VALÈNCIA. Las elecciones del pasado domingo 28 de mayo han dejado un claro escenario en la Comunitat Valenciana por el que, al igual que en otros territorios, el PPCV podrá gobernar con Vox. Pero hasta que ese pacto pueda llegar, los partidos comienzan a analizar sus estrategias con un factor adicional que ha llegado por sorpresa: el adelanto de los comicios generales al 23 de julio anunciado por Pedro Sánchez.
Durante esta semana, los populares se encuentran estudiando en profundidad los resultados obtenidos –de total triunfo en el territorio– y mantendrán diversas reuniones. Este lunes celebraron la Junta Directiva Regional y hoy martes está convocada la nacional. A partir de entonces, comenzarán a diseñar los siguientes pasos a seguir.
Por lo pronto, aparecen dos cuestiones más o menos claras. Una, que el plan del líder del PPCV, Carlos Mazón, es sentarse con todos los partidos. Lo afirmó la noche electoral cuando señaló que presentaría su candidatura como presidente de la Generalitat. "En los próximos días, en el orden que han elegido los ciudadanos de la Comunitat Valenciana, me dirigiré al resto de formaciones políticas con representación parlamentaria para tratar de garantizar un gobierno estable, eficaz, ese gobierno que ponga en marcha el programa del cambio que abrumadoramente los ciudadanos han elegido", dijo.
Esto quiere decir que en primer lugar se reunirán con el PSPV para pedirle, más que su apoyo, su abstención en la investidura, lo que le permitiría gobernar. El PPCV ha coqueteado con la estrategia de un ejecutivo en solitario para evitar tener a Vox de socio y el propio Mazón ha destacado públicamente su método de negociación en la Diputación de Alicante, donde ha llegado a pactar los presupuestos con los socialistas e, incluso, con Compromís.
Que lo logre en la Generalitat, sin embargo, parece mucho más complicado. Pero no por ello lo dejará de intentar. La mayoría de fuentes socialistas consultadas se muestran totalmente contrarias a abstenerse en una investidura de Mazón para que no entre Vox, aunque será Puig quien tenga la última palabra.
Después de con el PSPV, el PPCV se sentará con Compromís (los cuales ya han descartado con efusividad una abstención); y, por último, con Vox. Todo tendrá lugar a partir del lunes 5 de junio. El vicesecretario del PPCV, Juan Francisco Pérez Llorca, será el encargado de las negociaciones junto a los tres presidentes provinciales, mientras que Miguel Barrachina será el interlocutor con los grupos parlamentarios.
El segundo asunto que también parece claro es que el PP trabaja en un calendario que evite la escenificación de un pacto con la formación de Santiago Abascal antes de las generales. Mazón aseguró públicamente este lunes que la convocatoria de las elecciones el 23 de julio no va a entorpecer nada de lo que ocurra en la Comunitat porque ésta tiene "su propio ritmo". Pero la influencia parece evidente y dentro del partido hay quien ya va con la calculadora en la mano. No sólo aquí, sino en toda España.
La constitución de Les Corts se fijó para el 26 de junio de acuerdo con el decreto firmado por Puig. A partir de ese momento, los grupos tienen 12 días hábiles para presentar ante la Mesa de la Cámara propuestas de candidatos, lo cual supone que el 12 de julio sea la fecha límite. A continuación, se tendrá que fijar el pleno de investidura entre los 3 y los 7 días siguientes, lo que lleva a que éste se tenga que celebrar entre el 17 y el 21 de julio (la misma semana de las generales).
En ese pleno, habrá una primera votación en la que el candidato a presidir la Generalitat tendrá que obtener mayoría absoluta (50 diputados). Si no lo logra, en el plazo de 48 horas se someterá a una segunda votación en la que deberá sacar mayoría simple (que los votos a favor sean superiores a los 'en contra'). Y aquí es donde viene la clave porque se abren varios escenarios. Uno, que el PPCV llegue a un acuerdo de gobierno con Vox por el que den el apoyo a Mazón en la investidura. Dos, que Vox se abstenga. Y tres, que el líder de los populares tenga una investidura fallida sin los respaldos suficientes. En esta última situación, la ley establece que el proceso tendría que empezar de cero y da un plazo de dos meses (desde la votación) para que se produzca la investidura de un presidente. Si no se consiguiera, se volverían a convocar elecciones.
A día de hoy, todo está en el aire. Dentro del PP –tanto nacional como autonómico–, son diversas las voces que analizan que deberían acudir a los comicios del 23 de julio evitando los pactos con Vox ante el riesgo de que el mensaje central del PSOE en la campaña sean esos acuerdos. La estrategia beneficiaría a los dos hipotéticos socios. A los populares porque podrían presentarse a las generales sin pactos cerrados, lo que facilitaría la victoria de un Feijóo que mantiene el discurso de alejarse de Vox; y a estos últimos porque podrían seguir vendiendo su mensaje de que son la única alternativa al PP en la derecha.
Así que no sería de extrañar que todo se pospusiera a después de las elecciones y, ya entonces, comenzar a pactar el Consell. Lo siguiente es: ¿y cómo? Mazón no quiere siquiera mencionar el asunto –dice que no trabaja sobre hipótesis y que busca un ejecutivo estable– y sólo habla de Gobierno en solitario por ahora. Hay quien apunta que el PP se encuentra en una situación de considerable fuerza tras obtener 40 diputados de 99 en Les Corts mientras que Vox cuenta con 13. Sin embargo, sigue necesitando a estos últimos, que ya han advertido de que quieren entrar en la Generalitat y de que no van a dar sus votos de regalo a cambio de nada. Las negociaciones se avecinan largas.
En la ciudad de València las opciones son más sencillas en apariencia, aunque tampoco puede descartarse nada. La que será alcaldesa, María José Catalá, mantiene que quiere dirigir el ayuntamiento en solitario. En este caso, la ley de Haciendas Locales permite que el partido más votado gobierne en los consistorios, por lo que los populares se aferran a ello. Pero según a quién se pregunte, existen voces que opinan que se podría pactar con Vox de la misma manera que en la Generalitat y normalizar los acuerdos con esta formación. El argumento es que la gravedad real de los pactos corresponde a los del PSOE con Bildu y al PP no se le podría echar nada en cara a ese nivel. El calendario a nivel local es más acelerado. El 17 de junio se constituyen los ayuntamientos.