CASTELLÓ. El grupo gastronómico La Guindilla no cesa en sus planes de expansión. En esta ocasión, el entramado empresarial comandado por José Romero aterrizará en Vila-real, donde se ha hecho en los últimos días, tras varios meses de negociaciones, con dos de los locales que componen las tascas de la localidad: los que hasta ahora ocupaban Quesomentero y Mala Gossa, que reconvertirá en un proceso del que no detalla la inversión.
Siempre bajo su sello personal, Romero dará un giro a los locales para ofrecer restauración en ambos a través de un nuevo concepto gastronómico "basado en la street food". Así, el local donde antes estaba Quesomentero pasará a denominarse Pico de Gallo y ofrecerá productos de "cocina sin fogones, al estilo de Crû Vinería, que tanto éxito está teniendo en Castellón", apunta el empresario.
El dueño de Quesomentero, Alberto Javier Santos, por su parte, remarca a Castellón Plaza que "no se trata de una absorción", sino del alquiler, por parte del Grupo La Guindilla, del local que había regentado hasta ahora en esta zona de Vila-real.
En cuanto al otro local, hasta ahora regentado como una tasca con buena parte de su actividad en la calle, además de mantener este sentido, Romero ofrecerá gastronomía de vanguardia claramente marcada por Asia, "sobre todo yakitori y baos", estos últimos una especie de bocadillos del Lejano Oriente "que están teniendo mucho éxito desde que han llegado a España".
Además de estos y otros productos, pensados para comer de pie en la planta baja del local, Romero dará un impulso al establecimiento con un restaurante en la segunda planta "para entre 25 y 30 comensales" y un reservado en la tercera para otra quincena de clientes. En ellos se podrá disfrutar de una cocina más elaborada y una carta más amplia. Toda una reconversión para un nuevo concepto gastronómico que pasará a denominarse La Fábrica Moritz en referencia a lo que en sus orígenes fue el edificio.
Con todo ello, a partir de octubre, cuando reabrirán ambos, Grupo La Guindilla sumará dos nuevos establecimientos, los dos primeros de Vila-real, a la decena con que ya cuenta en Castelló y Benicàssim.