VALÈNCIA. Las inversiones que no solo crean rentabilidad financiera sino también impacto social y ecológico están creciendo a ritmo elevado. El cambio sistémico hacia una economía circular que integra la sostenibilidad no solo sirve para proteger al planeta, sino que ofrece a priori la única alternativa real también en el plano puramente económico.
Como ahorradores e inversores es hora de hacernos la idea y saber que tenemos una herramienta extraordinaria para participar activamente en este nuevo paradigma. Según un estudio del 'Global Impact Investing Network', la inversión de impacto solo en los últimos cinco años se habría triplicado. Y la flecha que marca tendencia apunta hacia arriba también para los próximos años.
Para los inversores entender bien los beneficios que provoca la inclusión de la sostenibilidad en la cadena de valor de una economía circular es clave para una adecuada toma decisiones a la hora de elegir activos. No se trata únicamente de detectar cotizadas innovadoras o de tecnologías limpias de alta sofisticación. No. Debe ser una observación mucho más amplia, que va desde la apertura hacia la cooperación de esta temática hasta la actitud empresarial frente a ella, con los actores internos de la compañía como también externos.
Debemos tener en cuenta que el inversor no solo actúa como financiador del futuro crecimiento económico, sino también en la transformación económica. Un sistema económico circular que funciona bien solo se entiende si es capaz de reconvertir residuos en materia prima y viceversa. Es hacia allí donde el mundo se está dirigiendo.
Una inversión que genere impacto social y económico a la vez, ayuda a la integración financiera, la infraestructura, mejora conocimiento y contribuye a la igualdad. Aspectos como la prestación de circulante a pymes, las microfinanzas, nuevas infraestructuras energéticas, la gestión del agua, la investigación de las enfermedades mortales o la igualdad de géneros son temas concretos con los que el inversor puede participar directamente en la creación de impacto.
Es cierto que a simple vista es más fácil ver el impacto en activos ligados a la economía real que en la mayoría de empresas cotizadas multinacionales, que no siempre operan en un solo campo de actividad sino habitualmente en varios. Por ello, resulta delicado colgarle el cartel de sostenible a una cotizada, solo por crear impacto en algún campo de actuación concreto, pero no en otros donde también está presente.
Las auténticas joyas son las que aplican la sostenibilidad en todos los campos de actividad, sin excepción. Aquí es donde se separa la paja del trigo y es donde empieza el expertise por asignar la valoración real adecuada en generación de impacto y sostenibilidad de una empresa, un proyecto o un activo en concreto.
En la selección de valores o productos financieros existe mucho campo por mejorar en este aspecto. Se consultan rankings y se seleccionan en la mayoría de casos valores de sectores que ciertamente están haciendo esfuerzos importantes, pero que en muchos casos solo llegan a valoraciones satisfactorias en algunos ámbitos concretos; pero no en un análisis 'bottom down' completo de todas las áreas en las que actúa la empresa analizada.
Se trata de saber detectar a los actores que no solo están gastando dinero por cumplimiento o que ven la sostenibilidad como mera moda. Interesan los que han entendido que la transformación hacia modelos de negocio sostenibles será una fuente indispensable para generar ingresos en el hoy y en el mañana.
Usted, tal vez sin ser consciente, también contribuye a la transformación económica actual. Posee una magnifica herramienta para crear impacto sostenible y económico al mismo tiempo que invierte sus ahorros. Recuerde simplemente que no todo producto que lleva el nombre sostenible automáticamente traslade aquel impacto a la economía real. Consulte a un experto que puede separar y explicarle bien cuales soluciones pueden producir el efecto que Usted desea provocar con su inversión y cuáles no.
Christian Dürr es socio director de ETICA Patrimonios EAF
