Pobrecitos contribuyentes, no saben la que les espera. No ha terminado 2020 y Hacienda pide legislar para entrar en nuestros domicilios, no les vale con las notificaciones, requerimientos, inspecciones y paralelas, ahora hay que llevarlo un paso más allá, quieren revisar dentro de nuestros domicilios y ver que nuestros ingresos se corresponden con nuestro ajuar. Una versión revisada y mejorada de la “patada en la puerta” de la ley Corcuera.
Es imposible hablar bien de Hacienda, cada día lo ponen más difícil. Al parecer, al director general de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, le parece un tremendo atraso esto de tener que pasar por un juez y abrir una vía penal para entrar a registrar un domicilio, que las cosas de Hacienda son cuestiones administrativas y judicializar lo retrasa todo mucho.
El trato al ciudadano por parte de la Administración Tributaria española deja mucho que desear desde hace tiempo. No es una opinión, lo dice el Tribunal Supremo en sus sentencias. Lo peor es que a nuestros políticos la idea les va a hacer ilusión, le pondrán un nombre rimbombante dentro de la lucha contra el fraude fiscal, demonizarán a alguien, nos hablarán de lo mucho que se recauda Europa y de la armonización fiscal (otrora subida de impuestos). Un cañón más para cazar hormigas.
"El trato al ciudadano por parte de la Administración Tributaria deja mucho que desear. No es una opinión, lo dice el Tribunal Supremo en sus sentencias".
Nacemos marcados con la letra escarlata. Si querían una distopía de esas que ahora están tan a la moda ya la tenemos, que entren si quieren en casa, les podemos dejar la leche y las galletas como a los Reyes Magos, y por favor, cierren al salir, con llave, no vaya a ser que luego entre alguien a robar.
Van a tener que darle muchas vueltas en Hacienda y, en general, nuestros gobernantes a esto de los impuestos, su recaudación y la forma en la que ellos se lo gastan. El sistema tributario español es complicado, tremendamente complicado. Por aportar un dato, Hacienda publica todos los años un manual, una guía para hacer la renta y el patrimonio. El del año 2019, que está disponible en su web, tiene 1.322 páginas (ni letra grande ni doble espacio). Podemos hacer apuesta sobre la cantidad de gente que sabe de su existencia y de los que por algún casual se la han descargado o leído, de la comprensión lectora ni hablamos, es más probable entender un manual de física avanzada.
"recomendaría incluir como lengua vehicular para todo el territorio el fiscalín, y ya no tendremos problemas para entender que un derecho es un impuesto con la cara lavada".
Personalmente recomendaría incluir como lengua vehicular para todo el territorio el fiscalín, ya no tendremos problemas para entender que un derecho es un impuesto con la cara lavada. Así, desde temprana edad nos vamos familiarizando con conceptos como el Hecho imponible, que vendría a ser el big ban, momento inicial de expansión en el que se pierde la inocencia y a partir del cual, hagas lo que hagas pagas, excepto por respirar, pero cuidado con esto último, que la Constitución no dice nada y podemos entender que existe un vacío legal, pueden considerar que el acto de respirar genera valor y es susceptible de ser gravado.
Con fiscalín los jóvenes, que tan graciosamente reclaman su paga semanal para gastárselo en lo que consideren oportuno, sabrán que tienen que ir al Registro y liquidar el Impuesto de donaciones correspondiente, otra cosa es que nuestros gobernantes consideren este hecho impopular y no entren a tocar las narices.
Pero cuidado, si la paga está por encima de la media y la prole os ha salido frugal, en uno de esos registros domiciliarios sin previo aviso, igual van a encontrar demasiado dinero en su hucha y nadie se va a creer que ese dinero era legal ya ha tributado.
"El impuesto de sucesiones se parece a un rescate, pagas por algo que te pertenece pero que lo retiene el Estado".
Con el paso de los años, ya más maduros y con muchas más responsabilidades, habiendo estudiado fiscalín, entenderemos mucho mejor el derecho a la propiedad del que tanto oímos hablar y que figura como uno de los grandes indicadores de calidad democrática internacional. En nuestro país (y en otros), el derecho a la propiedad es temporal y discrecional, es decir, mientras lo pagues, vivas y si al Estado no le hace falta, expropiaciones y nacionalizaciones estratégicas mediante (seguro que con su preceptivo comité de expertos), en caso de muerte, tu propiedad, que debería pasar naturalmente a tus herederos, lo hará previo pago del impuesto de sucesiones. El impuesto de sucesiones se parece a un rescate, pagas por algo que te pertenece pero que lo retiene el Estado por alguna causa que no alcanzo a entender. Normal que Hacienda quiera entrar en nuestros domicilios sin previo aviso, es solo cuestión de tiempo que la casa sea suya.