VALÈNCIA. Cuando se habla de la 'pink economy' nos referimos a un poderoso mercado orientado, en la vertical que sea, a satisfacer necesidades del colectivo LGBTIQ+ (Lesbianas, Gais, Transgénero, Bisexuales, Intersexuales, Queer o sin etiquetas, y el + para todas aquellas personas que no se engloban en ninguna categoría específica). Con toda esta amalgama de siglas lo que se quiere es integrar la diversidad sexual.
Traducido al mercado, hablamos de un 7,5% de la población de todo el mundo que se identifica con alguna de las siglas. Según determinados cálculos, si pudiera reunirse a toda esta comunidad en un único país, éste se convertiría en la cuarta potencia económica del mundo. Se les atribuye, además, un poder adquisitivo y una tendencia al consumo mayor a la media.
Se suma a ello la peculiaridad de ser un movimiento muy asociativo y bastante solidario tras muchos siglos de persecución y hostigamiento que, actualmente, perdura aún en muchos países, con condenas de muerte incluidas para quienes mantienen relaciones homosexuales.
De la necesidad han acabado haciendo virtud y, lejos de ocultarse, declaran ahora con orgullo sus inclinaciones. Pero lo cierto es que no dan la lucha por vencida. Todavía hoy siguen reclamando derechos de los que se sienten vetados, bien por prejuicios sociales, bien por la misma legislación. Y en este fallo del sistema es donde algunos emprendedores pugnan por encontrar una oportunidad de negocio.
Amparándose en el dato de que la agrupación de toda la comunidad daría lugar al nacimiento de un gran país, se ultiman los preparativos para el lanzamiento de una criptomoneda propia: maricoin. Se trata de una idea que se gesta entre un grupo de más de 20 empresarios del barrio madrileño de Chueca en colaboración con la empresa Startify, una builder company. El proyecto, que hace uso de la blockchain de Algorand, les ha permitirse entrar al formar parte del programa Algorand Miami Accelerator lo que posibilitará, también, acceder a su fuente de inversión: Borderless Capital.
“Vamos a crear un sello de calidad, de igualdad, que va a hacer que todas las personas que utilicen maricoin sepan que ese negocio está apoyando la igualdad de género y sexual y que está apoyando, además, causas por los derechos humanos en todo el mundo”, en palabras de Juan Belmonte, presidente de Maricoin.
Aunque la criptodivisa no se pondrá en funcionamiento hasta el 31 de diciembre para cotizar, posteriormente, en los principales exchange, el proyecto es ambicioso y nace con vocación global. De hecho, la intención es financiar con ella las celebraciones del Día del Orgullo Gay en 20 capitales del mundo en 2022. Entre ellas la de Valencia, en cuya última manifestación participaron, según David Vidal, miembro de la organización, entre 55.000 y 60.000 personas, un 10% más que el año anterior.
Recuerda también Vidal otro de los logros conseguidos recientemente por la Generalitat Valenciana para acoger en 2026 la celebración en Valencia de los Gay Games tras superar a las candidaturas presentadas por Munich (Alemania) y Guadalajara (México). “Se espera que el evento vaya acompañado de muchas otras actividades y que, además de a los deportistas, atraiga a miles de entusiastas deportivos y visitantes del colectivo, con el impacto económico para la ciudad que ello supone”.
Por su parte, Kike Sacristán, propietario del local de referencia Deseo54 y presidente de la asociación AVEGAL (la asociación de empresas LGTBI valencianas) considera que en la ciudad de Valencia todavía quedan muchas oportunidades de negocio por explorar dentro de la economía gay friendly teniendo en cuenta la gran cantidad de turistas que se reciben al año y que, “a poco que se potenciase en esa dirección, podrían hacer de Valencia una segunda Ibiza”.
En cuanto al tipo de negocios aglutinados en AVEGAL, la mayoría están relacionados con el sector del ocio nocturno, la restauración y la moda. Existe también algún que otro despacho de abogados y varias clínicas, preferentemente vinculadas a la estética.
Sin embargo, en otros mercados aparecen soluciones más innovadoras que atienden a otras necesidades del colectivo. Un ejemplo lo encontramos en Property Equality, un buscador de viviendas LGTB desarrollado por LGBT Capital argumentando la existencia estudios que demuestran que “una comunidad LGBT próspera puede apoyar la regeneración de áreas urbanas previamente arruinadas y fomentar una mayor inclusión social”.
Ya en Berlín surge una iniciativa emprendedora con el nombre Unicorns in Tech, que corresponde a una comunidad tecnológica global LGBTIQ + que reúne a talentos, empresas y organizaciones de todo el mundo que trabajan a favor de una cultura corporativa diversa e inclusiva en todo el. Justifican su razón de ser alegando que “el mundo de la tecnología no es tan abierto como uno podría imaginar”.
También Proudr, del Grupo Uhlala, como Unicorns in Tech, tiene como objetivo construir una comunidad de redes de negocios y networking para personas del colectivo. Por su parte, la comunidad estadounidense de fundadores y profesionales LGBTQ + de StartOut lo que se proponen es aumentar la visibilidad y el impacto de los emprendedores del colectivo y amplificar sus historias para impulsar el empoderamiento económico.