La artista Selen Botto lanza una campaña de micromecenazgo para editar Do you sea?, una publicación que visibiliza la contaminación del Mediterráneo a través de imágenes cotidianas
VALÈNCIA. Pocas escenas evocan más la ligereza del espíritu que imaginarnos en una plácida mañana junto al mar. Una sombrilla, una toalla, las olas acariciando la costa, el olor a salitre meciendo los sentidos… Quizás la estampa se vuelva menos idílica si recordamos que hay kilos de residuos plásticos agazapados entre la arena acompañándonos en nuestra jornada de goce y relajación. Piezas que en algún momento fueron arrojadas a cualquier masa de agua del planeta Tierra y, mira tú por dónde, acabaron en geografías mediterráneas. No ayuda tampoco al esparcimiento tomar conciencia de que esos desechos descontextualizados que alcanzan nuestras orillas son solo una ínfima parte de la basura que surca los océanos y afecta a sus ecosistemas.
Sobre todos estos asuntos reflexiona el trabajo fotográfico Do you sea?, de Selen Botto, que plantea una juego visual con instantes cotidianos del litoral valenciano y los plásticos encontrados en esas ubicaciones. Desde una mirada documental, Botto captura imágenes costumbristas de la rutina estival y las interviene mediante superposiciones de objetos inesperados. El resultado es un catálogo de nuevas viñetas en las que los bañistas tienen cabeza de tapón o cuchara desechable, sus tumbonas se han convertido en cepillos de dientes o llevan por sombrilla un trozo de bolsa. Durante los dos últimos años, Do You Sea? ha existido como proyecto expositivo en residencias artísticas y muestras en Vila-real, Milán o Tenerife. Ahora, la creadora quiere convertir ese carrusel de bañistas y detritos en un fotolibro. Para ello, ha puesto en marcha una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Verkami que estará vigente hasta el 3 de julio. El volumen cuenta con el diseño de Adrián Beltrán y Mati Martí, así como de un texto a cargo del fotógrafo y gestor cultural Jorge Alamar.
Como explica Botto, la generación de residuos “es un tema que, de manera invisible, afecta a mis decisiones diarias: dónde tirar cada producto, intentar comprar productos sin embalajes no reutilizables… No creo que vaya a cambiar el mundo por reciclar una bolsa o no, pero dentro de mi parcela de actuación, intento generar el menor impacto ambiental posible. Desde esa mentalidad, un día decidí ir a la playa y, en lugar de simplemente estar, concentrarme en localizar esos plásticos. En apenas media hora recogí muchísimas piezas. Ahí me di cuenta de que había un problema real”. En concreto, las instantáneas y la basura que integran el proyecto surgieron durante paseos por las orillas de Orpesa, Marina D’Or, Torre la Sal, Alcossebre, la Malvarrosa, la Patacona o el Cabanyal.
En ese festival de PVC y otros familiares petroquímicos que fue acumulando, Botto tropezó con frecuencia con objetos tan comunes en nuestras rutinas como “tapones, palitos de colores distintos, pajitas y pequeños engranajes”. De todas maneras, resalta que la gran mayoría de lo que ha recogido “son fragmentos que me resultan irreconocibles. Sigo dos plataformas, BIOagradables y Vivirsinplastico, que a menudo catalogan en sus redes sociales distintos desechos. Sus recursos me han servido para descubrir y clasificar qué eran algunos de los trozos que he recolectado. Además, gracias a este proyecto he descubierto la figura de los arqueólogos del plástico, que investigan de dónde vienen esos residuos que nos llegan”.
Una gaviota pringada de chapapote, una tortuga atrapada en las anillas de un pack de refrescos… En pleno 2022, el imaginario colectivo respecto a los problemas medioambientales cuenta ya con un buen puñado de imágenes icónicas que se mueven en los códigos del desastre y el horror. En Do you Sea?, Botto opta por una aproximación que combina la ligereza de un contexto de ocio con la catástrofe de fondo que supone vivir en un planeta al borde del colapso. Toallas y ecoansiedad; ironía y basura. Su mirada nos habla de la cotidianeidad en plena canícula: personajes que nadan, toman el sol, hacen deporte o paladean una cerveza. Bañadores, crema protectora y sombrillas.
“La manera de enseñar un tema tan terrible podía llegar a ser fotográficamente, artísticamente, lo de siempre. Quería aportar una mirada crítica a la relación que tenemos con el territorio, el consumo y sus consecuencias, pero deseaba abordarlo de una forma más, por así decirlo, ‘divertida’: me lo quería pasar bien haciendo el trabajo y proponer algo con punch, con fuerza”, explica la creadora. Pienso en este trabajo como en una tragicomedia, porque puedes encontrar en él pinceladas de humor a partir del juego entre las escenas y los materiales”.
¿Puede una reflexión sobre la contaminación por plexiglás y similares ser bella visualmente? ¿Hay poesía en un tapón? Para Botto la respuesta es un ‘sí’ rotundo: “a nivel visual, los colores y las formas de esos plásticos erosionados por el mar resultan muy atractivos, llaman la atención, son hasta bonitos. Haber utilizado esas piezas para intervenir la imagen es para mí un método de acercarme a la pintura: fijarme en la plasticidad, los volúmenes y el cromatismo de esos fragmentos es casi como utilizar un pincel. Mi tela es la fotografía y, metafóricamente hablando, los trozos de basura son mi pincel. Me encanta la pintura, pero no sé pintar, así que tenía ganas de aproximarme a esa disciplina desde algún otro lugar”, señala.
Y llega aquí la gran paradoja de Do you sea?: los escombros petroquímicos ya estaban en las instantáneas antes de que Botto decidiera convertirlos en protagonistas. “Sin necesidad de la intervención, en las imágenes que saqué estaban presentes esos plásticos, pero no se ven, están semienterrados en la arena. Mi tarea era sacarlos a la luz, ponerlos en primer plano. En ese sentido, hago hincapié en el concepto de la visibilidad: coger un elemento que ya estaba en ese territorio, pero permanecía semioculto, y hacer que se vea, darle protagonismo”.
Cuando una piensa en la contaminación de los ecosistemas marinos, es fácil que la mente recale en símbolos como la isla de plástico del Océano Pacífico, una superficie de 1,6 millones de kilómetros cuadrados que flota entre California y Hawái y que, efectivamente, está compuesta por toneladas de residuos. Sin embargo, el problema azota cualquier litoral, cualquier rincón bañado en salitre, sin importar sus coordenadas. Lo sufrimos al lado de casa y en el otro extremo del globo terráqueo. “El hecho de desarrollar este trabajo desde el Mediterráneo ha sido una cuestión circunstancial: se podría haber hecho en cualquier costa, en cualquier playa y en cualquier mar. Es aplicable a cualquier entorno marino. Cuando vemos noticias de contaminación en el Pacífico, sentimos que es algo que nos queda muy lejos, que no nos toca y sobre lo que no tenemos responsabilidad, pero sí que la tenemos porque las corrientes marinas nos conectan. Los residuos que yo he recogido pueden haber venido de muy lejos y nuestras acciones repercuten en otras costas, más allá de lo que puedas imaginar”, resalta la artista.
Armar un universo visual propio supone también generar un inventario de referencias, de creadores que han ido moldeando nuestra manera concreta de observar la vida o que nos han proporcionado claves, herramientas o preguntas. Preguntada por esas figuras que han dejado huella en sus pupilas, Botto destaca “la producción de Steven Gee, pero creo que, a la hora de poner en marcha un proyecto, me inspiran muchas obras y situaciones de las que no soy consciente hasta que ha pasado un tiempo. Siento que me influyen las imágenes en general, las que me rodean en el día a día: un anuncio que veo por la calle, por ejemplo”.
Do you sea? arrancó en 2020 y creció gracias a la residencia artística Co-net Photo Res del Consorci de Museus. Ha formado parte de diferentes exposiciones, como la milanesa Italia90, la bienal de fotografía Fotonoviembre 2021 en Tenerife o la mostra TEST 2022 de Vila-real. Asimismo, fue expuesto por el Centre del Carmen en formato audiovisual. Llevar el proyecto de las paredes a un volumen impreso y encuadernado no es cuestión de chasquear los dedos y desearlo muy fuerte. Supone investigar caminos gráficos distintos a los expositivos, lenguajes de celulosa y tinta.
En ese sentido, Botto señala que Do you sea? constituye “todo un reto, pues se trata de mi primer fotolibro. Me parece el formato adecuado para recoger las distintas imágenes y que las personas puedan consultarlas más allá del tiempo en el que se exhiban en algún espacio. Es una forma de darle cierre a la iniciativa. Además, desde mi posición de fotógrafa, también me interesaba ver cómo se transformaba el trabajo a través de las ideas de los diseñadores que participan en la publicación”. Respecto a recurrir al micromecenazgo como método de financiación, defiende que se trata de “una herramienta potente para llevar a cabo un proyecto de manera autónoma, de coger las riendas de tu propio trabajo en tus propios términos”.
Con los rigores estivales reclamando ya con ímpetu su protagonismo en nuestras agendas, el juego se propone solo: ¿cuántos trocitos de plástico van a acompañarte silenciosamente en cada jornada playera? ¿De dónde vendrán esas piezas amorfas de colores chillones que permanecen en un discreto segundo plano? ¿Qué fragmentos irreconocibles se estarán encontrando en sus propias arenas los bañistas de Bristol, Acapulco o Nantucket?