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tribuna libre / OPINIÓN

Identidad y cambio: navegando la libertad educativa en la Comunitat Valenciana

7/05/2024 - 

En un estilo que evoca las narrativas entrelazadas y reflexiones profundas sobre la identidad y la memoria, el análisis de la propuesta legislativa para la regulación de la libertad de enseñanza pública en la Comunitat Valenciana, nos invita a contemplar no solo los aspectos legales y administrativos, sino también el alma misma de una sociedad que se debate entre sus tradiciones lingüísticas y el impulso hacia el futuro.

En primer lugar, nos encontramos con una disposición que otorga a las familias el derecho a participar en la elección de la lengua base de los centros educativos. Una medida que a primera vista parece ampliar los horizontes de la libertad personal. Sin embargo, bajo la superficie, yacen preocupaciones complejas: ¿Cómo equilibrar esta libertad con la garantía de cohesión social y el respeto por la diversidad cultural? 

La elección de la lengua de enseñanza no es solo una cuestión de preferencia personal; es también un acto que resuena en el corazón de la identidad colectiva. La propuesta también contempla la certificación automática de niveles de valenciano, en un intento de popularizar la lengua y reconocer su valor no sólo como medio de comunicación, sino también, como un vehículo de cultura y tradición.

No obstante, surge la interrogante sobre el impacto real de tal política en la práctica de la enseñanza, y la posible percepción de esta medida como una imposición, en lugar de un estímulo. Los esfuerzos para garantizar la conciencia sobre ambas lenguas cooficiales, además del inglés, reflejan la conciencia de la globalización y la importancia de preparar a los jóvenes para un mundo interconectado. 

Esta disposición resuena con la idea de que las lenguas son puentes hacia otras culturas, otras formas de entender el mundo. Y aún así, persiste el desafío de ¿cómo implementar esta visión, sin perder de vista la riqueza local misma?

La posibilidad de volver a introducir exención del estudio del valenciano en determinadas circunstancias, demuestra que cualquier política educativa que apunte hacia la inclusión debe ser lo suficientemente flexible. Sin embargo, este aspecto de la ley también plantea dudas sobre la coherencia de los objetivos educativos y sobre cómo estas excepciones pueden afectar la integración y la igualdad de oportunidades.

Este análisis, al estilo de quien profundiza en los niveles más íntimos de nuestra coexistencia y nuestras elecciones, revela que más allá de la superficie de los artículos y disposiciones lo que está en juego es la visión de una comunidad sobre sí misma, y sobre cómo desea proyectarse hacia el futuro.

Todos los aspectos de esta ley nos invitan a reflexionar sobre los valores que queremos transmitir a las nuevas generaciones: el respeto por la diversidad, el compromiso con la inclusión, y la apertura hacia el aprendizaje y el entendimiento mutuo.

Podemos decir que la propuesta de Ley de Libertad Educativa que navega en la Comunitat Valenciana, tiene repercusiones significativas en su búsqueda de   equilibrar la autonomía y la igualdad entre el valenciano y el castellano en el sistema educativo.

Por lo tanto, en la tela de esta ley se entretejen las esperanzas y los desafíos de una sociedad que intenta encontrar su camino, equilibrando la riqueza de su patrimonio cultural, con las exigencias y necesidades de un mundo en constante cambio. 

Es de tener presente, que el núcleo más profundo de la educación no está sólo la transmisión de conocimientos, sino que también implica la siembra de semillas para un futuro en el que el diálogo y el entendimiento mutuo se conviertan en los verdaderos pilares de la convivencia, lo que garantizará un mundo mejor.

Pedro Adalid es doctor en Educación y profesor universitario de Políticas de Calidad Educativa y Planes de Mejora

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