VALÈNCIA. Dos meses. Dos partidos mayoritarios. Dos estrategias. El próximo 28 de mayo, el PP y el PSPV se enfrentan a una reñidas elecciones autonómicas y municipales con una campaña que, si bien no ha arrancado oficialmente, ya se comprueba en qué sentido está enfocada en cada caso. Por parte de los populares, el componente nacional tiene un peso muy importante, con la presencia de Génova y de reconocidos dirigentes. Por parte de los socialistas, todo lo contrario. Escasas visitas de representantes nacionales salvo para actos puramente institucionales y discurso centrado en la Comunitat Valenciana y en la movilización local.
Las Fallas y la agenda y los mensajes de este pasado finde semana son el mejor ejemplo. En las fiestas, la dirección nacional de los populares se volcó al completo en València. A la ciudad se desplazaron el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo; la secretaria general Cuca Gamarra; el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado; el portavoz de Campaña y vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, Borja Sémper; el vicesecretario de Institucional, el valenciano Esteban González Pons; o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
El PP tiene claro que la Comunitat es la gran batalla del 28-M y cree que puede darle las llaves de la Moncloa. Un territorio que también es el fortín en este momento del PSOE y el cual quiere mantener a toda costa.
Los populares se han organizado para darlo todo aquí con la escenificación de cohesión interna. Desde la celebración de la Intermunicipal el pasado febrero hasta el mismo día de las elecciones. En este momento no vale otra cosa públicamente. A la presencia constante de Feijóo y al despliegue de Fallas se unió el pasado domingo el mitin de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Actos y gestos, todos ellos, que tienen un componente de 'españolización' de la campaña y que quieren contribuir a la movilización y a elevar el grado de conocimiento de los candidatos valencianos: Carlos Mazón (Generalitat) y María José Catalá (Ayuntamiento de València).
El mensaje del PP en toda España es que el 28-M es un plebiscito al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El propio Feijóo lo ha manifestado en València en varias ocasiones, donde ha llamado a desalojar a los socialistas de la Generalitat y los ayuntamientos como anticipo de los que ocurrirá en las generales de diciembre. Lo hizo igualmente Ayuso el pasado domingo.
El mitin de la presidente madrileña, enmarcado en el pistoletazo de salida de la precampaña, es especialmente significativo en lo que a estrategia del PP se refiere. Ayuso es una figura clave dentro del partido con la que el jefe del Consell, Ximo Puig, buscó el enfrentamiento directo durante un tiempo para marcar perfil propio. Le dedicó duras críticas, que buscaban la repercusión nacional, respecto al 'dumping' fiscal que, a su juicio, sufren el resto de las autonomías o sobre la ley de mercado abierto impulsada por ella. Finalmente, Puig desistió de esta estrategia porque vio que no podía salir todo lo bien que había calculado si la pugna derivaba en mayor movilización de la derecha.
Ayuso, además, gobierna en solitario tras quedar al borde de la mayoría absoluta en mayo de 2021, un escenario extremadamente deseado por Mazón aunque muy complicado que se cumpla en el caso de la Comunitat. De hecho, la semana pasada rompió con Vox dentro de la estrategia marcada por el PP a nivel nacional. El domingo afirmó en el mitin que "ha llegado el momento" de "volver a levantar el "eje de próspero" entre Madrid y la Comunitat Valenciana y trabajar unidas, en lugar de que ambos territorios se reten, como hace "constantemente" Puig.
En otro plano totalmente distinto de los populares con su estrategia nacional se encuentra el PSPV, donde parece que en ocasiones la sensación que cunda es la de que están haciendo campaña pese a Pedro Sánchez. La presencia del presidente del Gobierno en Valencia se ha circunscrito al ámbito institucional. Así ocurrió en el acto de inicio de obras de la gigafactoría del grupo Volkswagen en Sagunto el pasado 17 de marzo. Una iniciativa que figura como uno de los grandes logros de legislatura de Puig. Pese a ser uno de los principales días de Fallas, Sánchez evitó acudir a la mascletà como otros años. Al balcón del Ayuntamiento sí acudieron la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant; y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Sánchez visitó igualmente ayer lunes el Puesto de Mando Avanzado por el incendio declarado en Villanueva de Viver (Castellón).
El PSOE, sin embargo, parece que evite desplazarse al territorio de manera constante para actos de partido o mítines a diferencia del PP. Mientras, Puig sigue su propia campaña. Algo en lo que parece sentirse más cómodo dado el desgaste del presidente del Gobierno con las polémicas de los últimos meses por la ley del 'sólo sí es sí' o la reforma de la malversación.
Unido a las cuestiones que afectan directamente a la Comunitat –como la prometida e incumplida modificación del sistema de financiación autonómica, el recorte del trasvase Tajo-Segura o el hecho de que los Presupuestos Generales del Estado para 2023 dejaran a Alicante a la cola de España en inversión por habitante–, no es que el mejor momento para que Puig vaya de la mano de Sánchez.
El presidente de la Generalitat prefiere centrarse en la fortaleza de los socialistas, que es la mayor movilización en las elecciones autonómicas y locales, y en su propio perfil. Básicamente, venta de gestión, competición con la derecha en asuntos como los impuestos, 'medallas' como la inversión de Volkswagen y discurso centrado.