Ya están aquí los presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2022. Son los sextos que aprobarán les Corts Valencianes el próximo 22 de diciembre. Y siguen la misma tendencia de crecimiento que los previos. En total, 27.800 millones de euros para la recuperación que por primera vez se han negociado trasversalmente, lo que no solo hace que sean unas cuentas más equilibradas sino también las más plurales. Y, pese a quien pese, serán aprobados en tiempo y forma.
Digo que pese a quien pese porque una vez más se está poniendo la atención más en el dedo que apunta a la luna que en la propia luna. Tanta especulación los pasados días sobre el cuándo y no el qué deja entrever unas formas epidérmicas de hacer política y comunicación, síntoma de mucho asesor aburrido.
Estamos ante el mayor aumento presupuestario en España para 2022: esos son los presupuestos del Botànic que ayer aprobó el Consell y fue entregado a les Corts. Estos presupuestos hablan de cómo salir de una crisis con la vista puesta en las personas, hablan del blindaje de la inversión social, que nuestros hijos no tengan que hacinarse en clases de 30 alumnos, que podamos mantener el refuerzo de personal sanitario ante una pandemia que no acaba de irse… El escudo social suma más de 16.000 millones de euros este año.
Todo esto se ha cuadrado en un contexto en el que, suspendida la regla de gasto, el Consell hará frente con la infrafinanciación histórica y la reducción de la aportación del Estado en el contexto pandémico. Y se hace marcando una época: la de un gobierno plural que desde hace seis años demuestra que los presupuestos pueden rendirse a planes como el desarrollo del mapa de residencias y servicios sociales (Pla Convivint), la construcción o reforma de escuelas (Pla Edificant)… Otros dirán que mejor organizar la Copa América o un Terra Mítica. Escuelas contra veleros y montañas rusas.
La apuesta por una administración que vele y cuide de toda la ciudadanía ha sido una constante desde el primer presupuesto elaborado por Compromís, PSPV y Unides Podem. Y este no es diferente en este sentido. Antes de que la propia Unión Europea se diera cuenta del enorme daño que causaron las políticas de austeridad y baja fiscalidad a los poderosos, en la Comunitat Valenciana ya habíamos comenzado a reparar los estragos de la crisis económica en la ciudadanía y las medidas que no solo diezmaron al personal sanitario y educativo.
Quiero poner en valor el modo en que se han negociado estos presupuestos autonómicos. Por primera vez en seis años, los partidos que conforman el Consell (Compromís, PSPV y Unides Podem) han podido abordar su configuración de forma conjunta, con una visión política colectiva que no solo asegura una menor revisión en el futuro de las cuentas, sino que garantiza unos presupuestos tan plurales como lo que votan los valencianos y valencianas. Estos presupuestos, o su negociación, no ponen en riesgo al Botànic. Lo fortalecen. No solo mejoran el fondo, sino también la forma. Y esto debería ser una cuestión para celebrar, atendiendo a la ristra de presupuestos prorrogados de todos los colores políticos y niveles administrativos que hemos observado en los últimos seis años a lo largo de la geografía española.
Seguimos…