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opinión

El índice Ibex 35 no es sexy para los inversores veinteañeros

El profesor financiero valenciano preguntó al inicio de curso a sus alumnos en qué acciones invertían... y no le dieron ni un solo nombre de una española

21/07/2022 - 

VALÈNCIA. En la primera clase del curso en septiembre de 2021 les pregunté a mis alumnos de grado si invertían sus ahorros en bolsa. De ellos, que están alrededor de los 19 años, me contestaron afirmativamente alrededor de un 15%. Una cifra que consideré llamativa y que me sorprendió. A continuación, les pregunté si invertían en criptoactivos y la respuesta fue afirmativa para un 10%. Esto me dejó preocupado porque el mercado cripto era un mercado no regulado, lo cual podría ocasionarles problemas y así lo estuvimos discutiendo. Por último, les pregunté en qué acciones invertían y aquí vino mi pasmo, pues no me dieron un solo nombre de una empresa española. Sus respuestas eran siempre nombres de compañías estadounidenses, chinas, japonesas, coreanas del sur y rara vez europeas.

Evidentemente, en una escuela de negocios como es EDEM, lo lógico es pensar que los alumnos que eligen títulos como Administración y Dirección de Empresas e Ingeniería y Gestión Empresarial sean más propensos y permeables a la idea de que invertir en bolsa reporta mayores retornos que otro tipo de activos. Pero, lo de que no invirtieran en empresas españolas me inquietaba porque al final era dinero que salía de nuestro mercado para ir a apoyar financieramente a empresas de otros países. No obstante, conforme fueron pasando las clases y las semanas pude entender sus razones y si tuviera que sintetizarlas en una diría que invertían en aquello que percibían que iba a impactar en su 'mundo'.

¿Y cómo es su 'mundo'? Es una economía en la que ellos han visto crecer y emerger nuevas industrias y empresas que hace década y media no tenían la actual dimensión o, simplemente, no existían. Así, sectores como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, el cloud computing, el blockchain, el metaverso, el hidrógeno verde o los video juegos para móviles, han surgido para atender nuevas demandas y tendencias que son con las que han crecido y en algún caso interactuado. Por ello, tiene lógica que quieran ser partícipes de esa revolución y que inviertan en ella. El problema es que estos sectores no son los que lideran nuestro Ibex 35 donde cabe recordar que el sector más ponderado, con un 25%, es el bancario, y éste no es percibido como muy atractivo. Incluso, Iberdrola, la empresa de mayor ponderación de dicho índice y líder mundial en energía eólica no es muy llamativa para ellos, pues como me dijo hace unas semanas una analista de mercados valenciana: "Para uno de tus alumnos, comprar Iberdrola es igual de aburrido que comprarse un bono".

Avance tecnológico

Independientemente de sus gustos e intereses, hay un aspecto que hace a estos jóvenes muy diferentes de sus padres a la hora de invertir: el avance tecnológico les permite acceder al mercado desde su propio móvil. De hecho, en Estados Unidos ha habido una competencia muy fuerte en el mercado de inversores minoristas en los últimos años. Especialmente desde que el auge y la popularidad de la plataforma Robin Hood, que ofrece 0% de comisiones, llevó a las otras cuatro grandes plataformas en 2019 (Charles Schwab, E*Trade, Fidelity y TD Ameritrade) a que también redujeran sus comisiones a cero. En España el modelo ha sido replicado y ofrecido por operadores como la israelí eToro y la británica XTB por lo que cualquier joven ahorrador pueda operar en decenas de mercados y activos financieros con su teléfono móvil, ya que las apps digitales de estas plataformas no solo ofrecen acciones, sino divisas, materias primas y otros activos como criptomonedas.

El riesgo potencial es que los jóvenes estudiantes de grado o de posgrado puedan ser seducidos por las historias que circulan en las redes sociales sobre jóvenes inversores que se enriquecen fácil y rápidamente como los crypto bross conduciendo Lamborghinis. Ello les podría conducir a operar fuertemente apalancados en criptoactivos o en derivados como los Contratos por Diferencias (CFD), productos sobre los que la Autoridad Europea de Valores y Mercados, ESMA, y la Autoridad Bancaria Europea, EBA, vienen advirtiendo sobre su peligrosidad. En palabras del presidente de Renta 4 Banco y profesor del Curso 15x15 de EDEM, Juan Carlos Ureta, estas plataformas de negociación han sido capaces de atraer nuevos inversores jóvenes, pero al mismo tiempo han convertido el proceso de inversión en una especie de "casino con incentivos casi adictivos para invertir en lo que está más de moda".


Desde mi punto de vista, como profesor y responsable académico del área de Finanzas de EDEM, no creemos en ese tipo de inversión, sino en otro modelo de inversión mucho más maduro y orientado a planificar mejor y ahorrar para futuras gastos (por ejemplo, compra de una vivienda) o la jubilación. Por ello, considero que la solución consistiría en ofrecer un mejor nivel de conocimientos financieros. Así, las universidades podrían establecer algún taller opcional de finanzas o de conocimiento de los mercados de capitales para que sus alumnos puedan interactuar con profesionales del sector con larga experiencia dentro de un 'área educativa segura'. En ellos un profesor de finanzas del centro podría trabajar juntamente con algún profesional del mercado para describir trimestralmente la narrativa que prevalece en el mercado, explicar algunas tesis de inversión y utilizar algunos de los conocimientos expuestos previamente en el grado para, por ejemplo, valorar una compañía cotizada. 

Idealmente, esos foros de finanzas podrían trabajar en paralelo a un 'Club de Bolsa' universitario en el que los jóvenes estudiantes aprendan haciendo inversiones. En las universidades, los típicos 'clubes de inversión' son asociaciones de estudiantes donde sus miembros hacen una pequeña contribución mensual o trimestral a un fondo central sobre el que toman decisiones con respecto a la inversión. Entonces, a medida que el club comienza a construir una cartera y el valor de la cartera cambia con las decisiones del club y las fluctuaciones del mercado, los miembros a menudo se vuelven bastante apasionados. Una nueva gama de posibilidades se despliega ante ellos y las discusiones vibrantes de los éxitos y fracasos de inversiones anteriores que a menudo ocurren espontáneamente ayudan a los estudiantes a desarrollar una buena base de conocimientos.

'Analfabetismo financiero'

Por el contrario, el 'analfabetismo financiero' conlleva costos significativos. En términos generales, la literatura científica muestra que los consumidores con menos conocimientos son los que ahorran menos, acumulan mayores montos de deuda y adicionalmente pagan más en tasas de interés y en comisiones. Mientras, un mejor nivel de educación financiera genera varios beneficios potenciales. Por ejemplo, las personas con mejores habilidades financieras diversifican mejor el riesgo distribuyendo sus inversiones entre un mayor número de acciones y fondos de inversión, a la vez que evitan fuentes de financiación más costosas como las tarjetas de crédito.

En síntesis, el gran objetivo de la educación financiera es, en palabras de Pablo Hernández de Cos, presidente del Banco de España, "conseguir que las personas sean capaces de tomar decisiones financieras responsables a lo largo de su vida, conscientes de sus derechos y obligaciones como usuarios de productos financieros". Un foro trimestral en el que se hable del mercado de capitales y un 'Club de Bolsa' serían el espacio ideal para ello. De este modo, si no piensan que el Ibex 35 es lo suyo, tal vez se les podría explicar en él lo que es el BME Growth, porque igual las empresas que allí entran a cotizar les resultan más excitantes. Y por supuesto, no duden que este próximo septiembre volveré a preguntar a mis alumnos si invierten.

Felipe Sánchez Coll es profesor de Finanzas en grados, posgrados y Executive Education en EDEM

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