VALÈNCIA (EP). El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha anticipado este lunes en el Congreso una "revisión significativa a la baja" de las previsiones de crecimiento de PIB para este año y ha señalado que la recuperación de la economía española tras la crisis provocada por la pandemia de covid-19 es "claramente incompleta" frente a la del resto de países.
Todo ello en un escenario, ha incidido, de "elevada incertidumbre", en el que al desarrollo de la pandemia se le suma, ha señalado, la tendencia inflacionista y "cuellos de botella" en las cadenas de suministro, por la escasez de recursos y el encarecimiento de los precios de energía.
Hasta el momento, la recuperación de la economía global es incompleta, ha señalado, pero en el caso de España, especialmente en comparación con los países de su entorno, es "más claramente incompleta", ya que al concluir la primera mitad de año España presenta una brecha de 8,4 puntos porcentuales en su PIB respecto al de finales de 2019, cuando en la zona euro se limitaba a 2,5 puntos.
Así lo ha manifestado durante su comparecencia ante la Comisión de Presupuestos del Congreso, a la que ha acudido para iniciar la ronda de comparecencias de altos cargos con motivo de la tramitación en la Cámara del proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2022.
Al analizar los principales rasgos del proyecto, Hernández de Cos ha señalado cómo el cuadro macroeconómico a partir del cual se elaboran las cuentas establecen un crecimiento del 6,5% y del 7% para este año y el siguiente, una tasa media de crecimiento casi un punto por encima del consenso de los analistas para ambos ejercicios.
En el caso particular de la inflación, ha señalado cómo el deflactor recurrido para el consumo privado se queda en el 1,3%, "sólo dos décimas menos que en septiembre", ha dicho, lo que implicaría, en caso de hacer una actualización en base a la misma, una revisión de más de 0,5 y 1 puntos porcentuales para los dos años.
También ha destacado el efecto que podría tener el mantenimiento en el tiempo del alza en los precios de la energía, que en el caso de la electricidad llegaría a alcanzar entre dos y tres décimas de PIB al cabo de tres años en caso de consolidarse un aumento permanente del 10%.