con el proyecto 'PUMP THE BEAT'

El 'vogue' y el 'electrodance' irrumpen en el IVAM

17/09/2022 - 

VALÈNCIA. En el mundo hay millones de maneras de bailar, hasta sin quererlo uno puede combinar ciertos movimientos aleatorios y convertirse en la próxima sensación del club en el que se encuentre. La relación de los individuos con la danza es algo aleatorio, un sentimiento que evoluciona constantemente y que se adecúa a los cambios del mundo. Seguido de estos cambios la danza depende realmente de una única cosa: el cuerpo en movimiento, y esto se puede llevar a cabo en cualquier lugar, independientemente de la vestimenta o del sujeto. Muchas veces la danza se torna en algo grupal, y de esta forma se desarrolla en los núcleos de las ciudades, en el caso de València puede ser en las plazas, como la del Ayuntamiento o la de la Reina o en los museos, como en el Muvim o en el IVAM, donde se forman pequeñas "batallas" en sus explanadas.

Inspirado en estas reuniones ciudadanas "clandestinas" surge la idea de crear el proyecto PUMP THE BEAT, un programa de danza y movimiento para jóvenes de 14 a 17 años en el que apoyar desde la institución esa danza que se haría en la afueras del IVAM y acercarla al interior del museo. Para ello desde el Club Mutante, donde cuentan con la colaboración de Inka Romaní y Julia Zac, proponen que sean los jóvenes los que averigüen cuál es su lugar en el IVAM, a través del baile, tal y como lo ve Zac: “Dentro de este ciclo lo que los jóvenes aprenden es a dialogar entre ellos y a descubrir lo que supone la danza en el museo, y la interacción que tiene esta en ellos". Siguiendo con el juego de palabras de 14 a 17 será también el grupo conformado para participar en las actividades, que se llevarán a cabo a lo largo de 15 sesiones que tendrán lugar los miércoles por la tarde del 26 de octubre al 29 de abril, con una periodicidad quincenal aproximada.

La fuerza de los cuerpos mutantes

El momento de crecimiento de los 14 a los 17 años es clave para la funcionalidad del proyecto, Zac explica que en ese proceso los jóvenes aún están en su “edad de mutación” en la que pueden evolucionar a cualquier cosa que les pida el cuerpo: “Desde el Club Mutante tratamos constantemente este tema, nos interesa tanto la estética de la danza como el pensamiento de la identidad, por lo que vemos un desafío en contemplar como evolucionan los cuerpos que a su vez están creciendo”. Para el proyecto no hay grandes requisitos, tan solo que los jóvenes tengan entre 14 y 17 años y que sientan una predisposición a la hora de bailar, o del aprendizaje en cualquier tipo. Con la ayuda de profesionales y a través de workshops los bailarines amateur serán respaldados por la institución a la hora de expresar su relación con el museo a través de la danza. 

Parte de la potencia del proyecto reside en sus propios participantes, quienes son los que al final construyen el lenguaje propio con el que se comunican con el mundo: “Al final son ellos los que aprenden a dialogar con ellos mismos y con el museo”, explica Zac, “lo harán tanto con las obras como con la arquitectura del edificio y otras cuestiones de diseño. Además de esto desde el proyecto se busca que la danza sea la excusa más que el propio medio, a través de la que los jóvenes podrán explorar la conexión del baile con el museo “a través de varias técnicas de las danzas urbanas”, con motivo de dotar a los jóvenes bailarines de herramientas y lenguajes que les permitirán “investigarlo todo desde ese lugar”: “Al final queremos averiguar qué es lo que está pasando en la escena, también saldremos con los jóvenes del museo para que puedan conocer la escena real de las danzas urbanas y las no institucionalizadas”, explica Zac.



Un proyecto de proceso

El proyecto busca principalmente pensar en trabajar con el cuerpo y el museo, comprendiendo a los jóvenes no solo como individuos que habitan las instituciones culturales, sino como un público que conecta con la cultura. Para Zac la clave de las 15 sesiones que conforman el curso consiste en poder acompañar los procesos de acercamiento de los jóvenes al museo a través de la “improvisación y el aprendizaje”, generando lecturas que puedan ir desde todo tipo de conceptos artísticos, sin límites: “A través de diversas técnicas de la danza vamos a repasar las obras que residen el IVAM y el espacio. Por ejemplo, esto podría suceder con la escultura de Julio González, que evoca algo que podría ser similar al vogue. Esto es tan solo un ejemplo, pero se podrá ir viendo con el paso del tiempo y a través del grupo como interaccionamos con las obras”. Al final el objetivo de las chicas de Club Mutante está en ver “todo lo que evoluciona”, tenga eso que ver con la estética, la danza, los cuerpos o el pensamiento.

Es por ese mismo motivo que no se puede considerar un final exacto para el proyecto PUMP THE BEAT, si bien en el tiempo dejará de tener continuidad (pasadas las 15 sesiones con los alumnos jóvenes) siempre quedará el desafío de la danza y la evolución, o al menos así lo ve Zac: “Al final trabajamos con cuerpos mutantes, que están en ese proceso de cambio. Lo que vemos como desafío es ese crecimiento constante, ese lenguaje artístico de la danza que va evolucionando con el paso del tiempo". De esta forma se conecta a los jóvenes con la institución del museo y a su vez al IVAM con la calle, con esas historias bailadas que solían tener lugar en su explanada y que ahora se celebran a través con talleres, música, observación y una serie de movimientos regidos por aquellos que contemplan la obra, y permiten que exista un diálogo entre el sujeto y el arte.

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