Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan, Roman Ziruk e Itsaso Apezteguia
Las divisas cotizaron en rangos estrechos la semana pasada ante la falta de noticias importantes sobre la inflación, en la que los traders e inversores se fijan obsesivamente últimamente.
Los únicos movimientos significativos entre las principales divisas fueron las caídas moderadas del real brasileño, lastrado por la postura moderada del Banco de Brasil, y del yen japonés, arrastrado por las crecientes dudas sobre la voluntad de las autoridades de defender la moneda en medio de una enorme diferencia de tipos de interés con el resto del mundo. El ganador de la semana fue el peso mexicano, que subió un 1% y es ahora la única divisa importante que ha resistido el repunte del dólar en lo que va de 2024.
El informe sobre la inflación del IPC de abril en EEUU, que se publicará este miércoles, es quizá el dato macroeconómico más importante que veremos en un tiempo. Para mantener la narrativa de los recortes de tipos, es importante empezar a ver cifras subyacentes coherentes con el objetivo de inflación de la Fed, es decir, lecturas de no más del 0,2% mensual. También serán importantes el informe del mercado de trabajo británico de marzo, que se publica el martes, y las cifras de crecimiento del PIB del primer trimestre de la eurozona, que se conocerán el miércoles.
Los índices PMIs de actividad económica, así como los datos más rezagados, como la producción industrial y las ventas al por menor, apuntan a una recuperación significativa de la actividad económica de la eurozona, impulsada por la resistencia de la demanda interna y el sector servicios. El informe sobre el PIB del primer trimestre, que se publica el miércoles, debería confirmar esta tendencia, y tal vez asistamos a una sorpresa positiva como la de la semana pasada en el Reino Unido.
Sin embargo, es probable que nada de esto haga descarrilar el primer recorte del BCE, que casi con toda seguridad se producirá en junio. Más allá de eso, el ritmo de los recortes sigue siendo incierto, ya que la economía se recupera y la eurozona se enfrenta a la “recta final” de la lucha contra la inflación, con una inflación subyacente aún significativamente por encima del objetivo del BCE.
Los planes de la Reserva Federal para recortar los tipos en 2024 dependen crucialmente de que los datos de inflación retomen la tendencia desinflacionista interrumpida de 2023, y eso, a su vez, exige que el IPC no aumente más de un 0,2% mensual, sobre todo en el índice subyacente. Eso no ha sucedido en los últimos 6 meses, y es poco probable que ocurra en el informe del IPC de abril de esta semana, según las expectativas de los economistas.
Cualquier otra sorpresa al alza llevaría probablemente a un reajuste significativo de la senda de tipos de la Fed en lo que resta de año. En consecuencia, esperamos ver bastante volatilidad justo después de la publicación de los datos el miércoles. No obstante, hay que señalar que el posicionamiento del dólar es ajustado y que según la mayoría de indicadores cotiza en niveles muy caros.
El informe sobre el PIB del primer trimestre en el Reino Unido sorprendió gratamente, ya que sugiere que la demanda sigue siendo muy resistente, que el crecimiento se está recuperando rápidamente y que el estancamiento del crecimiento de 2023 ha quedado atrás. Sin embargo, el Banco de Inglaterra se mostró más escéptico en su reunión de mayo, y el Gobernador Bailey llegó a sugerir que los mercados estaban infravalorando el ritmo de la relajación. Con un crecimiento que se acelera y una inflación que sigue lejos de los objetivos del banco, puede que al final esto no sea más que otro de los muchos engaños de comunicación del BoE.
El informe sobre el mercado laboral de esta semana será clave. Los mercados esperan una continuación de la lenta tendencia a la baja de los aumentos salariales, y cualquier sorpresa al alza en este sentido podría desencadenar otro reajuste del calendario previsto de los recortes de los tipos de interés y apoyar a la libra.
Informe elaborado por Enrique Díaz-Alvarez, Matthew Ryan, Roman Ziruk e Itsaso Apezteguia