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tribuna libre / OPINIÓN

El camino incierto de la transformación escolar

6/09/2022 - 

Como es sabido, la octava ley en materia educativa entró en vigor a finales de 2020 con la voluntad expresa de revertir los cambios impulsados por la LOMCE (Ley Wert, 2013), especialmente aquellos que encontraron mayor oposición, y alinear la legislación a los retos actuales de la educación, en línea con los objetivos fijados por la Unión Europea y la UNESCO para la década 2020/2030. Todo esto se dice en el preámbulo de la norma.

Las intenciones de todo esto se traducen en iniciativas que, en consonancia con un gran número de países de la OCDE, se esfuerzan por reducir los recursos de la repetición de curso, así como renovar  y revertir lo que se enseña y cómo se enseña, para garantizar que los estudiantes aprendan a aplicar los conocimientos adquiridos.

Asimismo, se ponen en marcha mecanismos para tratar de acabar con la segregación operativa entre redes públicas y concertada (privadas subvencionadas), entre otros cambios un tanto controversiales sobre la transición al aprendizaje por competencias, y las facilidades (excesivas, según sus detractores) para aprobar un curso y obtener la titulación.

Por ahora, estos son los cambios que entraron en vigencia el año pasado, los cambios que comenzaron este año, y los cambios que entrarán en vigencia a partir de septiembre de 2023.

Lo que está en vigor en este curso

Aprendizaje basado en competencias: la principal revolución de la Lomloe fue cambiar el enfoque en la forma de la enseñanza y el aprendizaje. La nueva ley propone, en línea con lo que han ido haciendo los países desarrollados en los últimos años, un sistema que pretende que los alumnos desarrollen habilidades que les permitan aplicar los conocimientos adquiridos, así como las habilidades que necesitan para desenvolverse en la vida y poder seguir adelante, aprendiendo por sí mismos.

Libro de texto: este modelo, llamado competencial, se ha reflejado en cada etapa de la instrucción con nuevos currículos, documentos que establecen lo que se debe enseñar en cada materia y cómo se debe evaluar, y en base a los cuales las editoriales elaboran los libros de texto. Las comunidades gobernadas por el PP han agregado más contenidos que otras.

Cursos impares: estas son asignaturas con contenidos renovados que se hacen efectivos en los años impares de cada ciclo (primaria, ESO, bachillerato y FP). La razón de ellos es que los ciclos educativos suelen organizarse en periodos de dos cursos. Y lo mejor es que aquellos que iniciaron uno de estos ciclos el año pasado con el modelo anterior, lo puedan terminar. Al inicio del curso 2023-2024 el cambio también se extenderá a los niveles pares de todos los ciclos de formación.

Nuevas asignaturas: hay nuevas asignaturas, como la obligatoria de Educación en valores cívicos, una especie de reedición de la Educación para la ciudadanía puesta en marcha hace 15 años. En la que los niños tendrán que cursar uno de los dos últimos cursos de primaria y uno de educación secundaria obligatoria, según decida cada comunidad. Del mismo modo, la asignatura de Religión dejará de tener valor en la nota media del expediente.

Más modalidades en bachillerato: el bachillerato pasará de tres a cinco modalidades. Dos de ellas corresponden a la dividir el programa de bachillerato artístico en una rama centrada en la música y las artes escénicas, y otra, en las artes plásticas, el diseño y la imagen. El quinto, llamado bachillerato general, consta de cuatro nuevas asignaturas, que experimentaran una implantación reducida debido a los retrasos en la aprobación de los currículos por parte del Gobierno y las Comunidades Autónomas, así como al balance interno de los centros educativos.

Lo que entró en vigor el año pasado

Criterios de admisión a los centros: ya entraron en vigor en el curso pasado los nuevos criterios de admisión en los centros para combatir la segregación escolar y conseguir una distribución más equilibrada del alumnado vulnerable con necesidades educativas en la red pública y la red concertada. Sin embargo, su implantación ha sido desigual por parte de las comunidades autónomas.

Títulos con suspensos: entre los cambios introducidos el curso pasado, uno de los más polémicos fue el nuevo sistema para pasar de curso y obtener títulos oficiales, que en las etapas de educación obligatoria ya no dependen de un número determinado de suspensos, sino que queda al criterio de lo que el equipo directivo considere, de forma colegiada, que resultará más beneficioso para la trayectoria educativa de los estudiantes. También en este caso las comunidades han realizado adaptaciones diferentes. También en este caso, las comunidades han hecho diferentes adaptaciones. Y los del PP, y en menor medida algunos regulados por el PSOE, como Castilla-La Mancha o Extremadura, han puesto un límite a la capacidad de decisión de los equipos directivos al establecer que, para pasar el curso con más de dos fracasos, tendrá que haber mayorías reforzadas entre los docentes, normalmente de dos tercios.

Lo que sigue sin resolver

Evaluaciones diagnósticas: dos grandes novedades derivadas de la Lomloe comenzarán a aplicarse en el curso escolar 2023-2024. En primer lugar, la evaluación diagnóstica, una prueba tipo PISA a escala española que no tendrá consecuencias académicas, cuyo objetivo es  proporcionar información a las administraciones y a los miembros de la comunidad educativa sobre el nivel en que se encuentran los conocimientos y competencias de la población estudiantil. Esto ayudará a guiar tanto las políticas como las decisiones claves en el centro, el aula de clases, e incluso a nivel familiar. Todos los alumnos de cuarto de primaria (9-10 años) y segundo de la ESO (13-14 años) deben realizar una prueba diseñada por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa y las comunidades autónomas. La norma también prevé que a cada pocos años, se realice una evaluación general del sistema educativo, pruebas que en este caso se realizará únicamente a muestras de alumnos de sexto curso de primaria y cuarto de la ESO en cada territorio.

Selectividad: al finalizar el año escolar 2023-2024 se dará a conocer el modelo transitorio de Selectividad (en vigor hasta el 2027, cuando volverá a cambiar) anunciado por el Ministerio de Educación, que reducirá el número de pruebas e incluirá una primera prueba plenamente competencial, llamada prueba general de madurez académica, que abarcará todas las materias del área de lengua (castellano, en su caso lengua cooficial e inglés) y tendrá como base un dosier de documentos de diferentes formatos (textos, infografía, imágenes, audio, etc.).

Como se puede percibir, nuevos rumbos han sido tomados y nuevos caminos aun faltan por recorrer, sin embargo, para evaluar los resultados de todos estos cambios que trae consigo la nueva ley habrá que esperar un poco, aunque muchas cosas pueden continuar cambiando en el camino, considerando que esta ley nació sin el suficiente consenso, que a más tardar, en diciembre del próximo año, vienen las elecciones generales y que la única constante que se tiene en cada una de las facetas de la vida, incluyendo el contexto educativo, es el cambio.

Pedro Adalid, doctor en Educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora

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