BRUSELAS. El sexto paquete de sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania tardará en alcanzar un acuerdo entre los 27 miembros de la Unión Europea (UE) al incluir el veto al petróleo ruso. Los ministros de Transporte, Telecomunicaciones y Energía de los Estados miembros de la UE se reunieron esta semana en un Consejo extraordinario, tras la suspensión de suministro de gas a Polonia y Bulgaria por negarse a pagar en rublos. Sobre la mesa estuvo la propuesta de la Comisión sobre el petróleo, que deben aprobar los Estados, y donde se escenificó una clara división entre los países del Este y los del Oeste. España, y en concreto la refinería de Castelló, no se verán afectados duramente por este veto, al haberse desvinculado BP Oil de la rusa Rosneft recientemente.
Para la refinería castellonense, la guerra de Ucrania apenas tendrá consecuencias, pese a las pérdidas en general que obtuvo en el primer trimestre del año la petrolera BP Oil, que tiene una importante instalación en Castelló. Las cuentas de BP reflejan la disposición del 19,75% que controlaba en la rusa Rosneft y su salida del mercado ruso, con un efecto negativo de 22.814 millones de euros.
Respecto a la dependencia europea del Kremlin, los acontecimientos se precipitaron cuando a finales de abril, el gobierno ruso decidió cobrar el suministro de gas en rublos a través de su empresa pública Gazprom. Algunos países accedieron y otros, Polonia y Bulgaria, se negaron, siendo inmediatamente sancionados por el gobierno de Vladimir Putin con el corte del suministros. Otros países del Este, como Chequia, Eslovaquia y Hungría, extremadamente dependientes del gas y el petróleo rusos, temen no poder afrontar las sanciones que se vienen imponiendo de uno y otro lado, como represalia. En total, la dependencia de la UE sobre el gas ruso es del 40%, pero se concentra en los países del Este y, especialmente, en Alemania.
La división se hizo patente cuando algunos países del Este pidieron exenciones a los vetos que la UE impone a Rusia en materia energética. En concreto, el próximo paquete de sanciones incluye el veto a la compra de petróleo ruso, lo que perjudicará duramente a estos países. La dependencia en general de la UE sobre el crudo ruso es del 25% de sus necesidades y, como en el caso del gas, también de forma asimétrica, ya que países como España apenas tienen compras de gas ruso.
Los ministros de Energía han hecho balance de las medidas adicionales que podrían tomarse en materia de seguridad del suministro, tránsito de gas y gestión de las reservas de gas, especialmente con vistas a las próximas semanas y meses. En particular, han acogido favorablemente los rápidos avances en las negociaciones relativas al Reglamento sobre el almacenamiento de gas y esperan que se concluyan en breve. En este contexto, esperan con gran interés el plan REPowerEU, que la Comisión presentará en mayo.
Lo que se pretende es eliminar gradualmente nuestra dependencia de los combustibles fósiles de Rusia mucho antes de 2030. Para ello, la Comisión propone desarrollar un plan REPowerEU que aumente la resiliencia del sistema energético de toda la UE basado en dos pilares: la diversificación de los suministros de gas, a través de mayores importaciones de gas natural licuado (GNL) y gasoductos de proveedores no rusos, y mayores volúmenes de producción e importaciones de biometano e hidrógeno renovable. Y, de otro lado, reduciendo más rápido el uso de combustibles fósiles en nuestros hogares, edificios, industria y sistema de energía, impulsando la eficiencia energética, aumentando las energías renovables y la electrificación, y abordando los cuellos de botella de la infraestructura.
La primera parte del plan requiere de una importante infraestructura de almacenamiento y regasificación del gas licuado que se importe y que llegue por barco, la haber eliminado el suministro por gasoducto de Rusia. En este punto, España está mejor preparada, acostumbrada a importar gas por barco, con seis regasificadoras, una de ellas en Port de Sagunt. Mientras que Francia, por ejemplo, sólo cuenta con cuatro. El haber sido una isla energética, puede en estos momentos favorecernos.
La plena aplicación de las propuestas "Apto para 55" de la Comisión ya reduciría nuestro consumo anual de gases fósiles en un 30%, equivalente a 100.000 millones de metros cúbicos para 2030. Con las medidas del plan REPowerEU, podríamos eliminar gradualmente al menos 155 millones de metros cúbicos de uso de gases fósiles, lo que equivale al volumen importado de Rusia en 2021. Casi dos tercios de esa reducción se pueden lograr en el plazo de un año, poniendo fin a la dependencia excesiva de la UE de un solo proveedor. La Comisión propone trabajar con los Estados miembros para identificar los proyectos más adecuados para cumplir estos objetivos, basándose en el extenso trabajo ya realizado en los planes nacionales de recuperación y resiliencia.