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el interior de las cosas / OPINIÓN

Entre el bien y el mal

9/09/2019 - 

 La montaña ya siente los primeros fríos, en la noche, en el amanecer, en el intenso azul del cielo surcado de nubes rasgadas. En la montaña ya ha comenzado el otoño, el paisaje comienza a mudar sus colores y a desplegar los primeros aromas de la vida botánica que brota en el frío. Los días acortan y el verano se queda en los recuerdos más cercanos. Si las lluvias bendicen la tierra llegarán las primeras setas, els rovellons, els bolets de rosà, las exquisitas gírgoles. Y ya huelen los primeros pucheros y los primeros troncos de carrasca quemándose en las chimeneas. Los días acortan y pronto comenzarán las nieblas de la mañana que cubren los valles de Els Ports configurando un espléndido océano blanco de montañas. Es, sin duda, una de las épocas más bellas de esta tierra. Este fin de semana a los pies de la cruz cubierta del Santuario de la Balma volvió a vivirse la lucha ancestral entre el demonio y el ángel. La escenificación del auto sacramental mantiene la belleza de las indumentarias y los diálogos entre el bien y el mal. Como siempre sucede, la fe se impone y el ángel triunfal se impone a la maldad alejando las tentaciones. La fiesta deja tras su paso el profundo silencio en uno de los parajes más grandiosos de la comarca.

Las mujeres del mundo rural lideran el despoblamiento, siguen siendo quienes sufren mayores desigualdades y brecha salarial

En la tarde morellana que va enfriándose, el pequeño Aimar duerme en el sofá sobre una melhfa saharaui, regalo de la estimada Tibba, una mujer valiente como son todas las mujeres saharauis. Observando a mi pequeño sobre el textil malva, teñido artesanalmente, recuerdo a los niños de los campamentos de Tindouf, en la hamada argelina, a los hijos de Tibba. Sientes sus escasos sueños y se parte el corazón. Los ojos oscuros se estas niñas y niños se parecen a los de Aimar, pero su vida es una constante lucha por la supervivencia. Pienso en Mohamed, que pasaba los veranos en Morella y ahora está en Tindouf, en una haima con su numerosa familia. La simbólica melhfa recuerda la cruda realidad y destino del pueblo hermano, así como la absoluta falta de voluntad de este país español para resolver la soberanía de los miles de refugiados que desde hace décadas sobreviven en medio de la nada.

FOTO: Ernest Nabàs

Con la fiesta de la Balma se abren las puertas al otoño y al invierno de estos pueblos que, a pesar de compromisos institucionales, siguen vaciándose sin remedio. Las mujeres son quienes más abandonan las zonas rurales. Siguiendo la estela global, las mujeres siguen siendo quienes sufren mayores desigualdades y brecha salarial. Esta semana, los días 12, 13 y 14, Morella se convierte en la sede de la II Escola de la Tardor con un congreso sobre Economía Verde y el papel de la mujer en el mundo rural. Entre otras participantes, la filósofa y feminista Amelia Valcárcel será la encargada de pronunciar la ponencia inaugural sobre El Feminismo en España. Los contenidos de este destacado programa abordarán la participación para el fomento y desarrollo de la economía verde y social a través de la custodia del territorio y desde el enfoque de género en la provincia de Castellón. Junto a Valcárcel participarán en este congreso mujeres trabajadoras del medio rural y compartirán con las mujeres de esta comarca la lucha cotidiana y las dificultades de un incierto porvenir.

La sociedad, la política y el resto de ámbitos, están rebosantes de tanta mediocridad que están provocando una colectividad cada vez más corta de entendimiento

Hace unos días el periodista Rodrigo Terrasa publicaba en El Mundo un interesante artículo que reflexionaba sobre la mediocridad haciendo referencia al filósofo canadiense Alain Deneault que acaba de publicar su último ensayo Mediocracia, cuando los mediocres llegan al poder. “Vivimos un orden en el que la media ha dejado de ser una síntesis abstracta que nos permite entender el estado de las cosas y ha pasado a ser el estándar impuesto que estamos obligados a acatar”. La sociedad, la política y el resto de ámbitos, están rebosantes de tanta mediocridad que están provocando una colectividad cada vez más corta de entendimiento. Explica Deneault que el problema de la mediocridad viene cuando pasa a convertirse, como en la actualidad, en el rasgo distintivo de un sistema social. “Hoy en día nos encontramos en un sistema que nos obliga a ser un ciudadano resueltamente promedio, ni totalmente incompetente hasta el punto de no poder funcionar, ni competente hasta el punto de tener una fuerte conciencia crítica”. En la clase política es similar porque estamos sufriendo un escenario lamentable. La mediocracia derivará en una revolución porque política y moralmente merecemos algo mejor. Así vaticina el filósofo canadiense la actualidad, fatua y prepotente, que dominan los señores del planeta, personajes que este mundo no merece. Sobrecoge pensar en lo que dice Deneault y en lo que ya está sucediendo. “Uno puede ser un mediocre muy competente, es decir, aplicado y servil pero sin convicciones. En ese caso, el futuro es suyo”. Mediocres que se retroalimentan, fagocitan, se adulan, generan cadenas de favores y acabarán engulléndose a si mismos.

Todo merece respeto. La vida, la muerte, los sueños y las luchas de las personas, sus éxitos y fracasos

Vivir así es morir de amor tal como cantaba Camilo Sesto. Su música ha llenado el domingo de recuerdos para varias generaciones. El cantante alcoyano estaba fuertemente arraigado a su tierra. Sus orígenes, trabajo, esfuerzos y su magnífica voz le llevaron a la cima de la canción latina. Una vorágine que pocos artistas digieren sin precio. De hecho, ayer podía leerse en redes sociales multitud de mensajes cariñosos pero otros eran dardos de mofa, esa  burla que navega descarada y cruel por estos canales de comunicación. La muerte de los famosos y los malos usos de muchos medios de comunicación convierten la última actuación de sus vidas en un indignante y grotesco final. Artistas, deportistas, todos los ídolos que se crean y que se destruyen con la misma fuerza. Todo merece respeto. La vida, la muerte, los sueños y las luchas de las personas, sus éxitos y fracasos. A mi, como a muchos, algo de nosotras y nosotros se va muriendo.

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