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vals para hormigas / OPINIÓN

Feria sin libros

10/05/2023 - 

Les voy a confesar que no sé si visité la Feria del Libro de Alicante el lunes pasado. Sí estuve en la plaza Séneca, sí que vi las casetas. Sí saludé a unas cuantas personas relacionadas con el sector. Y sí que, supongo, se estaba celebrando algún tipo de evento cultural en las instalaciones de la antigua estación de autobuses. Pero feria del libro, lo que se dice feria del libro, yo no vi ninguna. Y dado que la publicidad que el Ayuntamiento de Alicante dedica a estas cosas consiste en el susurro de una ameba, pues tampoco les sé decir si es que tengo que estar más atento a las cosas que ocurren en mi ciudad. Otra confesión, sí, he de estar más atento. Pero hasta en mi ferviente desarraigo creo que siento más respeto por esta ciudad que lo que ha demostrado el concejal de Cultura que nos dejará en un par de semanas, Antonio Manresa.

Hasta dos personas con las que me crucé, ya les digo, buenas conocedoras del paño, me dijeron que no se podía caer más bajo. Pasa como con las películas. Las hay tan malas que hasta te hacen gracia y acabas cogiéndoles cariño. Hay otras tan supinamente malas, que dejan de hacer gracia y producen hastío, desgana, derrota. Es lo que ha sucedido con esta feria, que tanto el antiguo presidente de los libreros, José Antonio López Vizcaíno, como, sobre todo, Manresa, se empeñaron en convertir en un mercado de valores. El edil también lo ha aplicado al Castillo de Santa Bárbara, es lo que sucede cuando la cultura recae en alguien que la odia. O, como mínimo, que no la entiende. A ver, lo repetimos una vez más, por si cala el discurso. La cultura institucional no tiene que ser rentable. Es una inversión que se ejecuta para que los ciudadanos accedan a ella y, por tanto, ganen en bienestar. En la cultura pública, se fija un presupuesto, para el evento, para sus instalaciones y necesidades y para publicidad, y se gasta. No hay por qué sacar beneficios. Ni siquiera tendría que hacerse un balance de resultados.

Si no fuera porque tengo cosas mucho más interesantes en las que ocuparme, como doblar calcetines o perseguir mosquitos a medianoche, me encantaría reunirme alguna vez con Manresa para que me explicara qué pretende. Por qué se organiza un acontecimiento que, en efecto, también tiene que ver con el apoyo al comercio local, apretando las clavijas de los bolsillos de los propios comerciantes locales. No tiene sentido cobrar lo que se cobra por caseta y defender que alguno de los libreros presentes -dos, porque el resto, o no lo son o son institucionales o grandes superficies- pueda rentabilizar el gasto vendiendo libros en una feria que ni siquiera se ha promocionado. La sensación de dejadez, de abandono, de desprecio que se vivía en Séneca es incompatible con una actividad, la lectura, que estimula el cerebro y los sentidos. Me consta que el alcalde, Luis Barcala, es buen lector, aunque no parece preocuparle demasiado el asunto. Pero sospecho que Manresa, para quien por primera vez pido una buena puerta giratoria que lo aparte del servicio público, solamente ha leído algún manual de autoayuda para emprendedores. Autoeditado, claro. Que alguien vuelva a tomar en serio lo de la feria del libro, por favor.

@Faroimpostor

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