CASTELLÓ. Los expertos recomiendan establecer pautas para mejorar los hábitos de sueño y crear rutinas a la hora de irse a la cama dependiendo de la edad de los niños ante el cambio horario, que se producirá este sábado cuando habrá que retrasar una hora los relojes para adaptarnos al fin del horario de verano, según señalan desde el grupo Vithas. Al respecto, el doctor Fernando Baixauli, pediatra y especialista en salud del sueño de los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Castellón, advierte de que este cambio horario provoca, dependiendo de la persona, una mayor o menor adaptación física y mental ya que repercute en el ritmo circadiano de las personas.
"Cada uno de nosotros poseemos un reloj biológico que se encuentra ubicado en el centro del cerebro y que se ajusta con los cambios de luz solar incluso con algunos estímulos del entorno conectados con la alimentación y las rutinas diarias", señala. Así, este reloj interno regula un ciclo diario que afecta a los niveles de las hormonas y cuando cambia el ritmo de la luz externa puede afectar al organismo. Según el especialista "estos cambios dependerán de cada niño, pero en algunos sí que se pueden apreciar signos que se perciben y pueden ir desde un bajo rendimiento en las tareas del día que problemas de atención, irritabilidad, mal humor, cansancio, somnolencia, y que incluso pueden generar alteraciones en la vigilia del sueño".
Por esta razón, recalca que tener un hábito de sueño saludable y dormir las horas necesarias es "clave" para el crecimiento cerebral del niño ya que el gran desarrollo neuronal depende en gran medida de las sustancias que se segregan, como hormonas o proteínas, durante el sueño. Por ello, un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños. Así, para ayudar a minimizar estos tipos de problemas al dormir aconseja a los padres establecer rutinas diarias y regular a sus hijos la hora de acostarse. Lo ideal con este cambio horario es que la semana previa se prepare a los niños realizando un adelanto gradual a la hora de despertase y del resto de horarios del día, señala.
Las rutinas marcadas deben ser diferenciadas según la edad del niño en algunos aspectos. De este modo, cuando son bebés hay que acostarles despiertos en su cuna y con su elemento transicional como su peluche para que aprendan a dormirse solos, generar un ritual diario de higiene y alimentación a las mismas horas. Si el niño toma pecho, "las tomas nocturnas deben ser más cortas y sin luz ni otros estímulos", concluye.
Cuando son más mayores y duermen solos en su habitación, el ambiente para conciliar el sueño debe ser tranquilo, silencioso, oscuro y con una temperatura que no supere los 20 grados. El doctor Baixauli recalca que "es importante" que durante la tarde se eviten bebidas de cola, o chocolate y que la actividad física o deportiva del niño no se desarrolle justo en las horas previas a dormir. Por supuesto, recalca que el uso de la televisión para conciliar el sueño o la exposición de más de dos horas al día a una pantalla, son factores que favorecerán la vigilia.
Además, advierte de que el problema del sueño también afecta hoy en día a muchos adolescentes ya que se produce, por ejemplo, un retraso normal del inicio del sueño y se necesita dormir más que durante los años anteriores. "El adolescente que no duerme de 8 a 10 horas por la noche, no descansa lo suficiente, -afirma el pediatra-, está irascible, tiene difícil despertar y menor rendimiento académico (en las primeras horas de clase).
Para eso es clave evitar, una hora antes de dormir, videojuegos, estudio, móvil, internet y no usar la tele para dormirse, además no debe estar en su habitación, no consumir estimulantes como cafeína o cola y practicar ejercicio físico regular. "El objetivo educacional es sensibilizar al adolescente de la importancia que tiene dormir bien y suficiente", subraya.