EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN

El resultado electoral que nos conviene

Foto: EUROPA PRESS
19/07/2023 - 

VALÈNCIA. Elecciones. Otra vez. ¿Debemos preocuparnos o ilusionarnos? ¿Iremos al 'túnel tenebroso' o saldremos de él? Esto es un juego, y los ciudadanos somos peones. Como inversores, al menos, podemos elegir si entendemos el contexto real: Las decisiones clave ya no se toman en España, sino en salas de reuniones supranacionales. En el ajedrez de la economía global, el tablero es cada vez más grande. Y a menos de dos semanas de unas elecciones generales anticipadas, es crucial entender cómo este paradigma afecta a nuestras inversiones.

En primer lugar, es importante entender qué son los organismos supranacionales y cómo influyen en la economía europea. Estos organismos, como el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), son instituciones que tienen poder de decisión sobre los países miembros. Su influencia es vasta y su alcance, global.

  • El BCE, por ejemplo, gobierna la política monetaria de la Eurozona. Su enorme poder reside en la fijación de los tipos de interés, que puede subir o bajar para controlar la inflación (antes) y el crecimiento económico (ahora). En julio de 2023, el BCE subió los tipos de nuevo hasta el 4% para dificultar aún más la financiación a las empresas y volver más atractivo el ahorro. Todo ello de forma inmediata, con efectos profundos y sin un solo voto de por medio. No quiero decir que todo tenga que ser votado, todos entendemos que votar es delegar. Aun así, creo que la cadena de funciones entre el ciudadano y el decisor debería ser transparente para seguir llamándose democracia. Hoy, las decisiones que de verdad importan no se votan (y a veces ni se comunican).
  • La CE, por su parte, tiene el poder de establecer objetivos de déficit para los países miembros. Estos objetivos limitan la cantidad de dinero que un país puede pedir prestado, lo que a su vez impacta en áreas como la salud, la educación y las infraestructuras españolas. Si un país supera su objetivo de déficit se enfrenta a sanciones financieras muy duras como parte del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (SGP), un conjunto de reglas diseñadas para garantizar que los países de la Unión Europea (UE) acaben coordinando sus políticas fiscales a través de la coacción.
  1. El FMI ni siquiera es un organismo europeo, y tiene un gran impacto en la economía global. Financia a países en dificultades financieras acompañados de condiciones estrictas, normalmente basadas en políticas de austeridad. Si el FMI fuera un restaurante, digamos que no tendría muy buenas reseñas. Fundado en 1944 y con 190 países miembros, tiene como objetivo ayudar a los países a reconstruir sus reservas internacionales, estabilizar sus monedas, continuar pagando por las importaciones y corregir sus problemas subyacentes. ¿Suena a objetivo político? Por supuesto.

 Panorámica del Congreso de los Diputados. Foto: EFE.
Hemos citado tres agentes supranacionales que actúan de forma autónoma y contundente, y a ninguno lo sacudirán los resultados de nuestras próximas elecciones. Ahora bien, ¿qué palancas económicas siguen dependiendo exclusivamente de nosotros y del partido que gobierne? Nuestro país aún controla la política fiscal, que incluye decisiones sobre impuestos y gasto público, o eso parece. 

Por ejemplo, un gobierno puede decidir reducir los impuestos a las empresas para estimular la inversión, o aumentar el gasto en infraestructuras para impulsar el crecimiento económico. Quizá el PP elimine Sucesiones en la Comunitat Valenciana. Eso sí, a nivel nacional todas las medidas tendrán que ajustarse al SGP o llegarán las sanciones.

Regulación

Además, los gobiernos pueden influir en la economía a través de la regulación. Pueden decidir, por ejemplo, cuánto deben pagar las empresas por contaminar el medio ambiente, o cuánto pueden cobrar las empresas de servicios públicos por su servicio. ¿Es esto realmente así? Tampoco. Aquí llega la raíz del problema: La ONU, un organismo de financiación privada, es capaz de generar un cuerpo normativo que luego se traspone en forma de leyes en cada país con toda la fuerza del poder ejecutivo y judicial para que se cumplan. El círculo se cierra: la ética es la que la ONU dicta, la cultura, la salud, incluso la ciencia renuncia a sus principios y empieza a apelar al consenso y a la censura. Los partidos acaban llevando en sus programas lo que después vaya a estar alineado con la ONU.

En conclusión, aunque las elecciones generales siguen siendo importantes, su impacto en las inversiones y en la vida diaria es cada vez menor debido al creciente poder de organismos supranacionales o, dicho de otra forma, privados. En este nuevo tablero de ajedrez económico, es crucial entender cómo se mueven todas las piezas. Así que, a medida que nos acercamos a las elecciones generales, recuerde: el poder ya no reside solo en las urnas, sino también en las salas de reuniones de Bruselas, Frankfurt y Washington.

Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office

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