CASTELLÓ (EFE). La organización ecologista Greenpeace ha afirmado este martes que la Comunitat Valenciana empezará a perder playas en los próximos diez años, que el 64,8 % de las playas han visto disminuir su extensión en la última década y que, si no se frenan las emisiones de CO2 para 2030, el mar subirá 12 centímetros en el Golfo de Valencia, lo que supondrá que las playas pierdan una docena de metros de ancho.
En la presentación del informe "Crisis a Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral ante los riesgos de la emergencia climática", Greenpeace ha asegurado que no hay región costera española, "y la Comunitat Valenciana no es una excepción, que no esté expuesta a riesgos por exceso de urbanización e infraestructuras, contaminación, la construcción de barreras artificiales (como diques, espigones, paseos marítimos o puertos deportivos), el despilfarro de recursos naturales y el encauzamiento, soterramiento y desvíos de cauces fluviales".
Todas estas actuaciones han provocado desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, lo que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral.
El 64,8 % de las playas de la costa valenciana han visto disminuir su extensión en la última década. La más afectada es la costa de Valencia, mientras que en Castellón solo el 18,8 % está libre de afectaciones, y en Alicante el 43 % de sus playas presenta un severo retroceso.
A estas malas prácticas hay que sumar las debidas específicamente al cambio climático: la subida del nivel del mar, el aumento en frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos extremos (como olas de calor, sequía, lluvias torrenciales, temporales, huracanes, incendios e inundaciones), el incremento constante de la temperatura de mares y océanos y la pérdida de oxígeno disuelto en el agua, que dispara de forma exponencial los riesgos.
La subida del nivel del mar, según las previsiones de la NASA, ocasionará la pérdida de playas en la totalidad del litoral. Cabe recordar que, según la regla de Bruun, de media se estima que por cada centímetro que suba el nivel del mar, la costa retrocederá un metro.
La NASA ha estimado que, tras Barcelona y el Golfo de Cádiz, la costa valenciana será la más afectada. Si no se frenan las emisiones de CO2 para 2030, el mar subirá 12 centímetros en el Golfo de Valencia, lo que supondrá que las playas pierdan una docena de metros de ancho.
Los puntos más afectados serán Moncofa, El Grao de Castellón, Nules, Xilxes y Els Estanys d’Almenara, en Castellón; Marjal dels Moros, Puçol, El Saler, L’Albufera, El Perellonet, El Perelló, Tavernes de Valldigna y Gandia, en Valencia, y en el Parque Natural de la Marjal de Pego-Oliva, Santa Pola y Torrevieja, en Alicante.
Además, el agua más caliente se evapora más y esto provoca la formación de DANAs y ciclones más potentes y peligrosos, aumentando los daños por inundaciones. En la costa de Alicante ya están identificados los tramos de costa en mayor situación de riesgo frente a los temporales: Guardamar, Santa Pola, El Pinet de Elche, la Playa de San Juan y de Muchavista, la zona de Les Marines y Les Deveses en Dénia.
La responsable de Costas de Greenpeace España, María José Caballero, ha manifestado: "durante décadas hemos deformado la costa a nuestro antojo, pero eso ya no funciona más. Ya no llegamos a anticiparnos al problema, porque ya está aquí, pero las soluciones tienen que ponerse en marcha con urgencia. Todo retraso resultará en mayores costes económicos y humanos".
A pesar de los claros avisos que reclaman precaución, "el afán urbanizador sigue presente en normativas y proyectos", según indican desde Greenpeace. El anteproyecto de ley de Protección y Ordenación de la Costa Valenciana plantea acabar con la protección de las 7.500 hectáreas de costa que todavía permanecían sin urbanizar y rebajar de 1.000 a 500 metros la distancia a la línea de costa de la construcción de viviendas.
Los planes de construcción siguen tratando de llenar de cemento y ladrillo los pocos espacios que quedan sin urbanizar. Varios de estos proyectos han sido denunciados ante la Comisión y el Parlamento Europeo recientemente, como el PAI de Cala Mosca (Orihuela), el PAI de la Serreta (La Nuncia), el PAI Medina de Llíber en la Marina Alta (Alicante) o el PAI del Puig.
Esta desprotección afectará a los planes urbanísticos de Torreblanca Golf, Playa del Puig, Bega de Cullera, el Brosquil, Mareny de Tavernes, Rafelcaid en Gandia y Cala Mosca en Orihuela, que suponen la construcción de 18.000 nuevas viviendas en el litoral valenciano. La turistificación también afecta a la ciudad de València especialmente.
La entidad asegura que es urgente hacer frente a estos riesgos y apuntan que tan solo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo.