los partidos firman un pacto que genera malestar en filas populares y en génova por la prisa

El PPCV concede a Vox ventaja en el número de áreas, pero se reserva las grandes competencias

Foto: KIKE TABERNER

Los partidos hacen público el reparto de departamentos semanas antes de la investidura de Mazón, algo inaudito hasta la fecha 

16/06/2023 - 

VALÈNCIA. El futuro Gobierno de coalición entre el PPCV y Vox ha tomado forma (y fondo) este jueves. Ambos partidos alcanzaron a un acuerdo exprés el pasado martes por el que el popular Carlos Mazón se aseguraba la investidura como presidente de la Generalitat y los voxistas la presidencia de Les Corts. Dos días después, en un movimiento exprés, ha llegado el pacto de programa y el reparto de competencias. La rapidez, las formas y la imagen de la distribución ha generado malestar en las filas del PPCV. 

Vox tendrá una vicepresidencia primera con la cartera de Cultura y dos consellerias: Justicia y Agricultura. El torero Vicente Barrera, quien ha pilotado todas las negociaciones junto a Ignacio Gil Lázaro y Carlos Flores, será vicepresidente primero y dirigirá Cultura. Algo con lo que se deja entrever la idea que se deslizó desde el PPCV el martes: que haya dos vicepresidencias y la otra sea para ellos. 

El departamento de Agricultura incluirá Ganadería, Pesca y Alimentación, por lo que se desgajan Medio Ambiente y Agua, que llevará el PPCV. El de Justicia tendrá Interior y Gobernación –no Función Pública, que también estará en manos de los populares–. Cultura, por su parte, no tendrá Educación, que dirigirá el PP como ya dejó claro el propio Mazón. Igualmente, se sacará de ella Patrimonio. 

El reparto de áreas causó sorpresa este jueves porque Vox recibió gran parte de aquellas a las que aspiraba y por la celeridad en cerrarlo todo. Las opiniones entre los populares son diversas. Hay quien piensa que la jugada de Mazón ha sido acertada, tanto en los tiempos como en el resultado. Otros consideran que el hecho de tener a Barrera como vicepresidente, el planteamiento de los puntos del programa que claramente ha metido Vox o la excesiva rapidez no trasladan una buena imagen. 

Vicente Barrera, a la izquierda, junto a Carlos Flores e Ignacio Gil Lázaro. Foto: EP/ROBER SOLSONA

Tras el acuerdo inicial con Vox del martes, el PPCV anticipó que el Ejecutivo pasaría a tener un máximo de diez consellerias –serán exactamente una decena– contando con la Presidencia (actualmente hay doce). La distribución sería en función de la representación obtenida. Con los 40 diputados del PP y los 13 de Vox, todo parecía indicar que fueran ocho departamentos para los primeros y dos para los segundos. Sin embargo, la intención que de estos últimos era la de tener, en realidad, tres: una vicepresidencia con contenido y, aparte, dos consellerias. Así ha sucedido finalmente. 

El resultado numérico, desde luego, le da ventaja a Vox, que se muestra satisfecho de lo logrado sin que las negociaciones hayan provocado tensiones públicas o rupturas en las conversaciones como en la etapa de la izquierda –cuyas peleas por amarrar hasta la última competencia de cada conselleria dejaron tardes de gloria entre el PSPV, Compromís y Unides Podem–. 


En la práctica, lo cierto es que el PPCV gestionará aquellas más grandes, de mayor peso y el grueso del presupuesto de la Generalitat. De hecho, se asegura todas las áreas de corte social –Educación, Sanidad y Servicios Sociales– y económico –Economía, Hacienda, Infraestructuras, Industria, etc.–. También Medio Ambiente o Vivienda. Con ello se ahorra conceder a Vox consellerias que habrían sido verdaderamente polémicas, como Educación, si bien Cultura, aunque de menor peso, también puede resultar controvertida al no haber mostrado Vox un proyecto definido

Pero hay varios factores que no han sentado bien en las propias filas populares. Uno es el reparto en cantidad. Existe una evidente apariencia de éxito por parte de Vox. Al final, tienen la presidencia de Les Corts, la vicepresidencia primera del Consell con cartera y dos consellerias más. De la portavocía del Ejecutivo autonómico no se habla, aunque se da por hecho que la tendrá el PPCV. "Solo faltaba", afirman algunos. 

Carlos Mazón, en Les Corts el pasado martes. Foto: EP/ROBER SOLSONA

Por otro lado, está la celeridad. El hecho de que Mazón ya haya anunciado el reparto del Consell es, realmente, inédito en la Comunitat, pues se produce varias semanas antes de la investidura. Que lo haya finiquitado todo en tiempo récord es comprensible desde su estrategia de comenzar a funcionar cuanto antes y, de paso, espaciar lo máximo posible el cierre del pacto a las elecciones generales del 23 de julio. Sin embargo, dentro de su partido hay quien cree que esa rapidez ha provocado algunos "resbalones", como haber cedido al discurso claro de la formación de extrema derecha en el contenido del programa de Gobierno. Para ejemplo, la polémica lucha contra la "violencia intrafamiliar" en lugar de violencia de género. Valoran que con más tiempo se podrían haber pulido estas expresiones que en nada ayudan a los populares

El malestar ha llegado hasta Génova. Mazón aseguró el martes que  "por supuesto" que había hablado con Alberto Núñez Feijóo de la entente. "Se lo he comunicado y está de acuerdo. Me ha trasladado su felicitación por ese Gobierno de cambio en la Comunitat Valenciana", remarcó. Se trata, dijo de un "acuerdo compartido", aunque el peso lo había llevado la organización valenciana. En la dirección nacional, sin embargo, existen discrepancias con la manera de llevarlo a cabo, según admiten fuentes populares, y ya hay quien cree que les puede penalizar de alguna manera el 23J. 

En todo caso, un punto a favor para el líder del PPCV es que ha sellado todo el acuerdo sin darle visibilidad ni ponerle escenografía. Ni el día que se anunció el pacto ni este jueves, cuando ya se produjo el reparto de áreas y el programa de gestión, hubo foto con Mazón y algún representante de Vox. Con ello, el líder del PP ha logrado, con una clara intencionalidad, evitar un apretón de manos o un abrazo público son sus socios. 

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