La emergencia climática global ha puesto en el centro del debate la necesidad de transitar hacia un modelo energético sostenible. Europa ha sido la primera en enarbolar esta bandera, bajo el argumento de que la dependencia de los combustibles fósiles no solo contribuye al calentamiento global, sino que también supone una vulnerabilidad económica y geopolítica.
En este contexto, la transición hacia energías renovables debe entenderse en un doble sentido: es tanto una obligación ambiental como una oportunidad para innovar y mejorar la competitividad. España y la Comunitat Valenciana han fijado objetivos ambiciosos en este ámbito, reflejados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, PNIEC, que establece metas claras para la próxima década. Se trata del marco estratégico que España ha adoptado para cumplir con los objetivos climáticos y energéticos de la Unión Europea para 2030.
Este plan, que cubre el período 2021-2030, establece una serie de desafíos, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, marcando como objetivo una disminución del 23% con respecto a los niveles de 1990. Otras barreras a superar serían aumentar la cuota de renovables en el consumo final de energía al 42%, mejorar la eficiencia en un 39.5% y aumentar las interconexiones eléctricas en al menos el 15%.
Objetivos de este calado no son fáciles de cumplir y requieren de un esfuerzo conjunto de todas las administraciones y sectores económicos, como también de la ciudadanía. En este sentido, la Comunitat Valenciana ha adoptado su propio Plan de Energía y Cambio Climático, alineado con los objetivos del PNIEC, para promover la transición hacia un modelo energético más sostenible. Este plan incluye medidas para fomentar el autoconsumo, aumentar la eficiencia energética en edificios públicos y privados, y promover la movilidad sostenible.
Para apoyar estos objetivos, existen diversas ayudas y subvenciones tanto a nivel nacional como regional. Los programas de incentivos para el autoconsumo y almacenamiento fueron diseñados para facilitar la instalación de sistemas de autoconsumo con energías renovables, así como de almacenamiento. Las subvenciones pueden cubrir una parte significativa del coste de la instalación, reduciendo así el periodo de amortización. Por otro lado, los planes de rehabilitación energética de edificios, PREE, ofrecen ayudas para la mejora de la eficiencia energética en edificios existentes, incluyendo la renovación de fachadas, la mejora de sistemas de calefacción y refrigeración, y la incorporación de sistemas de energía renovable.
Además, existen deducciones fiscales para inversiones en renovables y de eficiencia, que pueden aplicarse tanto a nivel estatal como autonómico, dependiendo de la normativa vigente. Finalmente, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y el Fondo de Cohesión proporcionan financiación para proyectos de energía sostenible apoyando la inversión en infraestructuras.
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