VALÈNCIA. El PPCV estuvo este lunes de jornada de reflexión. La de después de las elecciones generales del 23 de julio. Los populares analizan unos resultados que, a nivel nacional, han estado lejos de lo que esperaban. No quieren descartar un milagro que haga a Alberto Núñez Feijóo presidente del Gobierno, pero mientras tanto prefieren mantenerse en su burbuja autonómica. Aquella en la que interpretan que en la Comunitat Valenciana no han afectado los pactos con Vox.
Los populares han quedado como fuerza más votada en el territorio, con un aumento en los apoyos respecto a 2019 y 5 diputados más. Pero la comparativa alcanza a los comicios del pasado 28 de mayo. En número de votos, el PP crece y supera los 900.000 –aunque no llega al objetivo del millón que deseaban–. En porcentaje, eso sí, sufren una tímida bajada en alrededor de un punto. En definitiva, se quedan igual que hace dos meses.
Así, con los números encima de la mesa, no han sufrido penalización por el pacto alcanzado con Vox para la Generalitat y han consolidado el respaldo recibido. Pero no han crecido y lo obtenido tampoco ha sido suficiente para llevar a Feijóo a la Moncloa dada la influencia de multitud de factores a nivel nacional y según las características de cada territorio (para ejemplo, Cataluña, donde los socialistas han arrasado).
El PPCV se queda con su parte de la lectura. Tanto en público como en privado. No consideran que les afecte el acuerdo con Vox para el Ejecutivo autonómico, que se alcanzó en tiempo récord hace ya más de un mes y en virtud del cual Carlos Mazón fue investido presidente de la Generalitat la semana pasada.
El propio jefe del Consell defendió este lunes en un desayuno informativo de la Cadena Ser que los populares están demostrando "estabilidad y sentido común". "Era nuestra obligación y estamos cumpliendo con ella", señaló.
La opinión es compartida dentro del PPCV. De hecho, algunas fuentes sostienen que un factor que sí ha podido afectar al resultado electoral es que algunos líderes autonómicos "le han hecho el discurso al PSOE". Y aquí aparecen Extremadura, con María Guardiola, y Murcia, con Fernando López Miras.
La primera acabó pactando con Vox diez días después de negarse a que entrara en su Gobierno con duras declaraciones y asegurando que no podía pactar con "aquellos que niegan la violencia machista, que gustan del trazo gordo, deshumanizan a los inmigrantes y despliegan una lona en al que tiran a una papelera la bandera LGTBI". El segundo se enfrentó a una investidura fallida tras quedar a dos escaños de la mayoría absoluta y querer alcanzar con Vox sólo un acuerdo programático.
Aunque las circunstancias políticas de ambos no hayan sido las mismas, fuentes populares creen que esa resistencia a los pactos no ha sido la estrategia adecuada en el discurso público.
Lo que sí admiten en el PPCV es que esos acuerdos han provocado una movilización de la izquierda, junto a otros factores, mientras que en la derecha no han tenido esa capacidad de lograr que la gente fuera a votar. Y aquí entran las altas expectativas. Voces populares admiten que las encuestas han generado un efecto muy distorsionador, al igual que la sensación propia de que tenían fácil la victoria y el hecho de que hayan trasladado, básicamente, que iban "sobrados". Un exceso de confianza que les ha pasado factura.
Desde la organización valenciana se prefiere evitar la crítica contra la actitud de Feijóo en la última semana de campaña, que para muchos no ha sido la mejor. Por ahora, se mantiene el cierre de filas con el líder popular por parte de todos los responsables territoriales a la espera de próximos acontecimientos. Él mismo señaló este lunes en la Junta Directiva Nacional que es su "responsabilidad" intentar formar Gobierno, para lo cual ya ha abierto contactos con PNV, UPN, Vox y Coalición Canaria. "No voy a renunciar a intentarlo", declaró.