VALÈNCIA. La primera jornada del debate de investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, se saldó con siete horas y media de sesión en el que el gran ausente -presente- fue el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Calificado como el "diputado silencioso" por parte del líder popular, el máximo dirigente socialista decidió no intervenir en el debate y delegar su participación, no en el portavoz del grupo, Patxi López, sino en el parlamentario y exalcalde de Valladolid Óscar Puente.
Una decisión -que el propio Sánchez declinó explicar en pasillos- que sólo puede entenderse como un signo de absoluta seguridad por parte del líder socialista de que los acuerdos pendientes con las distintas fuerzas de la Cámara Baja están encarrilados y su continuidad como presidente del Gobierno no corre peligro.
Al menos, es lo que indica la lógica. Más aún si se recuerdan las críticas generalizadas -y en especial de la formación socialista- cuando Feijóo decidió no acudir al debate a cuatro organizado por RTVE durante la campaña. Y yendo más atrás en el tiempo, rememorando la bochornosa y también muy criticada ausencia del Parlamento de Mariano Rajoy la aciaga tarde para el PP en la que prosperaría la moción de censura impulsada por Sánchez en 2018.
De esta manera, el líder del PSOE tomó la decisión de, como se dice hoy en día, hacer ghosting -ignorar cualquier intento de comunicación sin justificación- al candidato popular, lo que sin duda empobreció el marco general del debate. Incluso implica, y así lo denunció el PP, un desprecio hacia el proceso institucional -el encargo del Rey a Feijóo-, a la propia institución y a los ciudadanos que esperaban ver un debate de altura entre los dos primeros espadas de la política española.
Fuentes socialistas lo justificaban como una manera de ahondar en su tesis de que es el candidato del PP quien no ha respetado la institucionalidad al considerar que en las últimas semanas no ha tratado de avanzar en su investidura sino en organizar actividades más propias de la oposición como la reciente manifestación contra la amnistía.
Ahora bien, como se suele decir en política: si no ocupas un espacio, alguien lo hará por ti. Por ello, sólo con la certeza por parte de Sánchez de que no habrá nuevas elecciones puede comprenderse que este martes permitiera el protagonismo absoluto de Feijóo durante toda la jornada.
El candidato del PP decidió aprovecharlo: para empezar, con una intervención inicial de una hora y 43 minutos donde no sólo se dedicó a reivindicar ser el candidato más votado, a proclamar frases grandilocuentes y a criticar a Sánchez y las posibles condiciones de sus pactos con Junts y ERC, sino también a poner sobre la mesa un programa de gobierno, donde se comprometió, entre otras cosas, a un nuevo sistema de financiación autonómica el primer semestre de 2024. Es decir, Feijóo se tomó en serio el debate pese a conocer que no dispone de los apoyos necesarios para ser presidente del Gobierno: un discurso en líneas generales centrado que tendía la mano al PSOE y, al mismo tiempo, alejando en cierta medida a Vox.
La sorpresa saltó en la sesión de la tarde, cuando a las tres y media Francina Armengol llamó a la tribuna a Óscar Puente, el diputado elegido por el PSOE para responder al candidato a la Presidencia. Una maniobra con la que Sánchez parecía querer plasmar las críticas que desde su partido vienen vertiendo estas semanas sobre Feijóo por acudir a una sesión de investidura sin tener los apoyos necesarios.
La intervención de Puente estuvo repleta de ironías y chanzas al candidato del PP, más allá de algunos aciertos, como rebatir la tesis de Feijóo sobre la necesidad de que gobierne la lista más votada -un argumento caducado al que los populares deberían renunciar-. El tono del diputado vallisoletano dejó el campo libre para que el aspirante -"esto no es el Club de la Comedia", comenzó su réplica- pudiera seguir expandiendo sus argumentos, a los que añadió la pregunta: "¿Por qué Sánchez no quiere hablar?", y redoblando sus esfuerzos por liderar cada una de las discusiones.
En este sentido, Feijóo descartó agrupar las respuestas y se preocupó de contestar a todos los grupos después de cada intervención -excepto a Junts y ERC, que lo hizo conjuntamente aunque con referencias explícitas a sus portavoces-, un esfuerzo sostenido que le permitió ofrecer una imagen de regularidad a lo largo de la sesión. Es más, también encontró momentos, especialmente frente a los intercambios con los diputados de Sumar -tampoco salió al ruedo Yolanda Díaz-, para destilar un humor gallego que por momentos recordó a Rajoy.
Aunque el tono entre Santiago Abascal y Feijóo fue cordial, se produjeron reproches mutuos entre ambos durante sus respectivas intervenciones. El primero, pese a garantizar su apoyo, criticó que el PP no hubiera respaldado sus dos mociones de censura o sus intentos de acercamiento al PSOE.
Por su parte, Feijóo resaltó las diferencias que mantiene su partido con Vox en materias como el sistema de las autonomías, las lenguas cooficiales o la vocación europeísta, además de culparle del "fraccionamiento del centro derecha" ante las elecciones generales del 23J, un hecho del que Abascal responsabilizó a "la demonización de Vox, alentada por la izquierda y amplificada por las cabeceras mediáticas del centro derecha y por alguno de sus portavoces".
Marta Lois, portavoz de Sumar, fue la que encabezó el debate por este grupo con una defensa de la amnistía que respaldaron otros de sus compañeros recordando la aplicación de esta prerrogativa por parte de gobiernos del PP.
Además, mostró una imagen de los artífices de la Constitución -la Carta Magna fue uno de los hilos conductores de Feijóo a lo largo de la jornada- y señaló: "En esta foto hay nacionalistas. Su problema es que no hay ninguna fuerza que estuviera representada en esta imagen con la que usted hoy pueda hablar".
Por su parte, el candidato del PP, además de recordar la polémica de la "ley del sí es sí", ironizó sobre los resultados menguantes desde Podemos hasta Sumar y se entretuvo hurgando en los desencuentros entre ambas formaciones, llegando a bromear sobre el sentido del voto de los diputados de la formación morada si aprovechara su discurso para decir que Irene Montero repetiría como ministra en un futuro gobierno. "Al principio habría alguna risa, por lo que veo hoy bastante silencio, pero si siguiese con mi discurso con naturalidad, alguna sonrisa se helaría rápidamente. Se cruzarían miradas, mensajes, whatsapps. ¡Uy, los cinco votos de Podemos!", ironizó.
También fue animado el debate con las formaciones independentistas. Al margen de cruces de datos sobre la situación económica de Cataluña, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián indicó que la solución al conflicto en Cataluña pasa por votar: "Una amnistía por el 1-O debe sentar las bases para que se produzca un nuevo 1-O". Por su parte, la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, aseguró que si hay acuerdo debe ser "histórico" y repasó las condiciones que puso Carles Puigdemont encima de la mesa para investir a Pedro Sánchez.
Fue aquí cuando Feijóo, emplazó a Sánchez a aclarar si concederá la amnistía y habrá referéndum. "Pedro Sánchez no quiere responder", sentenció, pero vaticinó que en breve sabrán "quién miente", si los independentistas o el candidato socialista; para recomendar a ERC y a Junts que no crean en las promesas del líder del PSOE.
"Señor Sánchez, después de escuchar al señor Rufián, ¿amnistía sí o no? ¿Referéndum sí o no? ¿Volver a declarar la independencia de Cataluña sí o no?", concluyó, interpelando a Sánchez y cosechando un fuerte aplauso de la bancada del PP.
Con esta discusión concluyó la jornada que se reanudará este miércoles a partir de las 9 de la mañana con el resto de grupos en liza y con una votación que se espera para la una del mediodía.