon), Azure (Microsoft) y Google Cloud (Google), las grandes plataformas de computación en la nube que, todavía hoy, concentran cerca del 80% del negocio mundial en la cloud. Son los amos y señores de la economía del dato, el 'petróleo' del siglo XXI. 

Infraestructura local

Con el propósito de preservar la autonomía tecnológica y compartir parte de las abundantes ganancias que genera la economía del dato, también Europa ha ido desarrollando su propia infraestructura. Como señala Carlos Castillo, director comercial del Grupo Fibratel, donde cuentan con la unidad especializada en data center, Fdata, los primeros en posicionarse fueron los que se conocen como el entorno FLAP (Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París). Entre todos ellos, con Londres a la cabeza, han acaparado estos años el desarrollo de los data center en Europa. 

Sin embargo, la subida de los precios del consumo energético —talón de Aquiles de esta industria— y cierta saturación de los mercados FLAP están provocando un desvío hegemónico hacia otras ciudades del sur de Europa, como Madrid, Lisboa, Milán y Marsella.

La Comunitat, a la carrera

Para impulsar el crecimiento de esta industria, en nuestro país se crea, en 2021, Spain DC, organización que aglutina a los principales stakeholders nacionales de un sector para el que se prevén inversiones de 6.800 millones de euros de aquí a 2026. Madrid se ha convertido en el hub principal, con una potencia de 147 megavatios, la medida que revela la capacidad de los DC.

También la Comunitat está ganando terreno en el sector, con un interés creciente por parte de los inversores y emprendedores a raíz del cable submarino Orval que conecta España con Argelia. En Castellón, por ejemplo, se ubica uno de los pocos DC Tier IV que hay en el mundo, el denominado Walhalla, diseñado para garantizar los más altos niveles de disponibilidad y seguridad.

A los data center construidos y gestionados por empresas españolas, hay que sumar los creados por las de siempre, como Amazon, con tres centros propios recién estrenados en Aragón.

Cuando una empresa busca un emplazamiento para desarrollar un centro de datos suele tener en cuenta los mismos criterios: precio de la energía, infraestructura de fibra (cables terrestres y submarinos), clima, disponibilidad y coste del suelo, riesgo de catástrofes naturales, población y latencia.

La latencia es el tiempo que tardan los datos en ser transferidos a través de la red, factor que cobra mayor protagonismo con el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial, el IoT o la computación de alto rendimiento, todas ellas grandes demandantes de la capacidad de los DC.  Un ejemplo que ilustra muy bien la importancia de la latencia es el del coche autónomo, que tarda más de lo necesario en recibir la orden de frenar ante el riesgo de un atropello.

Cuanto más alejado está el emplazamiento de un DC de una zona geográfica, mayor retardo de respuesta para los usuarios finales. «La tendencia apunta a construir centros de datos de proximidad, también conocidos como de última milla», continúa Daniel Rodríguez, convencido de que los próximos años pasan por el edge computing, basado en acercar el poder de procesamiento el máximo posible de donde se generan los datos. 

Los grandes retos

Sin embargo, el gran reto de esta industria, en el que todos los consultados coinciden en subrayar, es la reducción del impacto medioambiental. A los centros de datos se les atribuye el 6% de las emisiones de CO2, además de «acaparar el 1% del consumo global de electricidad, similar al de la siderurgia», según Rodríguez.

Una forma de ganar en sostenibilidad consiste el centralizar en un mismo espacio el máximo de computación, señala David Amorín, CEO y fundador de Jotelulu, empresa proveedora de servicios en la nube que se orienta a los administradores de sistemas. «Aunque la nube y los DC consuman mucha energía, siempre será más eficiente, sostenible y rentable gestionar un espacio que muchas infraestructuras repartidas por distintas organizaciones».

Se refiere con esto Amorín al hecho de que la inmensa mayoría de nuestras pymes y microempresas siguen operando con el modelo on-premise, es decir, cada cual dispone in-house del software y hardware necesarios para custodiar sus propios datos y los de sus clientes. La propuesta de Amorín consiste en atraer a los administradores de sistemas para que faciliten el salto a la nube de sus clientes, ayudándoles así a reducir los costes de mantenimiento técnico, aumentando la seguridad y posibilitando el acceso a los datos de la compañía a cualquier hora y desde cualquier lugar del mundo.

Luego ya, a los responsables de gestionar los centros de datos corresponde el trabajo de cambiar el enfoque y conseguir un cloud más verde, buscando la neutralidad en carbono, procurando el uso de energías 100% renovables o indagando nuevos sistemas de refrigeración. En esto se basa el Pacto por la Neutralidad Climática de los Centros de Datos, que propone autorregulación para conseguir que todos sean climáticamente neutrales en 2030. 

En esta línea, Amazon Web Service y Azure también se han comprometido a utilizar energía 100% renovable para el año 2025, mientras que Google ya se ha declarado neutro en carbono y se compromete a funcionar con energía 100% libre de carbono para 2030. La carrera aquí no ha hecho más que empezar.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 105 (julio 2023) de la revista Plaza