Últimamente no veo mucho la tele pero los pocos momentos en los que me he asomado a ella me he asustado: ETA ETA ETA ETA. Rápidamente he preguntado a mis amigos por whatsapp: ¿Qué me he perdido? ¿Ha vuelto ETA?
Y sí, al parecer tras muchos años disuelta, ha vuelto.
ETA es el hueso que la derecha lanza para que sus perros corran detrás. ETA es una excusa como cualquier otra. A lo mejor mañana vuelve Venezuela. Como las Converse, son tendencia cada ciertos años, sin irse nunca del todo.
Son momentos difíciles para la inteligencia. Los argumentos racionales brillan por su ausencia porque las sociedades occidentales hemos decidido que la verdad es lo que uno quiere que sea. La subjetividad como medida objetiva del mundo. El humanismo se ha tornado personalismo y la ciencia tiene la validez de cualquier religión, como muestran terraplanistas y antivacunas. Podríamos decir que el sueño de la posmodernidad ha sido alcanzado pero dándose la vuelta: en lugar de relativizarlo todo para hacernos más tolerantes al otro, ha relativizado todo para tribalizarnos. Hoy día cualquier cosa puede ser verdad y encontrar una tribuna (y una justificación, por peregrina que sea) que la defienda.
Hemos entendido que puede haber varias verdades: Pero MI verdad es mejor que TU verdad.
La verdad, en el capitalismo de los deseos, es una mercancía más.
Así que yo cada día me siento más idiota intentando dar argumentos para generar un debate serio pues lo que ahora se lleva es crear argumentos a la carta. Desde la Iustración, primero venían los argumentos y luego las opiniones. En el siglo XXI primero son las opiniones y luego construimos los argumentos que mejor se amolden a ellas.
Algunos, como Eduardo Inda, son expertos en ello. ¿Qué quieres creer? ¿Esto? Pues yo te hago la noticia. Todo por la felicidad del lector que verá sus deseos hechos realidad, aunque solo sea sobre el papel.
Pero más allá del sentido del ridículo, de ver cómo se aprovechan algunos de nuestras ganas de creer, deberíamos empezar a pensar en qué noticias son lo contrario de lo que parecen. Es decir, qué argumentos muestran la pobreza de lo que defienden y qué acusaciones son en el fondo alabanzas.
Estas semanas hemos visto audios de cómo algunos medios de comunicación inventaron y difundieron pruebas falsas contra Podemos. Que si Venezuela que si Irán que si cuentas en Panamá. Se ha demostrado que todo era mentira pero aún así algunos perros siguen royendo esos huesos porque eso es lo que desean, que sea verdad aunque los hechos no puedan corroborarlo.
¿Qué mayor prueba de que no tenían nada serio contra el partido que haber tenido que inventar una mentira? Hay pruebas y sentencias firmes contra otros partidos. Pero cuando se habla de política siempre se acaba en el puñetero chalé de Pablo Iglesias. Reductio ad chaletum. Frente a delitos varios, robos demostrados, saqueos a las arcas públicas y penas de cárcel, siempre hay alguien que equipara la corrupción al chalé que Iglesias y Montero se compraron (con su dinero). Para algunos “grandes pensadores” es lo mismo robar dinero público que comprarse un chalé. ¿No es ese chalé la prueba más grande de lo limpios que están Iglesias y Montero?
¿Tú quieres odiarlos? Pues a falta de algo mejor, te lanzo el chalé, para que corras tras él moviendo la colita. Para que rabies de que una pareja joven se ha comprado un chalé.
No puede ser más ridículo. Atenta contra el sentido común. Porque pueden no gustarte sus políticas, pueden caerte mal, puedes estar en contra de sus ideas… pero criticarlos por comprarse un chalé es de no tener nada real que decir.
Y yo me pregunto: ¿nadie se siente manipulado al escuchar los audios de Villarejo donde se ve a Inda colar sus informaciones falsas? ¿Nadie se da por aludido y se siente idiota? Porque desde fuera yo sí veo mucho idiota que se cree lo que sea para satisfacer sus ganas de odiar. ¿Nadie tiene la más mínima autocrítica?¿Nadie ve agrietarse la democracia en esos gestos?
Y ahora me entero de que ETA ha vuelto. Varios días seguidos en los medios: ETA ETA ETA. Tras años de paz, aquí está de nuevo. ETA. El argumento del que no tiene argumentos. ETA ETA. El argumento-excusa. ETA ETA ETA. El argumento-hueso.
¿Por qué remover a los muertos?, dicen los partidos de derechas cuando se trata de la guerra civil. Pero los muertos de ETA ahí siguen.
ETA ETA ETA aunque el grupo terrorista se disolvió, todos los partidos vascos condenaron el terrorismo en sus estatutos y Bildu se sumó al minuto de silencio por Miguel Ángel Blanco. ¿Qué importa? Todos los que a mí me apetezca son terroristas. Los hechos no importan. Los otros son ETA ETA ETA. Como si eso significara algo más que ganas de odiar.
ETA es el chalé de Pablo Iglesias o aquella mariscada que se tomaron algunos de Izquierda Unida hace años y que aún me recuerda gente. Ladrones y corruptos frente a un chalé y una mariscada.
Sentir sale más barato que pensar, escuché ayer decir a alguien en la radio. Sentir no supone esfuerzo, pensar sí. Así que tenemos ETA para rato. Los supuestos enemigos de ETA son los que la mantienen viva. Y si no hay nuevos muertos, pues sacan los viejos.
Aunque ya huelan.