La compañía de Vila-real, filial de Xarxa Teatre, acaba de estrenar en Bogotá la tercera entrega de su trilogía sobre el medio ambiente
CASTELLÓ. Se llama escandallo a una pesa cónica de plomo, sujeta por un cabo, que antes de sónares y radares, utilizaban los marineros para saber la profundidad del agua en la que navegaban. El nombre de este artilugio de factura romana ha sido el elegido por Xarxa Teatre para la filial que puso en marcha hace cuatro años, Escandall Teatral. La compañía adjunta tiene como objetivo desarrollar una línea de trabajo más comprometida con la actualidad. Como los hombres de mar con sus plomadas, sus artistas pretenden medir honduras, pero en este caso, las de la tolerancia y la capacidad de reflexión de la sociedad.
El proyecto fue una iniciativa de la hija de uno de los dos fundadores de la veterana formación de Vila-real, Paula Escamilla. Su progenitor, Leandre Escamilla y su socio, Nelo Vilanova, acordaron arropar su primera pieza, XX, que consta de tres acciones performáticas sobre los micromachismos.
Al debut le ha seguido una ambiciosa trilogía, Utopía, con la que tratan de concienciar sobre el cambio climático.
El medio ambiente es el protagonista de las tres obras, que están dedicadas, respectivamente, al agua, a la tierra y al aire, “porque son parte necesaria e imprescindible para la supervivencia de nuestra especie”, desarrolla Leandre Escamilla.
Tras estrenar la primera entrega, Amagatalls secrets, que trata sobre el uso y abuso de los plásticos, el coronavirus resignificó la iniciativa: “Nos ha ganado la realidad. Tradicionalmente, el ser humano busca la utopía, pero la distopía se ha apoderado de nuestras vidas”.
Así una impensable situación de pandemia global es hoy el día a día. “Lo malo es que con el cambio climático sucede igual que con la pesadilla que estamos viviendo ahora: seguimos poniendo la excusa de que no va a afectar a nuestra generación. Como continuamos viendo árboles y podemos respirar, siempre repetimos la excusa de que el que venga detrás ya se apañará. Pero es nuestra responsabilidad y debemos hacer lo posible para evitarlo”.
Amagatalls secrets está ambientada en una sociedad del futuro que subraya las consecuencias de un presente que ya ha encendido todas las alarmas. Como lamentan desde Escandall, “la utilización del plástico ya no esté enfocada a la durabilidad, y por tanto, se ha convertido en un material mayoritariamente desechable. Si sumamos esto a la imposibilidad de hacerlo desaparecer en varios siglos, el resultado son islas kilométricas en los océanos de plásticos y residuos que están acabando con la fauna y flora marina. El plástico está convirtiendo también en vertederos grandes extensiones de terreno en países en vías de desarrollo”.
El codirector de la compañía de teatro de calle de gran formato, que en 2023 cumplirá 40 años, explica que a cada obra suelen dedicarle dos o tres, pero con la crisis sanitaria, el cierre de teatros y la suspensión de giras, la exhibición cayó en picado, así que se afanaron en producir.
La segunda producción de la trilogía ecológica se tituló Ecocidi y planteaba las consecuencias fatales de un futuro sin vegetación. La obra hace hincapié en la deforestación y se desarrolla en una sociedad distópica donde los últimos árboles se conservan en reservas naturales.
La propuesta es un site specific ligado a una app descargable con acciones teatrales en un parque que la compañía convierte en un museo. El entorno se aprovecha para completar la escenografía.
Debido a la pandemia, Ecocidi se estrenó virtualmente en diciembre del año pasado en el Festival Artístico Internacional Invasión de Cultura Popular (FAICP), un evento de cultura y arte de transformación social en Bogotá organizado por la Fundación Chiminigagua.
En los años noventa, Colombia empezó a dividir sus ciudades por estratos, en función de las condiciones socioeconómicas de sus habitantes. Los ciudadanos de los clasificados como uno, dos y tres reciben subsidios de agua, luz y gas. El FAICP se celebra en los barrios de los dos primeros estratos.
“Son zonas donde abundan las familias desestructuradas y muchos chicos se han metido en drogas. Nos tocó el corazón comprobar la labor social que puede hacerse a través del arte y la cultura. En concreto, el circo y el teatro. Hemos ido siete años seguidos, primero con Xarxa y ahora, también con Escandall”, cuenta Leandre, quien detalla que además de la presentación de espectáculos, también imparten cursos, llevan a cabo coproducciones e integran a actores del lugar en sus funciones.
No son los únicos que han adquirido ese compromiso con el proyecto solidario. A lo largo de este tiempo han ido coincidiendo con artistas del clown como Tortell Poltrona, Pepe Viyuela y Mike Dos Perillas.
La última entrega de la trilogía ecológica se estrenó a finales de noviembre en el XXXIII FAICP. Se titula Biohábitat y reflexiona sobre la contaminación atmosférica y el aire irrespirable. Las representaciones despertaron el debate y la conciencia entre los espectadores colombianos.
“La concienciación, no obstante no tiene estatus social. Las consecuencias de tirar una botella de plástico a la calle se le han de decir tanto al pobre como al rico”, expone Escamilla, quien avanza que este mes de febrero, si la COVID-19 no lo impide, la pieza se representará en España.
Al codirector el mantra que nos estuvo acompañado durante todo el confinamiento, aquello de que saldríamos mejores, no le convence un ápice. “Creo que es todo lo contrario: el coronavirus nos ha demostrado lo pequeños que somos, pero con nuestra prepotencia no queremos darnos cuenta. Esta polarización política y social que estamos sufriendo nos hace cada vez peores, porque las personas van a su rollo y defienden sus intereses individuales.. Nosotros hemos optado por combatirlo a través del teatro, porque una sociedad sin educación y cultura está abocada a desaparecer”.