El grupo de origen cántabro presenta su cuarto álbum, IV el próximo 29 de mayo en Los Conciertos de La Pérgola. Actuarán junto a los valencianos Yo Diablo
VALÈNCIA. En su perfil de Instagram se presenta como “descompositor”. En otros sitios aparece como titulado Superior en la especialidad de Composición en el Centro Superior de Música del País Vasco; como músico de sesión de batería, bajo, guitarra y teclados, y como propietario, ingeniero y productor de Bregel Estudios. Sobre todo, Íñigo Bregel es conocido como el principal compositor y cantante de Los Estanques, la banda de “pop progresivo psicodélico” que nos dejó ojipláticas con su LP de debut -Contiene Percal-, autoeditado en 2017. Todo lo que ha publicado el cuarteto de origen cántabro desde entonces los sitúa sin ningún tipo de dudas como uno de los grupos nacionales que mejor ha sabido trasladar a nuestro tiempo el espíritu de la música psicodélica de los años sesenta y setenta del siglo XX.
No están solos en esa tarea. Puede que este subgénero no ocupe tanto espacio mediático como el trap o el bedroom pop -o como hace cuatro años el garage rock-, pero debemos recordar que la psicodelia -en toda la amplitud de su significado- siempre ha contado una escena muy interesante en España. Sobre todo en el underground, que es donde está todo (menos el dinero).
Unos van y otros desaparecen -recordemos, por ejemplo, a los madrileños Lüger en los dosmiles, ese torbellino brutal de rock progresivo, kraut y lisergia-, pero siempre hay alguien manteniendo viva la llama. Los Estanques han edificado su fama de “supergrupo al que no puedes perderte” gracias sobre todo al boca-oreja. Es uno de esos grupos que suelen recomendarte otros músicos. Ellos han preferido mantenerse como grupo Do It Yourself -se graban y producen ellos mismos, diseñan sus portadas y autoeditan sus discos para evitar que nadie les diga lo que tienen que hacer. “No queremos sello. Sabemos lo que conlleva, y además no hemos encontrado ninguno que se ajuste a lo que queremos, que básicamente es controlar todo. Por el momento no tenemos razones para cambiar. La banda va bien; la gente lo escucha y tenemos muy buen feedback”, nos explica Íñigo en esta entrevista previa a la presentación en València de su cuarto álbum, IV (Inbophonic, 2020).
Será el sábado 29 de mayo en Los Conciertos de La Pérgola, antecedidos por el dúo valenciano. Por cierto, que el guitarrista y cantante Marcos Zoso y el batería Victor Vila basarán su set en las canciones de su próximo LP, que todavía no se ha grabado. Temas más luminosos y melódicos que se escapan del estilo rockabilly de sus inicios.
Qué nos gusta de Los Estanques. Para empezar, el hecho de que, a pesar de tocar sus instrumentos con destreza técnica y de echarle muchas horas a la fabricación de un tema, no suenan como unos empollones. La rigurosidad que entrevemos en el fondo de las canciones se compensa con una actitud espontánea, disfrutona y con un punto macarra-cañí. Sus videoclips y sus directos también nos lanzan el mismo mensaje: “Hemos venido aquí a divertirnos”. Y eso es muy importante. “En nuestra música hay un 50% de pico y pala y meticulosidad, y 50% de fluidez y espontaneidad. Muchas de las ideas que aparecen en las canciones surgieron durante improvisaciones en el local. Por otra parte, intentamos grabar a una sola toma. No nos mola editar demasiado”.
Y sí, son un grupo de pop psicodélico -con mucha carga de rock progesivo, sobre todo en los discos anteriores-, pero contienen las digresiones habituales en el género. Sus canciones rara vez superan los tres minutos. Esto, claro está, no es casual. “Es un reto concentrar toda esa psicodelia en dos o tres minutos. Pero nos sentimos muy cómodos en el formato de canción de pop. Queda mucho por explorar ahí dentro”, apunta Íñigo, quien fue miembro también de la banda santanderina de rock progresivo Crayoláser.
Él es, por el momento, el único miembro de la banda que vive ya exclusivamente de la música. Pesa sobre él el mayor peso compositivo y el de la grabación y producción, aunque insiste en que los cinco componentes del grupo tienen voz en todas las decisiones. Bregel decidió dejar su trabajo como profesor de piano y composición en una academia para centrarse en su música -también toca con músicos de jazz y blues- y en producir a otras bandas. Algunos dicen que es una especie de joven genio. Hasta el “Zappa millenial” lo han llegado a llamar en algún medio. Pero mejor dejemos las hipérboles a Garcilaso de la Vega.
La psicodelia es una de las etiquetas sumamente elástica. Es un “chicle” que podemos estirar hacia al pop, al rock progresivo, al hard rock, al jazz, al tropicalismo, el funk… Todo le va bien. Y sí, es un género principalmente asociado a las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, pero que se amolda con muchísima facilidad al paso del tiempo. “Nosotros no elegimos tocar psicodelia como homenaje o como revival -apunta Bregel-. Tenemos cosas que decir. Nos gustan mucho los sonidos añejos, pero siempre mirando hacia el futuro, con la intención de llegar a lugares nuevos”.
En la música de Los Estanques encontramos muchas pistas de la diversidad de intereses musicales de la banda. Por ejemplo, la música clásica. “Tengo mucho que agradecer al Conservatorio por abrirse las puertas a la música clásica. No la oigo ahora tanto como me gustaría, porque estoy siempre muy enrollado en los proyectos que tengo entre manos, aunque siempre saco algún ratito. ¿Mis preferidos? Diría que la “Santa Trinidad” que forman Stravinski, Ravel y Bartók. Aunque podría decir también a Liszt o a Berlioz”.
Le pedimos echar un vistazo al legado psicodélico-progresivo de los años sesenta y setenta en España, del que toman mucha influencia. Nos cuenta Íñigo que les hubiese encantado coincidir en el tiempo con Vainica Doble (lo que no nos extraña. ¿Es quizás su canción “Flor de limón” un homenaje al mítico dúo formado por Gloria van Aerssen y carmen Santonja?). También cita a C.R.A.G. [Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán], aunque ese sueño ya se realizó hace unos años. “Tuvimos el honor de tocar con ellos, y la verdad es que fue la leche. Son una de nuestras principales influencias dentro del panorama nacional”. “Hubiera estado bien conocer en su época a Los Canarios y, ya metiéndonos en en el rock progresivo de los setenta, hay bandazas como Azahar”.
“Ahora mismo tenemos en España un panorama musical muy bueno en lo que respecta a la psicodelia. Aquí en València tenéis a Alberto Montero, que nos flipa y tiene temas con los que nos sentimos muy identificados. También con el compositor madrileño Malcom Scarpa, que anda ya medio retiradillo, pero ahí están sus temas para el disfrute de todos. Alien Tango es otro grupo de ahora que lo revienta. O también Ombligo, un grupo de Madrid que es un poco más folkie balcánico, pero con toque psicodélico. El guitarrista de Ombligo acaba de sacar un grupo que se llama Gil!pojazz, con toques progresivos y psicodélicos, que también me gusta bastante. Hay que buscar un poco, eso sí, porque es verdad que no es el tipo de música que más a la luz del día está. Pero si te sumerges un poco en las tiendas de discos y en internet, acabas encontrando joyitas”.