De su lado, en el conjunto de la Unión Europea, el PIB se estancó entre abril y junio, después del crecimiento del 0,2% en el primer trimestre. En comparación con el segundo trimestre de 2022, el PIB de la zona euro creció un 0,5% y el de la UE, un 0,4%.
Si se atiende al desglose de componentes, el PIB trimestral se vio impulsado por las mejoras de inventarios tanto para la zona euro (0,4%) como para la UE (0,2%), la formación de capital fijo (0,1% en ambos casos) y el gasto público, pero este último epígrafe solo aportó a la eurozona una décima y nada a la UE.
Por otro lado, el consumo de los hogares fue neutro para ambas entidades, aunque el balance externo fue negativo en un 0,4% para la eurozona y un 0,3% para la Unión.
Entre los países de la UE cuyos datos estaban disponibles, el mayor ritmo de avance trimestral correspondió a Lituania (2,9%), por delante de Eslovenia (1,4%) y Grecia (1,3%). Por el contrario, los países con peor desempeño en el trimestre fueron Polonia (-2,2%), Suecia (-0,8%) y Austria (-0,7%).
Entre las grandes economías de la UE, entre abril y junio, Alemania se estancó, después de la contracción del 0,1% en el primer trimestre, mientras que Francia aceleró su expansión al 0,5% desde el nulo crecimiento previo, al tiempo que en Italia el PIB cayó un 0,4% después de crecer un 0,6% en el primer trimestre.
En el caso de España, el crecimiento del PIB en el segundo trimestre se moderó al 0,4% desde el 0,5% de los tres primeros meses de 2023.
De este modo, el crecimiento del PIB de la zona euro volvió a ser sustancialmente inferior al de Estados Unidos, que tanto en el primer trimestre como en el segundo registró un alza del 0,5%.