memorias de anticuario

El irresistible encanto del papel

26/09/2021 - 

VALÈNCIA. Tenemos que hablar más a menudo de ello. El arte sobre papel, fruto del desconocimiento y los prejuicios, se ha tenido habitualmente como la obra menor de un artista, lo que no siempre sucede así, estando más cotizados muchos dibujos de determinados artistas en relación con las obras que estos realizaron en mayor formato sobre lienzo, aunque, sin embargo, menos interesantes. En general, no obstante, se tiene la obra sobre este soporte y el empleo de la tinta, el lápiz o la acuarela como una menudencia o bagatela. Una idea generalizada que habría que desterrar de una vez por todas. Es en el papel en blanco donde se vierte el talento más innato del artista de una forma más evidente, sin trampa ni cartón. Es sobre su nívea superficie donde la técnica y la creación más espontánea quedan de manifiesto como un libro abierto. El arte sobre papel es el “aquí y ahora” del arte. Se podría decir que el dibujo, y en muchos casos el grabado, son como el jazz en la música: inmediatez, valentía en la aplicación del material, o la práctica de la incisión a la hora de la ejecución en el caso del grabado. Apenas hay preparativos previos, apenas correcciones, pues no se permiten y todos los trazos tienen la verdad de lo definitivo. Mención especial merece el eximio arte del grabado y la enorme complejidad técnica que encierra, hoy en día un auténtico desconocido para la mayoría. La pedagogía es escasa en este campo. Es cierto que los museos no suelen disponer de espacios permanentes para exponer sus extensas colecciones de papel, que permanecen convenientemente conservadas en condiciones especiales (dados los problemas que presenta su conservación), y pienso que ya es hora de que ello cambie. La obra sobre papel, sobre todo la antigua no puede estar de forma permanente a la vista del público, por lo que debe ser renovada aproximadamente cada seis meses, pero pienso que los centros museísticos deben plantearse salas dedicadas a la obra sobre papel con las condiciones ambientales adecuadas y los periodos de exposición a salvo de riesgos. 

Segunda edición de la Feria Paper

Hay que celebrar que a partir del día 30 de este mes de septiembre y hasta el 3 de octubre, y tras un año que no se ha podido celebrar debido a la pandemia, abra sus puertas Paper València (papervalencia.com). El acceso para el público es libre y está auspiciado por Fundación El Secreto de la Filantropía, Elca Ediciones y la Editorial Banda Legendaria. Se trata por tanto de la segunda edición de esta feria, repitiendo espacio en las instalaciones de Ruzafastudio en pleno barrio de Rufaza (calle Pedro III el Grande nº11). Un certamen que basa su razón de ser en el arte y la poesía, y lo que les une, pero siempre con el soporte del papel como vínculo esencial al que se homenajea. Nunca es tarde para reivindicar el arte sobre papel y su irresistible encanto. 

Obra sobre papel de Joan Cardells

La idea me parece estupenda para el sector cultural de esta ciudad, un tanto renqueante en estos tiempos, y, sobre todo, pienso que es un proyecto con un potencial enorme. Se trataría de un certamen prácticamente pionero en España y que cubre un hueco importantísimo puesto que, si bien la feria Gabinete que se celebra en Madrid está estrechamente vinculada a este soporte, también se admite cierta obra de pequeño formato que no emplea necesariamente el papel. Por lo que, hoy por hoy, no existe otra feria ni certamen cuyo referente sea exclusivamente el mundo del papel. En esta edición 2021 van a participar seis importantes galerías de arte contemporáneo (cuatro valencianas y dos del resto de España) y siete editoriales. Las galerías valencianas son Set Espai d´Art, Ana Serratosa, House of Chappaz y Punto, y las otras dos la sevillana Rafael Ortiz y la cántabra Siboney. Es de desear que las siguientes ediciones se tienda al crecimiento y a la apertura a participantes no solamente de obra contemporánea sino también antigua-la memoria del papel-, ya que no hay que obviar que el empleo del papel como soporte artístico se lleva a cabo desde tiempo inmemorial. No sólo de arte contemporáneo vive el arte y el hombre. Debemos añadir que la presencia de editoriales también es mayoritariamente valenciana e, igualmente, importante con obra esencialmente de poesía y arte.

La celebración de esta segunda edición es la primera gran noticia de la temporada en tiempos en que esta clase de certámenes, por diversas razones, son pequeños triunfos, y estoy seguro que, con el apoyo que merece, Paper va a ser un motor generador de dinamismo en un panorama artístico valenciano que lo necesita. Dicho esto, me parece esencial, aunque parece que nos cueste decirlo, la idea de monetizar la feria con la puesta a la venta de las obras expuestas pues es indispensable la viabilidad económica de todos los agentes que participan en la vida cultura de un entorno: galerías, artistas, editoriales, escritores… Pensar en otra vía que no sea la de vivir del arte vendiendo arte es, sinceramente, poco realista y naif

Hoy por hoy, hablar de Paper, una feria todavía en los albores, es hacerlo también de cómo se ha podido hacer realidad el evento en una coyuntura en la que poner en marcha estas empresas es poco menos que una quimera, en un entorno lleno de dificultades. La financiación del arte, repetimos, es algo de lo que hay que hablar sin tapujos, a diario, con mucha más naturalidad, tal como se hace en otros países de nuestro entorno. En este sentido para llevar a buen puerto esta ilusionante empresa que es Paper se ha promovido por los organizadores un provechoso para todos “mecenazgo colectivo” por medio del cual aspirar a que los costes de la feria, que no beneficios, se cubran a través de la filantropía y el mecenazgo privado a través de la captación de fondos de particulares. 

Si bien el interés último de invertir en cultura debe estar más en el ámbito de la autorrealización personal y en el compromiso con la sociedad, devolviendo a esta, al menos, parte de lo que nos ha dado, no hay que olvidar que las contribuciones para hacer realidad estos eventos culturales tienen el incentivo, que no se puede desdeñar, de las ventajas fiscales de las que se favorece los mecenas por modesta que sea la aportación. Y sí, también es conveniente hablar sin miedo y sin prejuicios de la fiscalidad, y más en la Comunitat Valenciana, que tiene un marco tan atractivo como desconocido para personas físicas como empresas. Para ello, se está impulsando por los organizadores el reconocimiento del proyecto como “de interés social” por la Generalitat.

Para materializar las ideas contribuye la Fundación El Secreto de la Filantropía con su estructura organizativa a la hora de gestionar la feria como una iniciativa de mecenazgo colectivo, Elca Ediciones aporta el espacio y define los contenidos y la Editorial Banda Legendaria aportará sus conocimientos técnicos y aspectos logísticos que precisa el evento. En cuanto a esta segunda edición, además de la exposición de cada una de las galerías y editoriales participantes y de otras actividades y presentaciones, se va a rendir merecido homenaje a dos importantes artistas valencianos del último medio siglo como Joan Cardells (1948-2019), que por cierto Bancaja una muestra antológica comisariada por Tomás Llorens, recientemente fallecido y Boye Llorens y al artista de Mislata Martí Quinto (1939). Asimismo, se hará un repaso a la obra plástica pero también poseedora de una fuerte carga poética de Xisco Mensua (1960), artista barcelonés, aunque afincado en Valencia con la edición del libro Xisco Mensua, Historias de Arte y Poesía

Aguada de Francisco de Goya sobre papel

Y para acabar, otra buena nueva

Acabamos con otra buena noticia para el arte valenciano que tiene que ver con el papel: la reciente publicación de la obra del historiador Felipe Garín Llombart, quien fuera director del Museo del Prado y del Bellas Artes de Valencia, La pintura valenciana en el Museo del Prado, que reúne una ingente cantidad de obras de artistas de la Comunidad Valenciana o que desarrollaron la mayoría de su carrera en nuestro entorno geográfico y cultural. El libro se acaba de presentar en la primera pinacoteca de nuestro país y está patrocinado por la Fundación Conexus Madrid-Comunitat Valenciana. La obra tiene todo el sentido, ya que para Miguel Falomir, actual director del Prado “ninguna otra escuela española, posee semejante protagonismo en nuestra gran pinacoteca”.

Desde Rodrigo de Osona a Pablo de San Leocadio, Yáñez y Llanos, Maçip y Joanes, Ribalta y Ribera, Hiepes, Esteban March, Camarón, Maella, Vicente López, Gisbert, Benedito, Pinazo, concluyendo con Sorolla, Pinazo y los Benlliure. A este respecto Miguel Falormir afirma que “ninguna otra escuela española es tan autorreferencial y desde tan temprano. Podríamos decir que los artistas valencianos tenían conciencia y sentido de escuela. Existía la sensación de que cuando uno pinta en Valencia pertenecía a una historia". No podemos estar más de acuerdo con el director de nuestra gran pinacoteca.

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