SEVILLA. El gran día ha llegado. La final de la Copa del Rey entre el Valencia CF y el Betis a La Cartuja se disputa con mucho recorrido por delante a decidir en 90 minutos (o quién sabe si más) de final.
Es todo o nada a una carta. Es la gloria o la incertidumbre de un futuro sin Europa que abriría demasiadas incógnitas en el proyecto.
Por eso esta final es mucho más que un título. Por eso esta final es mucho más que una Copa del Rey, por eso esta final es mucho más que la novena. Esta final es la gloria o la incertidumbre, y aunque todos los protagonistas le quieran quitar hierro al asunto, un envite de esa clase tiene un gran peso.
Bordalás ha vuelto a ponerle el pecho a las balas en las horas previas a la final. Rueda de prensa de manual en defensa de los valores de su club, de la profesionalidad de su plantilla y en defensa de su estilo de juego.
Un estilo denostado en el que hay tres premisas incuestionables, y dos de ellas refuerzan al entrenador valencianista: es tan cierto que el equipo es el que más faltas comete como que es al que más le hacen. Pero definitiva y fundamentalmente, hay otra evidencia de la que el alicantino puede sacar pecho: jamás ha entrado a valorar el estilo de juego de otros equipos como sí se hace con él y con el suyo. Esa bandera la puede llevar bien limpia y alta porque nadie la puede cuestionar.
Y porque de fondo de todo (pese a que ahora en el Betis intenten desmarcarse de las declaraciones de Pellegrini, Fekir y Canales de esta semana para convertirlas en una supuesta estrategia valencianista), del lado verdiblanco sí se ha hablado del estilo de juego del Valencia CF, mientras que del bando blanquinegro no ha salido una sola palabra que cuestione al equipo sevillano.
De fondo subyace la cuestión arbitral. Por el año que lleva el Valencia CF, por sus malas relaciones con la RFEF, porque no hay un buen recuerdo del canario Hernández Hernández (Bernabéu, y el penalti de Alderete a Casimiro -aunque tampoco ha hecho gracia esta designación en la parte bética), y porque todo el asunto del “Rubialesgate” ha abierto la caja de las sospechas para cualquier colegiado en cualquier partido.
Así que cabrá centrarse en lo deportivo para recordar lo importante, meritorio y bello de citas como la de hoy. Y en ese aspecto hay que centrarse en un nombre propio: Gabriel Paulista. Bordalás confirmó ayer en la rueda de prensa que lo veía bien pese a no haberse ejercitado hasta ayer mismo con el grupo y que piensa que sería de la partida.
Por todo ello, las previsiones apuntan a un once con línea de tres centrales, dos carrileros, un trivote en la zona ancha y dos puntas. Traducido en nombres vendría a ser que Mamardashvili será el portero; la línea de tres centrales la compondrán Diakhaby, Gabriel y Alderete. Al carril diestro irá Foulquier y al zurdo Gayà. Hugo Guillamón oficiará como pivote, flanqueado por Carlos Soler a su derecha y Bryan Gil a su izquierda. En la punta del ataque, el trabajo de Hugo Duro será quien escolte y abra huecos para que Gonçalo Guedes pueda volver a ser el futbolista más desequilibrante de lo que se espera sea otra gran noche copera.
En cuanto al Real Betis, el chileno Manuel Pellegrini, como suele, no renunciará ni a su dibujo ni a su concepto de fútbol de posesión, con dos mediocentros, dos laterales de largo recorrido y una línea de tres mediapuntas por detrás del delantero centro que, en la cita de mañana, será el que llevó al Betis a la final con su gol decisivo al Rayo, el 'Panda' Borja Iglesias.
No diferirá en mucho el once que salga a La Cartuja al que hace dos jornadas empató a cero en LaLiga en San Sebastián frente a la Real Sociedad, con el chileno Claudio Bravo en la portería y como primera de las salidas del ataque verdiblanco por su acreditado juego con los pies que tanto rédito ha proporcionado al Betis.
Héctor Bellerín y Álex Moreno serán los estiletes que el técnico de Santiago usará por las bandas para ensanchar el campo y romper el entramado defensivo de los de Bordalás junto a la línea de tres en la que son fijos el francés Nabil Fekir y Sergio Canales en la zona caliente y decisiva del último pase.
El tercer hombre, como la película de Welles, debería ser el máximo goleador del equipo con 18 goles, Juanmi Jiménez, básico por su inteligencia, moovimientos indetectables y oportunismo, aunque podría tener opciones el capitán Joaquín Sánchez, por peso específico y aportación, aunque éste bien podría ser una de las bazas que el chileno se guarde en función del desarrollo del partido.
Una de las claves de la final será el mediocentro y la aportación defensiva y táctica de uno de los puntales del concepto de Pellegrini, el argentino Guido Rodríguez, básico en el corte y en la inteligencia en la lectura de los partidos y de cuyo rendimiento dependerá en mucho el desenlace del partido.
Junto a Guido, el portugués William Carvalho, liberado de corsés defensivos y que ha logrado con Pellegrini dar rienda suelta a su creatividad en conexión con la zona de delante bética, en la que la confianza del chileno se ha traducido en su capacidad de marcar y de hacerlo con el talento de un goleador caro.
En todo caso, Pellegrini es consciente de las cartas del Valencia, de su sentido también táctico, aunque opuesto al suyo, y de lo difícil que es remontarle un gol a los de Bordalás, por lo que los mecanismos defensivos y la concentración serán tan importantes como la creación: en ello contará y mucho el estado de forma del central Marc Bartra.
Alineaciones probables.
Real Betis: Claudio Bravo; Bellerín, Pezzella, Bartra, Álex Moreno, Guido Rodríguez, William Carvalho; Canales, Juanmi, Fekir; y Borja Iglesias.
Valencia CF: Mamardahsvili, Foulquier, Diakhaby, Gabriel Paulista, Alderete, Gayà, Hugo Guillamón, Carlos Soler, Bryan Gil, Hugo Duro y Guedes.
Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (Comité Las Palmas)
Estadio: La Cartuja.
Horario: 22.00 horas (Programación especial en 99.9 Plaza Radio desde las 7´00 AM).