VALÈNCIA. "No hay duda de que tenemos que ir hacia las renovables. Esa debe ser la apuesta de futuro". Así de tajante se mostraba este martes el sector energético ante el actual contexto inflacionista. Una coyuntura que ha puesto en jaque a la industria, especialmente a aquella con gran dependencia energética, pero también a miles de hogares españoles que ven cómo se ha disparado su factura de la luz. Y la situación no prevén que se estabilice en el corto plazo, por lo que urgen a las Administraciones a eliminar las trabas burocráticas para acelerar el despliegue de las renovables, pero con el foco puesto en el almacenamiento, el gran reto actual.
Así se puso de manifiesto en una mesa redonda sobre el futuro de la energía, organizada por el Colegio de Economistas de Valencia, y en la que se analizó el modelo actual. Una jornada en la que participaron Ibán Molina, delegado institucional en la Comunidad Valenciana de Iberdrola; Roberto Giner, CEO de Octopus Energy Spain; Pedro Fresco, director general de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana; y Roberto Gómez, copresidente de la Comisión de Docencia e Investigación del Colegio de Economistas.
Los asistentes coincidieron en señalar en la urgencia de sumarse a la transición energética, que pasa por la instalación de 6.000 MW al año hasta 2030, pero dando una respuesta al almacenamiento energético, una de las grandes asignaturas pendientes para aprovechar el excedente y suplir los momentos en los que no hay sol ni viento. Y todo ello para conseguir minimizar la dependencia al carbón y el gas, al alza en los últimos meses y que ha provocado fuertes sobrecostes a la industria y la economía doméstica de miles de familias.
Y es que, como puso sobre la mesa el decano de la institución, Juan José Enríquez, solo en 2021 el índice de precios de electricidad, gas y otros combustibles subió un 54% y ya el pasado mes de marzo alcanzó el 80% interanual, mostrando una tendencia al alza de gran impacto en la inflación, que se situó en el 9,8%. Unos incrementos que, como apuntó el economista e ingeniero Roberto Gómez, la mayoría de las empresas ha tenido que acabar repercutiendo a sus precios finales, lo que acaba generando un círculo inflacionista.
Ante este panorama, Ibán Molina de Iberdrola reconocía que el momento actual es "complicado" por las subidas provocadas por la alta demanda de gas en medio de la recuperación de la crisis sanitaria y que se han visto agudizadas por la invasión de Ucrania. "Nos hemos dado cuenta y hemos abierto los ojos sobre la importancia de tener independencia y autonomía energética. Es importante que hagamos una análisis sobre esta situación y que el árbol no nos tape el bosque. Tenemos una lucha contra el cambio climático y la solución es la apuesta por las renovables y la descarbonización", remarcó para defender que "el precio no se debe vincular al mercado diario, sino a futuros porque, de esta manera, se estabilizarían los precios y se evitarían sobresaltos".
Por su parte, Roberto Giner, señaló que "en el mercado eléctrico siempre se ha legislado el momento, sin tener en cuenta el futuro", lo que, a su juicio, "acarrea problemas a la larga". "Creo que ahora mismo el Gobierno está en una encrucijada porque está atacando la rebaja en la facturas a través de impuestos y esto, aunque no es una mala idea, no es la solución porque al final el precio sigue subiendo", subrayó. En este sentido, explicó que no hay una única fórmula para esquivar esta situación, pero sí consideró que la apuesta a futuro debe pasar por las energías renovables combinada con otras tecnologías.
"En España quizás hayamos sido muy lentos por la legislación que no nos ha amparado en muchos momentos. Pero ahora mismo estamos en la línea de salida de una carrera que tenemos que hacer lo más rápido posible", recalcó. De hecho, desde Octupus Energy están llevando a cabo una labor pedagógica para explicar lo que es el autoconsumo solar a sus clientes por los ahorros que ofrece en la factura.
Por su parte, Pedro Fresco, director general de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana, destacó la 'excepción ibérica' para poner un tope máximo al precio del gas natural para la generación de electricidad, un movimiento del Gobierno "muy difícil de conseguir". "Esta situación puede no ser la ideal porque altera el mercado europeo, pero el nivel de precios en España hace que la industria española no pueda aguantar más y, por eso, es un buen mecanismo a corto plazo", reivindicó para señalar que con esta medida "muy posiblemente se salven empresas".
En cualquier caso, quiso poner en retrospectiva el escenario actual con la crisis en la década de los años 70, que también tuvo su origen en esa dependencia energética. "No olvidemos que esto es una lección en la historia de que tenemos que avanzar en las renovables y en la electrificación de forma acuciada y rápida. Y, en ese sentido, vienen las nuevas normas europeas", recalcó. De lo contrario, avisó, dentro de unos años "nos encontraremos en el mismo punto".
Sobre esta cuestión, el responsable de Iberdrola en la Comunitat señaló que para que esta transición se cumpla en España se deben instalar 6.000 MW al año de aquí al 2030. "Y, para eso, hace falta que sorteemos ciertos obstáculos como son los trámites administrativos que deben de simplificarse. El paradigma energético ha cambiado y en unos años muchos clientes generarán la energía en sus casa con el autoconsumo. Pero, para eso, hace falta que esa energía se pueda verter a la red", remarcó. Pero, además, incidió en la necesidad de abordar el almacenamiento energético para contar con energía cuando no hay ni sol ni viento. Y, a su juicio, esta cuestión aún no está resuelta.
Giner fue cauto respecto al futuro al señalar que se están fomentando estas instalaciones pero "el sector no se cambia en dos años" y, aunque consideró que no se va a una "mala velocidad", recordó que "el precio lo sigue fijando la última energía que entra", de manera que "hay que apostar por la energías renovables pero también por reformar el sistema actual que es absolutamente marginalista".
No obstante, Roberto Gómez puntualizó que se debe acometer "una revisión profunda del sistema" porque, a su juicio, "un crecimiento de las renovables sin control puede ocasionar inversiones desaprovechadas porque en España no existen suficientes sistemas de almacenamiento". "El gran reto es el almacenamiento para no perder ni un euro de la inversión en las energías renovables y dotarlas de mayor capacidad", señaló.
En cambio, Fresco consideró que ahora mismo el debate debe centrarse en agilizar los proyectos que sean viables y no tanto en su dimensión para no generar "parálisis". "Es una cuestión de supervivencia. Posiblemente habrá problemas de sobredimensión en diez años, pero cuando llegue lo solucionaremos porque ahora tenemos sobrevivir. Tenemos que hacer muchos cambios legislativos y trabajar en el almacenamiento", defendió.
Solo en la Comunitat Valenciana admitió que existe un cuello de botella de 300 proyectos, un atasco que se quiere corregir agilizando los trámites y a través del Plan Reactiva, que ha lanzado la Generalitat con 342 millones de euros. "El mundo ha cambiado y el mercado eléctrico se ha roto. Hoy tenemos una crisis energética como nadie ha previsto. A grandes problemas, grandes soluciones", subrayó.
En cuento a la estabilidad de los precios, todos los ponentes coincidieron en señalar en que no será en el corto plazo. Es más, creen que aún se tardará entre 3 y 5 años en conseguir cierta normalidad, pero sin llegar a los niveles tarifarios anteriores a la crisis. "Los precios bajarán en el medio plazo, pero no a los niveles de antes porque producir ahora energía no es como en el pasado. Por ello, las instalaciones renovables son necesarias pero con un crecimiento sostenible y acompasadas de almacenamiento", concluyó Gómez.
