VALÈNCIA. El Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana (CMCV) encara su nueva etapa tras el cese de José Luis Pérez Pont el pasado mes de noviembre. El organismo, con sede en el Centre del Carme, se quedó sin liderazgo hace algo más de un mes, unas tareas que han asumido de forma temporal los historiadores del arte Vicente Samper y Lucía González a la espera de un cambio definitivo que no solo será de caras, sino también de estructura. Tal y como avanzó la Conselleria de Cultura, el futuro del organismo pasa por dividir la gestión del mismo en dos plazas: por un lado, la gerencia; por otro, la dirección artística. Esta fórmula es similar a la que actualmente funciona en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) o el Palau de Les Arts, siendo que hasta ahora Pérez Pont asumía ambos roles.
La abrupta salida del ya exgerente y la indefinición del proyecto de futuro para el Centre del Carme lo han situado como prioridad en el marco de la gestión cultural de la Generalitat, algo que se ha traducido en una nueva convocatoria de su Consejo General. Este mismo jueves, poco más de un mes después de su última encuentro, se vuelven a reunir los miembros del Consejo para dar respuesta a algunas de las incógnitas por lo que respecta al futuro del centro, entre ellas las que tienen que ver con su liderazgo. Son estos mismos puntos los que se tratarán en la reunión de este jueves, que, entre otros asuntos, pondrán sobre la mesa el nombramiento de una nueva gerencia así como cuestiones relativas al proceso de selección de la dirección artística, que en este caso será por concurso.
El Consorci de Museus encara así la que será su nueva etapa tras la destitución de José Luis Pérez Pont como gerente del organismo. Hace algo más de un mes que, tal y desveló este diario, Cultura puso sobre la mesa su cese, que se ejecutó en el siguiente Consejo General del CMCV. Desde la Generalitat se justificó el “cese disciplinario”, tal y como lo calificaron, por “irregularidades y mala praxis en su gestión”, al tiempo que señalaron cuestiones como la condena por un delito leve de daños imprudentes en el patrimonio, derivada de una intervención artística en el claustro renacentista, o la existencia de un informe del Institut Valencià de Restauración i Conservació (IVCR+i) que pondría de manifiesto “el mal estado” de las obras de arte adquiridas en virtud del Plan de Incentivo de Arte Contemporáneo.
“Esto no es ni censura, ni de derechas o de izquierdas. No es un Madrid-Barça, esto es ir con el reglamento, con el arbitro, con la legalidad. Y ahí vamos a ser inflexibles, sea quien sea", expresaba días después la secretaria autonómica de Cultura, Paula Añó, durante la primera rueda de prensa del CCCC tras la salida de Pérez Pont. Su destitución provocó la primera gran fractura entre los sectores culturales y el nuevo gobierno, pues prácticamente todas las asociaciones profesionales se situaron contra la decisión. Esto se materializó en una concentración a las puertas del centro cultural, en la que el propio Pérez Pont emitió un discurso en el que calificaba su cese como "un golpe al modelo de gestión profesional, independiente y en libertad de la cultura", aunque no entraba a valorar el detalle de las acusaciones vertidas por Cultura.