VALÈNCIA. El comercio de proximidad valenciano se reivindica por su valor a la sociedad y su contribución a la generación de riqueza y empleo en el territorio. Y lo hace, además, en un contexto complicado por la fuerte competencia que existe en el mercado ante la consolidación de las grandes plataformas digitales. Pero también, el sector vive un momento en el que el cierre de locales está a la orden del día ante el alza de los alquileres y la falta de relevo generacional. Por ello, las empresas alzan la voz y piden ayuda tanto a la Administración Central como al Gobierno autonómico, en este caso la Generalitat Valenciana. "O nos ayudan o muchos negocios viables cerrarán".
Así de tajante se mostró Rafael Torres, presidente de Confecomerç, durante la presentación de la campaña 'Pequeñeces' con la que buscan llamar la atención de la sociedad, apelando a los valores de humanidad, cercanía, producto fresco, sostenibilidad y especilización de las tiendas del comercio de proximidad. "Representamos cosas muy positivas y el cliente nos quiere, pero necesitamos que existan las mismas reglas del juego para todos", subrayó Torres.
Y es que solo en la Comunitat Valenciana existen 55.000 pequeños comercios, de los que el 50% sn autónomos y el 96% son micropymes con menos de 5 trabajadores. Lidera el empleo femenino, con un total de 134.662 mujeres, el 61,6% del total de trabajadores, frente al 46,9% del conjunto de la economía. Además, es la actividad económica con más empresas de la Comunidad Valenciana, el 12,6% del tejido productivo, y la segunda actividad que más empleo genera, después de la Administración Pública, con 219.000 personas en activo.
No obstante, solo en los últimos años parte de ese tejido empresarial ha ido desapareciendo. Al cierre obligado en pandemia, se sumó la guerra y el alza de la factura de la luz y de los costes, estrechando márgenes y ahogando a muchas de estas pymes que se vieron obligadas a cerrar. Así, solo en 2023 se apagaron cerca de 4.000 comercios en la autonomía valenciana, aunque otros 3.000 iniciaron actividad. "Hay que preservar el comercio local. Cada año se pierden comercios, un 12,3% en los últimos 10 años, según datos oficiales, lo que representa que estamos en el índice de dotación comercial más bajo de la serie histórica", advirtió Torres.
Uno de los principales retos que afronta el comercio es hacer frente a la dura competencia de los gigantes digitales, plataformas que están operativas las 24 horas del día y los siete días de la semana y que acechan con ofertas constantes. Una competencias "desleal", a su juicio, que la Administración debe frenar con unas reglas justas y equitativas. "Pedimos igualdad y que todos podamos competir con las mismas condiciones", exigió el presidente de la patronal del pequeño comercio en la Comunitat Valenciana.
También, muchos negocios deben enfrentarse a la falta de relevo generacional, ya que cerca del 60% de los autónomos del comercio valencianos de proximidad tienen más de 60 años y están próximos a la jubilación. "Las Administraciones deben asumir en primera persona esta situación y tomar medidas". De lo contrario, las ciudades irán perdiendo parte de esa identidad que les caracteriza y al que el comercio contribuye.
Por ello, Torres reclamó sensibilidad con la idiosincracia y singularidad del sector a través de ayudas e incentivos que permitan su supervivencia. "Es histórica la infrafinanciación del sector. En los Presupuestos Generales del Estado (PGE), el grueso de las partidas se centran en comercio exterior", señaló para reclamar medidas de carácter fiscal o sobre las cotizaciones de la Seguridad Social, paquetes de ayudas y acceso a fondos europeos para la digitalización de procesos.
El comercio también lamentó la jornada de 37,5 horas que plantea el Ministerio de Trabajo al considerar que penaliza a "los más débiles" y a aquellos con menor capacidad económica para hacer frente a la medida. Así, el empresario exigió que se tenga en cuenta en la norma el sector al que pertenece una empresa y su tamaño, como defiende la CEOE, y planteó que se ofrezca una moratoria de la medida a empresas pequeñas para que puedan adaptarse.
Asimismo, puso deberes al gobierno autonómico de Carlos Mazón: más asignación para el pequeño comercio y un renfoque de las políticas. En este sentido, detalló que la partida de ayudas se ha reducido hasta los 11 millones, mientras que otras industrias superan los 100 millones en las cuentas autonómicas. "No se trata de una cuestión solo de asignación, sino de foco y de conseguir acceso a fondos del Ivace o de la Conselleria de Innovación para proyectos de pymes porque históricamente se nos ha mantenido fuera", reivindicó.
El alza de los alquileres es otro problema que preocupa al sector y, por ello, apuntó que parte del problema es la reconversión de bajos comerciales en apartamentos turísticos, ya que para muchos propietarios es más rentable un modelo que otro y los precios suben de forma "insostenible". No obstante, consideró que no hay que demonizar al turismo porque parte de sus ventas también vienen de los visitantes, pero sí pidió no convertir los centros de las ciudades "en parques temáticos".
No obstante, la campaña 'Pequeñeces' mira en positivo y busca poner de relieve los valores del comercio de proximidad, aunque dejando claro que cuando desaparece un establecimiento "perdemos todos". Así, pretende sorprender y fidelizar a clientes y nuevos consumidores, concienciando sobre la importancia de comprar en los 55.000 pequeños comercios de la Comunitat Valenciana, "un tejido comercial que ayuda al desarrollo y prosperidad de nuestros pueblos y ciudades".
La iniciativa, difundida a través de redes sociales, llegará a los municipios de la Comunitat y a los sectores comerciales a través de las 204 asociaciones locales, gremios, y mercados municipales, que harán suyo el mensaje y difundirán la importancia que tiene la compra en el comercio local, las ventajas que representa para todos los ciudadanos.